Cultura

Las pirámides de Cochasquí aún guardan misterio

La cultura preincaica Quitu-Cara, alentan la imaginación de los turistas que visitan ese sitio arqueológico

QUITO, ECUADOR (07/NOV/2010).- Las pirámides de Cochasquí, que datan de al menos unos mil 500 años, guardan aún enigmas de la cultura preincaica Quitu-Cara, que estimulan la imaginación de los turistas que visitan ese sitio arqueológico de Ecuador.  

Asentadas a 52 kilómetros al norte de Quito, las 15 pirámides y 21 montículos funerarios, cubiertos por pastizales, a primera vista lucen como colinas dispersas en 89 hectáreas, de cuyo origen natural comenzó a dudar el arqueólogo alemán Max Uhle, en la década de 1930.  

Todas tienen una rampa por la que se accede hasta su cúspide, de modo que vistas desde el aire tienen la forma de una T y una, en particular, tiene dos rampas, que la asemejan a un escorpión, advierten los guías a los turistas que visitan las pirámides.  

En 1932, las excavaciones de Uhle, investigador de la cultura inca, confirmaron que habían sido construidas por el hombre, puesto que en la pirámide nueve halló numerosos cráneos, que parecen indicar que fue lugar de ceremoniales religiosos y de uso astronómico y militar.  

Las pirámides, construidas con grandes bloques de un barro de tierras de la zona llamadas cangahua y chocoto, cada uno de los cuales pesa hasta 300 libras, no terminan en punta, como las de otras culturas antiguas, sino que son truncas y parecen un trapecio.  

En la cima de la pirámide nueve, se hallaron un calendario lunar y otro solar, cada uno formado por dos pequeños canales convergentes, con orificios para insertar pequeños plintos de piedra, cuya sombra determinaba solsticios y equinoccios.  

Los guías hacen notar que Cochasquí, a tres mil 100 metros sobre el nivel del mar, parece haber sido lugar de observación de movimientos de posibles enemigos y desde ese punto de vista era un lugar estratégico, un pucará, en lengua autóctona.  

Desde las pirámides se observan todos los valles asentados en una distancia de al menos 60 kilómetros hacia el sureste, así como una parte de Quito y su colina El Panecillo, además de numerosos nevados de Los Andes.  

Al respecto, los guías señalan que los canales de uno de los calendarios apuntan al volcán nevado Cotopaxi, a más de 100 kilómetros al sur, y los del segundo, al monte Ilaló, al este de Quito, que también desempeñaba la función de pucará. 

Por su ubicación, Cochasquí pudo pasar desapercibido a los Incas, que sellaron su conquista de lo que hoy es Ecuador en una cruenta batalla con los Caranquis, a orillas de una laguna que por ello se llama Yaguarcocha (lago de sangre), poco antes de que llegaran los españoles.  

En uno de los montículos funerarios, los arqueólogos encontraron el esqueleto de una mujer de unos 25 años de edad, de 1.70 metros de estatura, que se exhibe en el museo contiguo a las pirámides.  

Cochasquí, en lengua autóctona significa lago del medio o del frente, porque viene de la unión del vocablo 'cocha', que significa lago y 'qui', mitad.  

La literatura sobre las pirámides dice que cuando sus habitantes miraban al cielo desde ese lugar, les parecía que era un lago y por ello lo bautizaron con ese nombre.  

Cochasquí fue parte del reino de los Quitus, a quienes debe su nombre la capital ecuatoriana, y de los Caras, que poblaron la vecina provincia costera de Manabí.  
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