Cultura
Las manos de Antonio Gamoneda
''Su poesía es ante todo una respiración en a oscuridad extrema'', se ha escrito de este autor español, que llega a la FIL como parte de la delegación de Castilla y León
Son las manos de El vigilante de la nieve o aquellas “manos mortales” que aborda y modela en algunos de sus poemas.
Aprendió a leer en soledad: con las escuelas cerradas, de niño utilizaba el único libro de poemas que tenía a su alcance, Otra más alta vida, firmado por su padre, un poeta de corte modernista también llamado Antonio, resucitado en aquellas líneas descifradas por su hijo.
Gamoneda nació en Oviedo, en 1931 el día 30 de mayo. Al año siguiente murió su padre y en 1934 se trasladó con su madre a León. En Esta luz: poesía reunida (1947-2004) se puede leer: “Vivió al lado de su madre, en el límite permeable del mundo urbano y el rural en medio de dificultades económicas, testigos próximos de una sangrienta represión durante la Guerra Civil española y la posguerra.
“En ese tiempo suele darse como rasgo característico de los poetas españoles de su edad una condición burguesa y universitaria; en su caso la condición obrera —no sólo en lo laboral, sino también como conciencia— parece decisiva en la cristalización de su personalidad y su obra”.
Amalia Iglesias de la Serna, para Letras libres, hace constatar que la palabra poética puede tener aún la dignidad, la calidad y la hondura suficiente como para volver a instalar a la poesía en la órbita de los grandes poetas y alejar al lector de algunas tentaciones recientes de banalizar el discurso poético.
En 1941 comenzó a recibir instrucción gratuita en el colegio religioso de los Padres Agustinos, hasta 1943, año en el que el poeta se autoexpulsó. En 1945 entró como mensajero en una oficina bancaria, en la que trabajó en distintos puestos durante 24 años, compaginándolos con sus estudios.
Mientras trabajaba en el banco, tomó contacto y fue parte de la resistencia intelectual al franquismo.
“Las manos convocadas en su obra no son siempre las suyas, aunque las suyas sean las más presentes por su papel de intermediarias con la realidad, con la escritura y con las sombras”, apuntó Amalia Iglesias.
Se dio a conocer poéticamente con Sublevación inmóvil (1953-1959), publicado en Madrid en 1960, obra con la que fue finalista del premio Adonais de poesía (la distinción a los jóvenes poetas más importante de España) y que supuso una ruptura con las tradicionales reglas realistas de la época.
Gamoneda ataja: “Mi tipología de escritor ha de ser la que pueda darse, partiendo de 1936, en la suma de unos componentes históricos y biográficos que son la pobreza familiar, escasa escuela pública y la contemplación inocente de la crueldad y la miseria moral de la Guerra Civil y la posguerra militarizada”.
Las manos, imán de su simbología personal, se reflejan en algunas líneas de sus poemas como “Bebe en el viento el olor a tristeza de mis manos”. En otro instante escribió: “He tocado el amor; aún se estremece como un seno o un balido entre mis manos”.
En 1969 pasó a crear y dirigir los servicios culturales de la diputación de León y la colección Provincia de poesía. Fue privado de su condición de funcionario y posteriormente recontratado, mediante sentencia judicial. Durante estos años comenzó a colaborar en diferentes revistas culturales.
Extremidades maduras
Es reconocido por los premios Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y Cervantes (2006). Es dueño de una obra que reflexiona en torno de la pérdida, del olvido, del paso del tiempo o de la perspectiva de la muerte.
Hace poco tiempo el poeta publicó sus memorias de infancia Un armario lleno de sombra. El crítico literario Miguel Casado señala que la autobiografía de Gamoneda como escritor y su vida personal no pueden disgregarse, pero no hay una crónica de experiencias ni un retrato objetivado de la realidad.
“No desarrolla propiamente un relato, ni siquiera cuando anuncia que va a hacerlo; los hechos se fragmentan en sensaciones, en detalles aislados de su contexto, transportan ecos de tiempos anteriores. La mirada está sometida a un núcleo obsesivo que la absorbe, la dirige de forma centrípeta hacia lo que el poeta llama interiorización”.
El poeta de León ha vivido siempre en esa ciudad, donde dirigió la Fundación Sierra-Pambley, creada en 1887 por Francisco Giner de los Ríos con los principios de la Institución Libre de Enseñanza.
En la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes se lee: “Perteneciente por edad a la generación histórica de los cincuenta, Gamoneda es un poeta atípico respecto de los usos y rasgos habituales entre sus contemporáneos. Su poesía es, toda ella, una consideración sobre la muerte. El dolor ante la injusticia, la propensión a la belleza y una piedad asentada en la fraternidad de los desheredados, alcanzan en sus versos una rara intensidad expresiva al servicio de un pesimismo esencial”.
Alberto Hernández afirma sobre el poeta que “sonríe como si llorara”. Se le observa con una cabeza inmensa y unas cejas pobladas, despeinadas.
El fervor de lo sublime va unido al escritor a otro concepto esencial: el de la inquietud, el desasosiego, la pérdida y la angustia. El poeta marroquí Mohamed Bennis ha escrito que “el poema de Gamoneda es ante todo una respiración en la oscuridad extrema”. Para leer su poesía hay que estar dispuesto a dejarse traspasar por un temblor extraño, situarse en el territorio de la inquietud.
En sus propias palabras
“La poesía no es exactamente literatura de ficción, sino que es una emanación de naturaleza existencial y expresa el sufrimiento y el gozo”.
“La poesía me enseñó a leer, me enseñó las primeras letras y muchas otras más, en medio del dolor de ver la muerte en las calles. Es una forma muy dura de hacerlo, pero así sucedió”.
“Son las palabras las que piensan por mí, yo no pienso, yo estoy reducido a una pulsión inconsciente que genera el mundo imaginario”.
“La realidad es simbólica y yo soy un poeta realista porque los símbolos están verdadera y físicamente en mi vida”.
OBRA
Poesía. Sublevación inmóvil, 1960. Descripción de la mentira, 1977. León de la mirada, 1979. Blues castellano, 1982. Lápidas, 1986. Edad (poesía 1947-1986), 1987. Libro del frío, 1992. Sección de la memoria, 1993. Poemas, Palma, 1996. Cuaderno de octubre, 1997. Pavana impura, 2000. Sólo luz: antología poética, 2000. Arden las pérdidas, 2003. La voz de Antonio Gamoneda, 2004. Reescritura, 2004. Cecilia, 2004. Esta luz: poesía reunida (1947-2004), 2004.
Prosa. Relación y fábula, 1997. Descripción del frío, 2002.
Ensayo. Echauz. La dimensión ideológica de la forma, 1978. León, traza y memoria, 1984. Zamora. Fotografías, 1987. El cuerpo de los símbolos, 1997. Libro de los veneno : corrupción y fábula del libro sexto de Pedacio Dioscórides y Andrés de Laguna acerca de los venenos mortíferos y de las fieras que arrojan de sí ponzoña, 1997. Conocimiento, revelación, lenguajes, 2000.
En colaboración. Los jóvenes, 1970. Tres poemas provisionales, 1979. Dos poetas en su voz, 1992. Tauromaquia: mortal 1936, 1994. Encuentro en el territorio del frío, 1995. La alegría de los naufragios, 1999. Eros y thánatos: pinturas de Álvaro Delgado con once poemas de Antonio Gamoneda: (exposición del 12 de enero al 6 de febrero del 2000), 2000. Un bosque en obras: vanguardias en la escultura en madera, 2000. Juan Barjola, 2002. Antonio Gamoneda, 2003
Premios
Premio Cervantes (2006).
Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2006).
Premio Nacional de Poesía (1988).
Premio Castilla y León de las Letras.
FICHA
Hoy, 17:30 horas / Poetas del Cervantes / Salón 1
Mañana, 18:30 horas / Contra el olvido: memoria y literatura en Castilla y León / Vinoteca del Pabellón de Castilla y León
Domingo, 18:00 horas / Salón de la Poesía / Salón VIP de Tequila Herradura; actividad con prerregistro
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