Cultura

Libro recopila reflexiones de Gabino Barreda

La colección Cien del Mundo de Conaculta publica 'Opúsculos, discusiones y discursos'

CIUDAD DE MÉXICO (22/SEP/2015).- El pensamiento de Gabino Barreda (1818-1881), educador y filósofo mexicano que trajo a México el positivismo, ha sido reunido en el libro "Opúsculos, discusiones y discursos", publicado en la colección Cien del mundo, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes ( Conaculta).
 
Gabino Barreda nació en Puebla y realizó estudios de Derecho, Química y Medicina. Combatió durante la ocupación estadounidense del territorio mexicano y fue hecho prisionero en la batalla de Molino del Rey.
 
En 1851 viajó a París, donde fue discípulo de Auguste Comte; a su regreso se dedicó a la enseñanza. Ejerció la Medicina durante el imperio de Maximiliano y una vez instaurada la República formó parte de la comisión que elaboró la Ley Orgánica de Educación Primaria que la establecía como obligatoria, gratuita y laica.
 
Fundó la Escuela Nacional Preparatoria y fue su director de 1867 a 1868.
 
Su formación lo llevó a crear la Asociación Metodófila, encargada de introducir el positivismo en México, que se convertiría en la doctrina oficial tanto de la educación como del Estado.
 
Entre sus publicaciones se encuentran "De la educación moral y Oración Cívica", obra con la cual inicia este libro y en la cual se plasma su inquietud sobre la necesidad de la formación moral y ética de los ciudadanos.
 
Gabino Barreda argumentaba que la moral tiene bases científicas en la fisiología, que entonces concluía ya que somos seres movidos por instintos, por tendencias innatas que nos inclinan hacia al bien y al mal.
 
A la solicitud de los buenos instintos se le llama conciencia, esto demostraría que la moral no es un privilegio que resulta del contacto con una religión. No es cuestión de rituales o creencias.
 
El problema, decía, es cómo fortalecer este instinto positivo, y para ello proponía una gimnástica moral.
 
Al anterior opúsculo le sigue "Algunas ideas respecto de la instrucción primaria" que fueron presentadas para promover lo que pudiese ser útil para difundir la ilustración en México.
 
En la segunda parte, Barreda explica el método que debía seguirse para hacer posible la educación, pues no es cosa de abrir escuelas, sino de saber cómo hacer apetecible y real el conocimiento en los niños.
 
Para ilustrar, afirmaba, no sirven la amenaza ni el castigo, ni quedarse en el mero ejercicio de la memoria, porque esto último hace creer que nada hay que hacer y que no queda sino aprender lo que ya otros hicieron.
 
Debe educarse en el cultivo moral, pero igualmente hay que cultivar intelectualmente, "allí todo se debe estimular, ejercitar", señalaba Barreda.
 
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