Cultura

Las caras de la autopublicación digital

Esta es una nueva vía para que los autores publiquen sin pasar por un dictamen. El riesgo, no ofrecer calidad

CIUDAD DE MÉXICO.- (28/ENE/2012).- La autopublicación digital es el reino de los autores cuyos manuscritos han sido rechazados una y mil veces por las editoriales; como no son famosos ni disponen de dinero para pagarse una edición impresa, sólo les queda la web, espacio que les ha abierto un mundo de posibilidades. Ahora son sus propios editores y jefes de marketing: ellos se autopublican, ellos se autopromueven.

En México no hay una Amanda Hocking que venda más de un millón de copias de sus libros en Amazon; ni un Barry Eisler, que rechazó un anticipo de medio millón de dólares de una editorial para llevar a cabo su propio negocio de edición digital, mucho menos un John Locke, que vendió un millón de libros en cinco meses o un Scott Singler, que reinventó el concepto de edición al convertir a Earthcore en la primera novela publicada en podcast.

En este país, donde sólo 27.6% de la población total tiene acceso a Internet y apenas 10% cuenta con acceso a banda ancha -según datos de 2011 de la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI)-, no existen escritores que hayan encontrado en Internet el espacio idóneo para autopublicar sus libros.

Si en Estados Unidos son los narradores los principales impulsores de la edición digital, la paradoja es que en México han sido los académicos, investigadores y profesores universitarios los que han hallado en Internet una plataforma que les brinda la posibilidad de publicar sus libros, manuales y hasta temarios con los que imparten sus clases.

Open Publishing es la plataforma que el año pasado creó la editorial McGraw Hill para invitar a los autores -muchos de ellos rechazados por su comité editorial- a que autopubliquen sus libros y sean ellos mismos los propios difusores de su obra entre sus estudiantes y colegas.

Hasta el momento, la plataforma cuenta con un catálogo con aproximadamente 200 títulos, entre ellos libros de profesores del Instituto Politécnico Nacional y de la Universidad Iberoamericana.

La plataforma Open publishing se anuncia como “una plataforma de publicación libre, innovadora y completa que proporciona a los profesores de habla hispana y a los autores la oportunidad de publicar sus notas y escritos como libros electrónicos de una forma rápida, profesional y práctica”.

Eduardo Ponce de León, editor de McGraw Hill Educación dice que “hay mucha gente que necesita publicar porque quiere entrar a un sistema de becas, quiere subir en escalafón y quiere una mejor opción dentro de la misma academia y requiere de publicaciones, hay empresas que requieren material para sus capacitaciones. Eso le ha dado bastante consistencia al proyecto”.

Aunque la editorial ofrece varias ventajas: publicación gratuita, protección de los contenidos, descarga fácil del software que es adaptable a computadoras y teléfonos móviles, portadas y tabuladores para ponerle precio de las obras, cortes trimestrales de ventas, la principal es que la editorial “respalda” cada eBook con el sello “Open-publishing de McGraw Hill”.

Sin embargo, hay quien habla de los riesgos de respaldar así esos eBooks. Marcelino Elosua, director de editorial LID, dice que ese “sello de garantía” puede resultar contraproducente para la editorial, pues “pueden hacer que esa marca se diluya y no tenga ningún valor, si la maca sirve para algo es para ser un referente de calidad y una distinción”.

Pero la editorial McGraw Hill niega ese riesgo. Santiago Martínez Zúñiga, coordinador de marketing de esa casa, dice que las obras que están en Open Publishing “son sin duda publicaciones de calidad basadas en la experiencia e investigación docente de sus propios autores que cubren muchas áreas de conocimiento. Aunque no pasan por un proceso editorial (como corrección de estilo, diseño, etc.) existe la posibilidad de solicitarlos, e incluso la misma herramienta ofrece estos servicios para el autor, como templates para su portada y plantillas para el documento”.

¿Panacea de académicos?

La única plataforma de autopublicación que hasta el momento ha sido lanzada por una editorial en nuestro país, con presencia en otras naciones de América, es de McGraw Hill, editorial líder en libro educativo y cuya nueva herramienta es una de las varias estrategias de McGraw Hill digital.

Martínez Zúñiga asegura que es una herramienta gratuita y además “una oportunidad para dar a conocer sus escritos y sobre todo generarles regalías porque muchas veces no tienen el apoyo de una editorial porque no cumplen o cubren ciertos requisitos”. Aunque la editorial “respalda” cada título, en realidad todo el trabajo es del autor, ellos son los que entran y paso a paso se registran y luego suben su texto en PDF o Word.

Eduardo Ponce de León reconoce que la plataforma surgió para dar salida a la gran cantidad de manuscritos de autores que eran y son rechazados para publicarlos en libro impreso. Un estudio realizado por ellos mismos les mostró que 75% de los maestros usan material propio para dar sus clases o sus prácticas de laboratorio. “De ese porcentaje más de la mitad estaba interesado en alguna forma de publicarlo para hacerlo llegar a sus alumnos”.

Esa “salida” a los manuscritos rechazados no la consideran una “publicación de segunda”. Santiago Martínez afirma: “(Al autor) se le ofrece la posibilidad de publicar con Open Publishing, explicándole en qué consiste la herramienta”.

Las ventajas del eBook

Los aproximadamente 200 títulos que ya forman parte del catálogo, varios de ellos en inglés, se suben a un pecio mínimo de 1.25 dólares -que es la ganancia de la editorial por cada descarga-, a partir de allí, el autor fija su precio. Hay libros que cuestan 1.25 y el más caro 35 dólares.

Los editores aseguran que entre más barato el libro más se vende y mayores son las ganancias. “Casi casi la fórmula es: lo quieres dar a cinco dólares, a esos cinco dólares quítale el 1.25 que cuesta y esa es tu ganancia”, dice Ponce de León.

El peligro de perder calidad


La calidad es uno de los temas que más se le cuestiona a la autopublicación, no pasan por un editor. Para uno de ellos, el  español Marcelino Elosua, coordinador del Informe Omniprom 2011 sobre el libro en México, resulta un riesgo que McGraw Hill “respalde” con su sello cada libro que los profesores autopublican.

La historia comienza a demostrar que la autopublicación digital no es la solución universal; incluso enfrenta los mismos retos que la edición en papel, como conseguir lectores, lograr atraer la atención de los medios de comunicación y, además, que sea pirateada.
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