Cultura
“Las verdades de Chavela” llegan con fuerza a la FIL
Con el Salón Juan Rulfo con lleno total y una gran ovación por parte de su público, Chavela Vargas arribó a la feria
GUADALAJARA, JALISCO.- Con el Salón Juan Rulfo con lleno total y una gran ovación por parte de su público, Chavela Vargas arribó a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), para contar sus “verdades”.
Muy bien acompañada de la coautora del libro “Las verdades de Chavela”, María Cortina; la Premio Sor Juan Inés de la Cruz 2002, Ana Gloria Moya; la cantante mexicana, Eugenia León, y el escritor y cronista mexicano, Carlos Monsiváis, Chavela fue presa de innumerables halagos y muestras de afecto, tanto de sus acompañantes, como del público presente.
La presentación de la cantante, quien pese a haber nacido en Costa Rica se hace llamar mexicana, corrió por cuenta del presidente de la FIL, Raúl Padilla, “Chavela Vargas viene a presentarnos sus verdades a corazón abierto. Bienvenida a Guadalajara, con tu público que tanto te quiere”.
Posteriormente tomó la palabra Gloria Moya, quien de manera poética describió un poco el contenido del libro. “Contar las verdades de una mujer que estuvo en la cima y en el barranco. De una niña que corrió tras un sueño, no es tarea fácil y menos tratándose de Chavela Vargas. Ella, quien después de reírse del mundo y de ella misa, ya es una verdad”.
La presentación transcurría de manera fluida y agradable, cuando tocó el turno de Eugenia León, para dar un giro a la charla y agregarle sentido del humor y sinceridad al hablar de quien considera una amiga entrañable.
La cantante mexicana no sólo bañó de elogios a Chavela, sino que fue la única que se atrevió a llamarla “vieja loca”, se refirió a ella como la mujer que venció a un mundo de machos, a la mujer que “siempre fue lo que quiso”. Pero el ambiente mejoró aún más cuando Carlos Monsiváis le pidió a Eugenia que cantara un poco de música ranchera a capela, cosa que no le fue difícil a la cantante, quien entre aplausos entonó a la perfección un par de canciones del repertorio de Vargas.
Por su parte, Carlos Monsiváis habló del paso del tiempo y de la evolución de la música ranchera, que junto a los pasos de Chavela ha trascendido las diferentes épocas en México y el mundo. “Oírte es un deleite, oírte es un compromiso con el pasado y con el presente, oírte es saber, una vez más que nuestras emociones ya no estarán enteras, pero nuestra capacidad de revivirlas sí”.
La coautora del libro, que fungió como confidente de la cantante de música ranchera, María Cortina hizo hincapié en que el libro no es una biografía, sino los acontecimiento más importantes de la vida de Chavela. “No es una biografía, pues a ella la tienen sin cuidado las fechas, las horas y los nombres. A sus noventa años sigue loca, loca de vida. Dejó el alcohol y sigue ebria, ebria de vida”.
Finalmente Chavela emitió unas breves palabras con un poco de dificultad. “Gracias a todos los que han hablado bien de mí, ahorita porque estoy presente, sino me mientan la madre. El tiempo ha pasado, ya no es lo mismo, ya no canto, ni camino, después de que me caí ahora estoy en esta silla de ruedas, y sólo me queda rogarle al cielo que me cure, tengo muchas ganas de caminar y de vivir”.
EL INFORMADOR/ Liliana Navarro
Muy bien acompañada de la coautora del libro “Las verdades de Chavela”, María Cortina; la Premio Sor Juan Inés de la Cruz 2002, Ana Gloria Moya; la cantante mexicana, Eugenia León, y el escritor y cronista mexicano, Carlos Monsiváis, Chavela fue presa de innumerables halagos y muestras de afecto, tanto de sus acompañantes, como del público presente.
La presentación de la cantante, quien pese a haber nacido en Costa Rica se hace llamar mexicana, corrió por cuenta del presidente de la FIL, Raúl Padilla, “Chavela Vargas viene a presentarnos sus verdades a corazón abierto. Bienvenida a Guadalajara, con tu público que tanto te quiere”.
Posteriormente tomó la palabra Gloria Moya, quien de manera poética describió un poco el contenido del libro. “Contar las verdades de una mujer que estuvo en la cima y en el barranco. De una niña que corrió tras un sueño, no es tarea fácil y menos tratándose de Chavela Vargas. Ella, quien después de reírse del mundo y de ella misa, ya es una verdad”.
La presentación transcurría de manera fluida y agradable, cuando tocó el turno de Eugenia León, para dar un giro a la charla y agregarle sentido del humor y sinceridad al hablar de quien considera una amiga entrañable.
La cantante mexicana no sólo bañó de elogios a Chavela, sino que fue la única que se atrevió a llamarla “vieja loca”, se refirió a ella como la mujer que venció a un mundo de machos, a la mujer que “siempre fue lo que quiso”. Pero el ambiente mejoró aún más cuando Carlos Monsiváis le pidió a Eugenia que cantara un poco de música ranchera a capela, cosa que no le fue difícil a la cantante, quien entre aplausos entonó a la perfección un par de canciones del repertorio de Vargas.
Por su parte, Carlos Monsiváis habló del paso del tiempo y de la evolución de la música ranchera, que junto a los pasos de Chavela ha trascendido las diferentes épocas en México y el mundo. “Oírte es un deleite, oírte es un compromiso con el pasado y con el presente, oírte es saber, una vez más que nuestras emociones ya no estarán enteras, pero nuestra capacidad de revivirlas sí”.
La coautora del libro, que fungió como confidente de la cantante de música ranchera, María Cortina hizo hincapié en que el libro no es una biografía, sino los acontecimiento más importantes de la vida de Chavela. “No es una biografía, pues a ella la tienen sin cuidado las fechas, las horas y los nombres. A sus noventa años sigue loca, loca de vida. Dejó el alcohol y sigue ebria, ebria de vida”.
Finalmente Chavela emitió unas breves palabras con un poco de dificultad. “Gracias a todos los que han hablado bien de mí, ahorita porque estoy presente, sino me mientan la madre. El tiempo ha pasado, ya no es lo mismo, ya no canto, ni camino, después de que me caí ahora estoy en esta silla de ruedas, y sólo me queda rogarle al cielo que me cure, tengo muchas ganas de caminar y de vivir”.
EL INFORMADOR/ Liliana Navarro
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