Cultura

Les chausseurs de rèves riegan su magia por la Plaza de la Liberación

Con su espectáculo 'Les Oiseaux' cerraron la jornada del domingo del Circo contemporáneo de animación de la décimo quinta edición del Festival Cultural de Mayo

GUADALAJARA, JALISCO (20/MAY/2012).- Los tapatíos apenas estaban deshaciendo los cercos, recuperando la energía desperdigada durante los eventos amenizados por Duo Hoops y de Colectif las Güeras que los dejaron sobrecogidos cuando unos ya preguntaban a qué hora comenzaba el "espectáculo de los zancos".

A las 21:20 horas, de la Sala de Cámara del Teatro Degollado, salieron dos gigantescos y luminosos pajarracos manipulados por dos personajes montados en zancos y ataviados con coloridos vestuarios cuyos plumajes les coronaban la cabeza, los hombros y parte del cuello. Dirigiéndose lentamente rumbo a la Plaza de la Liberación, los acompañaba una mujer que con movimientos ágiles cantaba y bailaba, toda vez que les abría el paso. Se trataba de Les chausseurs de rèves (Cazadores de sueños), que con su espectáculo Les Oiseaux cerrarían la jornada del domingo del Circo contemporáneo de animación de la décimo quinta edición del Festival Cultural de Mayo.

Destinado a espantar las pesadillas y transformarlas en plácidos sueños, los artistas ofrecieron un regocijo visual a los tapatíos con su exuberancia poética y realismo folclórico que duró alrededor de 40 minutos.

Adriana Flores, estudiante de la Licenciatura de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara, llegó a la Plaza de la Liberación alrededor de las 20:40 horas. Con un fresco vestido azul, miró algunos espectáculos que ya llegaban a su fin; preguntó por las mercancías que se ofrecían en la planta del sitio. Luego se unió al torrente de personas que siguió a los zanqueros por toda la plaza.

El recorrido por la plaza provocó que las madres pugnaran por cuidar bien a sus hijos que emprendían la carrera y se metían entre la multitud móvil. Los inmensos pájaros seguían con su camino y dejaban una estela humana que los seguía con cámara en mano.

Les chausseurs de rèves interactuaron con los presentes. Las aves les acercaban los picos metálicos para que los más pequeños los acariciaran. Cuando los pajarracos emprendieron la vuelta al lugar de donde salieron, los tapatíos, agradecidos, les regalaron una lluvia de aplausos y se tomaron algunas fotografías con ellos.

EL INFORMADOR / GONZÁLO JÁUREGUI
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