Cultura
'Latinoamérica en tránsito' nuevo libro de Andrés Neuman
La radiografía surgió del recorrido que tuvo que realizar para promocionar su anterior libro 'El viajero del siglo'
Andrés Neuman recorrió el año pasado diecinueve países para promocionar su novela "El viajero del siglo", merecedora del
Premio Alfaguara, y, para no volverse loco, decidió reflejar sus impresiones en el libro "Cómo viajar sin ver", una radiografía del estado actual de Latinoamérica.
"He tratado de captar ráfagas de cada país y de concentrar en pocos días la esencia, el misterio o el conflicto de cada lugar", decía hoy, en una entrevista con Efe, Andrés Neuman, que reside en la ciudad española de Granada (sur) desde los catorce años y que, por tanto, sabe lo que es tener "doble nacionalidad y doble extranjería", como a él le gusta decir.
Subtitulado "Latinoamérica en tránsito", el nuevo libro de Neuman (Buenos Aires, 1977) está contado por "un testigo que es y no es latinoamericano, que es y no es español", y por alguien que trató de acercarse a cada país "como si fuera la primera vez" que los visitara.
"La idea era mirar con asombro y observar con avidez", comentó Neuman, visiblemente satisfecho por haber ganado hace dos semanas el Premio de la Crítica española por "El viajero del siglo", una novela que "se está traduciendo a varios idiomas".
Neuman es joven pero ya conoce "el síndrome de las giras promocionales" que padecen los escritores cuando viajan de una ciudad a otra para hablar de sus libros y, mientras tanto, dejan de escribir.
"Esa contradicción es la que más daño te hace cuando estás de gira. Lo más duro era sentirte un impostor. Estabas posando de escritor las 24 horas del día y no había un solo momento en el cual hicieras lo que debe hacer un autor: leer y escribir", afirmó Neuman.
Por eso se le ocurrió tomar notas "literalmente al vuelo". "Si viajaba volando, así debía escribir. Si iba a pasarme meses en aeropuertos, hoteles, lugares de paso, lo verdaderamente estético sería aceptar ese punto de partida y buscarle su propia literatura", señala Neuman en la introducción de "Cómo viajar sin ver", publicado por Alfaguara.
El diario que escribió resultó "muy aliviador". "Se trataba de buscar imágenes lo más intensas posible, reproducir conversaciones lo más elocuentes posible y narrar situaciones lo más disparatadas e inesperadas posible". Y todo ello con humor y fina ironía, indicó este poeta, novelista y ensayista, que también es comentarista de varios periódicos españoles.
Desde Buenos Aires a San José, pasando por Lima, Quito, La Paz, Caracas, Bogotá, Miami y otras muchas ciudades latinoamericanas; siempre de aeropuerto en aeropuerto, de hotel en hotel, de taxi en taxi y de librería en librería, porque uno de los aciertos de "Cómo viajar sin ver" es que el autor se hace eco de los escritores y cineastas jóvenes de cada país para reflejar el presente, "cuanto más rabioso mejor".
En realidad, el viaje que hizo Neuman "era como una versión brutal de esos viajes programados, de la modalidad más habitual del turismo contemporáneo".
"¿Qué se ve cuando no se ve? ¿Qué se aprende de un lugar cuando sólo conoces los no lugares, cuando sólo estás en restaurantes turísticos, en taxis, en recepciones de cadenas de hoteles? Cuando estás en esas ciudades, ¿de verdad el país no te está emitiendo señales? Lo cierto es que sí", aseguró Neuman.
En Santo Domingo, "lo primero que te ofrecen es lustrarte las botas; vas a Miami y te encuentras con que el sindicato de lavanderos afroamericanos no trabaja los fines de semana". Y en Caracas, "cuando vas en taxi a ciertas horas, los taxistas sienten miedo y hablan de "ellos" (los indigentes) como de una horda de delincuentes que te podría atacar en cualquier momento".
"En Buenos Aires, en los taxis inevitablemente vas a escuchar una teoría política" y, en Bolivia, si el conductor es de rasgos indios y escucha acento español, "la conversación va a discurrir por determinados cauces, sobre todo si se está preparando el bicentenario de la independencia del país".
Viajar a la velocidad que lo hizo Neuman produce "la sensación delirante de estar en varios lugares al mismo tiempo", y más si en cada país te persiguen las noticias sobre la alerta sanitaria por la gripe A, la narración del golpe de estado en Honduras y la preparación de los festejos por el bicentenario.
"Tenía una sensación casi mágica de que estaba haciendo záping con el espacio", dijo el escritor.
MADRID, ESPAÑA (05/MAY/2010).- El escritor argentino
"He tratado de captar ráfagas de cada país y de concentrar en pocos días la esencia, el misterio o el conflicto de cada lugar", decía hoy, en una entrevista con Efe, Andrés Neuman, que reside en la ciudad española de Granada (sur) desde los catorce años y que, por tanto, sabe lo que es tener "doble nacionalidad y doble extranjería", como a él le gusta decir.
Subtitulado "Latinoamérica en tránsito", el nuevo libro de Neuman (Buenos Aires, 1977) está contado por "un testigo que es y no es latinoamericano, que es y no es español", y por alguien que trató de acercarse a cada país "como si fuera la primera vez" que los visitara.
"La idea era mirar con asombro y observar con avidez", comentó Neuman, visiblemente satisfecho por haber ganado hace dos semanas el Premio de la Crítica española por "El viajero del siglo", una novela que "se está traduciendo a varios idiomas".
Neuman es joven pero ya conoce "el síndrome de las giras promocionales" que padecen los escritores cuando viajan de una ciudad a otra para hablar de sus libros y, mientras tanto, dejan de escribir.
"Esa contradicción es la que más daño te hace cuando estás de gira. Lo más duro era sentirte un impostor. Estabas posando de escritor las 24 horas del día y no había un solo momento en el cual hicieras lo que debe hacer un autor: leer y escribir", afirmó Neuman.
Por eso se le ocurrió tomar notas "literalmente al vuelo". "Si viajaba volando, así debía escribir. Si iba a pasarme meses en aeropuertos, hoteles, lugares de paso, lo verdaderamente estético sería aceptar ese punto de partida y buscarle su propia literatura", señala Neuman en la introducción de "Cómo viajar sin ver", publicado por Alfaguara.
El diario que escribió resultó "muy aliviador". "Se trataba de buscar imágenes lo más intensas posible, reproducir conversaciones lo más elocuentes posible y narrar situaciones lo más disparatadas e inesperadas posible". Y todo ello con humor y fina ironía, indicó este poeta, novelista y ensayista, que también es comentarista de varios periódicos españoles.
Desde Buenos Aires a San José, pasando por Lima, Quito, La Paz, Caracas, Bogotá, Miami y otras muchas ciudades latinoamericanas; siempre de aeropuerto en aeropuerto, de hotel en hotel, de taxi en taxi y de librería en librería, porque uno de los aciertos de "Cómo viajar sin ver" es que el autor se hace eco de los escritores y cineastas jóvenes de cada país para reflejar el presente, "cuanto más rabioso mejor".
En realidad, el viaje que hizo Neuman "era como una versión brutal de esos viajes programados, de la modalidad más habitual del turismo contemporáneo".
"¿Qué se ve cuando no se ve? ¿Qué se aprende de un lugar cuando sólo conoces los no lugares, cuando sólo estás en restaurantes turísticos, en taxis, en recepciones de cadenas de hoteles? Cuando estás en esas ciudades, ¿de verdad el país no te está emitiendo señales? Lo cierto es que sí", aseguró Neuman.
En Santo Domingo, "lo primero que te ofrecen es lustrarte las botas; vas a Miami y te encuentras con que el sindicato de lavanderos afroamericanos no trabaja los fines de semana". Y en Caracas, "cuando vas en taxi a ciertas horas, los taxistas sienten miedo y hablan de "ellos" (los indigentes) como de una horda de delincuentes que te podría atacar en cualquier momento".
"En Buenos Aires, en los taxis inevitablemente vas a escuchar una teoría política" y, en Bolivia, si el conductor es de rasgos indios y escucha acento español, "la conversación va a discurrir por determinados cauces, sobre todo si se está preparando el bicentenario de la independencia del país".
Viajar a la velocidad que lo hizo Neuman produce "la sensación delirante de estar en varios lugares al mismo tiempo", y más si en cada país te persiguen las noticias sobre la alerta sanitaria por la gripe A, la narración del golpe de estado en Honduras y la preparación de los festejos por el bicentenario.
"Tenía una sensación casi mágica de que estaba haciendo záping con el espacio", dijo el escritor.
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