Cultura

Las armas de Pérez-Reverte

El afamado escritor presenta ''El francotirador paciente'' en la Feria del Libro de Buenos Aires

GUADALAJARA, JALISCO (26/ABR/2014).- Un escritor que es famoso por no tenerle miedo a nada está a punto de entrar en un mundo escabroso.  Arturo Pérez-Reverte le dice adiós a la espada de Alatriste, para comenzar a usar armas más modernas. “Armas” que marcan su novela más reciente, ''El francotirador paciente'', que presenta hoy en la Feria del Libro de Buenos Aires.

El trabajo más reciente de Pérez-Reverte, laureado escritor nacido en Cartagena, España, se sumerge en la “guerrilla urbana” del mundo del grafiti, una forma de expresión que es para él “un acto vandálico” pero también “un ajuste de cuentas” con un mundo en el que el arte está “tan pervertido, tan contaminado y tan prostituido como el resto de la sociedad”.

“Aunque no comparto su actividad, sí puedo comprender perfectamente los motivos que les llevan a ello”, apunta el escritor de ''La piel del tambor'', quien recorrió las calles de Madrid junto a auténticos grafiteros antes de publicar su última novela. Y la experiencia, afirma, le cambió por completo la manera en que veía al mundo.

• Vivir en el filo del peligro

Es imposible que Pérez-Reverte narre el proceso de creación del libro sin que lo convierta en un pequeño relato de novela. A él le sale natural. “Fui con ellos, me vestí de negro, cortamos alambrada, entramos en estaciones, pasaron guardias... Yo ahí decía: ‘Cómo me pillen (atrapen) los guardias con estos tipos’ (risas)”, contó el hombre que ocupa el sillón de la T en la Real Academia de la Lengua Española.

Detrás de esos enmascarados nocturnos que firman los vagones del metro descubrió al individuo que “no es nadie”, que “come macarrones y vive con su madre”, pero que encuentra en el grafiti la forma de reivindicar que existe.

“Una noche corríamos a oscuras huyendo de los guardias y yo corría y sabía lo que es correr de noche en la guerra, sé que hay alambradas, hay obstáculos, hay agujeros en el suelo que te puedes partir el alma” recordó el escritor quien se forjó en la faena periodística que fue corresponsal en la desaparecida Yugoslavia y en el conflicto del Golfo Pérsico.

“Fue como volver otra vez a la guerra, pero sin tiros ni pistolas, fue como volver a territorio comanche pero de una manera mucho más simpática”, dijo el autor, para quien en la técnica del grafitero hay algo de la frialdad del francotirador que dispara “indiscriminadamente” contra la ciudad.

• Comprensión del caos

La última novela es un obra “seca y dura”, casi policial, en la que una especialista en arte urbano sigue los pasos del famoso grafitero Sniper por las calles de Madrid, Lisboa, Verona, Roma y Nápoles.

“Yo siempre cuento la misma historia”, reconoció Pérez-Reverte, aunque los mecanismos narrativos sean distintos.

Esa historia es en realidad la de Occidente como “mundo que se acaba”, visto a través de la “melancólica mirada lúcida” del héroe que sabe “que no hay batalla posible” y construye “su pequeña trinchera individual para salvarse, para consolarse, para que le duela menos”, explicó.

Para Pérez-Reverte, hay una distinción fundamental entre el “grafiti puro, destructor”, y el “ arte callejero” que se desarrolla “en lugares donde no hace daño, donde no molesta a nadie”.

Ese arte callejero se contrapone a los productos artísticos del mercado institucional donde “lo socialmente de moda prima sobre la calidad”. El escritor agrega que “el ejercicio del grafitero se completa en sí mismo, eso me ha sorprendido, creía que el grafitero era un artista con aspiraciones, pero no, es un fin en sí mismo”.

“Eso me ha parecido muy interesante porque denota que hay una honradez intelectual en el grafitero que algunos artistas socialmente aceptados no poseen”.

• DESMENUZA EL ESPAÑOL

El futuro está en América


Para Pérez-Reverte, “venir a América es como inyectarse vitaminas” porque sostiene que el español de España “se está contrayendo” en cuanto a vocabulario,  mientras que en Latinoamérica “eso no está ocurriendo”.

“El futuro del español es americano, no peninsular”, subrayó Pérez-Reverte, quien apoyó su afirmación en la “osadía” fruto del “mestizaje de países como Argentina” o la influencia del inglés.

Por ello, el padre del capitán Alatriste defiende en la Real Academia el uso de las marcas regionales en las entradas del diccionario, en favor de la “unidad” del español, y reconoce que cada vez se utilizan “más palabras americanas”.

El escritor ha defendido de forma constante la evolución del idioma, y no son pocas las ocasiones que se rinde ante la riqueza de léxico del continente americano, particularmente el Argentino (donde pasa largas temporadas), y de México, un país que estima, dadas las constantes visitas que realza a la Feria Internacional del  Libro que se celebra en nuestra ciudad.

Este amor se ha visto reflejado en múltiples obras, entre ellas, ''La reina del Sur'', una de sus novelas más celebradas (e incluso adaptada a canciones y a la televisión), y cuya historia bebe directamente de la cultura mexicana.
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