Cultura

La vida detrás del escenario

Ha trabajado en la promoción de diversos grupos locales, como Luna Morena y Ajolote, así como en la Coordinación de Producción y Difusión de Artes Escénicas y Literatura de la Universidad de Guadalajara

GUADALAJARA, JALISCO (03/ABR/2012).- Un montaje de teatro termina cuando el público lo ve, pero comienza mucho tiempo antes: con la gestación de ideas, la captación de recursos, la búsqueda de actores y técnicos, los ensayos, la producción.

Para coordinar ese proceso, existen trabajos como el de Laura Iveth López, comunicadora con especialización en la maestría de Gestión Cultural, que ha enfocado sus esfuerzos en la difusión y producción de las artes escénicas.

Ha trabajado en la promoción de diversos grupos locales, como Luna Morena y Ajolote, así como en la Coordinación de Producción y Difusión de Artes Escénicas y Literatura de la Universidad de Guadalajara. En la misma institución, imparte asignaturas en la licenciatura en línea de Gestión Cultural.

Algunos de los montajes más recientes en los que Laura ha estado involucrada como productora, son las obras de teatro cabaret "Valentina y Valentona", y "La Procesión de la Santa Mentira". Y en promoción de "Malas palabras" y "Horizontal Vertical", entre otras.

 Trabaja también como formadora de profesores para el programa Escenficarte, que busca acercar las artes escénicas y la música a niños en zonas vulnerables y de extrema violencia, específicamente en Ciudad Juárez, Nogales y Tapachula.

Un nuevo lugar en el teatro

“Yo nací y viví en la Ciudad de México hasta los 16 años, y ahí empecé de espectadora de teatro desde chica, porque mi mamá hacía teatro como hobbie.

Hice teatro más formalmente mientras estaba en la Universidad, con el Mosco Aguilar, quien fue mi director en muchos proyectos.

Actué durante 5 años, e incluso pensé irme a estudiar al Centro Universitario de Teatro en la UNAM, pero no estaba tan convencida. Y mi papá, que tiene esta parte muy empresarial, me sugirió que mejor terminara en el TEC.

Durante la carrera me di cuenta que no quería ser actriz, sino otra cosa en el teatro. Aunque no sabía qué. Entonces me acerqué a la compañías de teatro de la Universidad de Guadalajara, que todavía existía y dirigía Fausto Ramírez, y les dije ‘oigan, yo quiero hacer un proyecto de producción y administración de la compañía, para potencializarla y atraer público’.

No estaba tan segura de todas estas cosas porque ni siquiera existía el concepto de gestor. Haciendo ese proyecto lo encontré en un documento de la UNESCO, donde menciona al gestor cultural y su perfil. Y ahí dije: ‘esto es lo que yo quiero ser’, y encontré mi lugar en el teatro.

Importancia y profesionalización del gestor cultural

Considero que el gestor cultural debe ser líder, analítico y observador para detectar las necesidades y problemas de su comunidad, y tener la visión para diseñar estrategias que provoquen un cambio a favor. Debe estar comprometido con su entrono y tener una postura social y crítica.

También es muy importante saber concretar un equipo. A lo mejor yo no sé cómo resolver algo de iluminación pero consigo a las personas que sí saben.

En mi opinión, la figura de gestión es indispensable, aunque no tenga la formación profesional en esa área. Me parece que un grupo que deja a un lado ese trabajo limita su crecimiento.

Considero que tanto los gestores culturales, como los grupos de artes escénicas deben caminar juntos hacia la profesionalización.

Un montaje de teatro termina cuando el público lo ve, así que los grupos deben acercar el público a las salas y gestionar recursos  para mejorar su trabajo.

Creo que es importante la profesionalización del gestor porque da un sustento metodológico a su labor. El gestor cultural se hace en la práctica, pero la metodología y el conocimiento adquirido minimizan la capacidad de equivocarse y plantea diferentes opciones para crecer. La formación académica da alternativas, pero es la práctica lo que nos convierte verdaderamente en gestores culturales.

Durante la ese tiempo tuve que dejar de trabajar en teatro, porque los días de la maestría eran los jueves, viernes y sábados, cuando los sueldos en teatro se elevan con las funciones.

Me invitaron al instituto de transparencia a trabajar y como comunicadora me interesó mucho la difusión del derecho de acceso a la información pública. Conocí de manera muy detallada la estructura de los órganos de gobierno estatales y aprendí cómo acercarme a las instituciones públicas para pedir financiamiento.

Fue una muy buena experiencia, pero tomé la decisión de salirme, porque o le seguía por el lado de la función pública, o regresaba al teatro. Si no, ya no iba a haber vuelta atrás.

Nacer las ideas

Cuando me gradué de la maestría de Gestión Cultural quise enfocarme en hacer gestión de recursos para artes escénicas, lo que necesitaba era qué vender: un producto mío o que pudiera mover. Pero a la mayoría de los grupos de teatro todavía no les quedaba muy clara esta figura del gestor cultural.

Mucha gente no sabe qué haces, pero va mucho más allá de organizar la rueda de prensa. Tienes que ver el concepto completo. Yo les decía que me quería involucrar desde la gestión del montaje, la gestación de  las ideas, y eso a veces causa recelo. Pero es importante porque es entender qué estás vendiendo.

Me costó trabajo encontrar alguien que aceptara, hasta que conocí a los actores Arcelia Maisterrena y Copatzin Borbón. Ellos estaban intentando levantar un proyecto de teatro cabaret, y sólo tenían claro que querían actuar. Cuando me comentaron les ofrecí producir y hacer la gestión, porque me pareció muy buen ejercicio, y ellos tampoco tenían mucho que arriesgar, estaban empezando.

Ellos invitaron a Hernán del Riego y empezamos a trabajar.

Después Hernán me habló para hacer lo mismo con todos sus proyectos, y la verdad hemos hecho una mancuerna magnífica.

Porque justamente lo que hacemos es sentarnos a platicar qué queremos y empezamos a caminar: él desde la idea y la creación, yo con cuestiones más prácticas, hasta que se aterriza.

Teatro para la paz


Una de mis preocupaciones desde siempre ha sido cómo acercar el público a las salas, qué información deberán recibir para que tomen la decisión de ir.

Uno de los proyectos que tengo con Hernán se llama Escenificarte, de RedeseArte y Cultura de Paz, que se trata de acercar las artes escénicas y la música a niños en zonas vulnerables y de extrema violencia. Lo que hacemos es formación de formadores: invitamos a actores y músicos en Juárez, Tapachula y Nogales, se les enseña el programa, y ellos lo llevan a niños de diferentes comunidades.

Verdaderamente me parece que  los proyectos de formación de públicos tienen que ir hacia allá, porque los niños comprenden el hecho escénico de una manera magnífica. Estos niños van a ser excelentes espectadores cuando sean adultos. Además se convierten en seres humanos más empáticos, ya que el teatro ayuda a entender el contexto de tu entorno y verlo con otros ojos.

En el teatro forzosamente tienes que escuchar al compañero para trabajar.

El teatro también da a los niños este espacio de diversión que no lo da ninguna otra actividad. El proceso de contacto, reflexión y diversión es fundamental. Es un poco trillado decir que los niños son el futuro, pero sí verdaderamente hay cosas que tenemos que comprender desde que estamos chiquitos.

Creo que la función del teatro puede ser educativa pero no debe serlo. El teatro lo que sí debe ser es entretenimiento. Se escucha muy fuerte la palabra pero al final nosotros recuperamos espacios de ocio y entretenimiento. Tampoco quiere decir que todo sea divertido y bonito, pero sí creo que una función es entretener. Y también puede ser una excelente herramienta para la educación.

Acercar a los públicos

Disfruto diseñar estrategias de difusión para las artes escénicas.

Considero que el teatro en una herramienta transformadora en la sociedad, provoca reflexión, gozo. Así que todas las actividades que ayudan a difundir y acercar nuevos públicos a las salas me parecen muy necesarias.

También disfruto mucho poner en papel las ideas y llegar a concretarlas. Buscar la manera de convencer a los diferentes actores de que los proyectos culturales en los que estoy involucrada, responden a necesidades concretas y modificarán el entorno, mi realidad inmediata.

Me gusta  trabajar con Copatzin Borbón como parte del grupo en Axolote haciendo cabaret, me gusta mucho plasmar mis ideas en los ensayos, dar mi opinión, mi postura política y después verla reflejada en escena, es un espacio donde mis ideas se escuchen, aparte de que es un proceso muy gozoso y divertido.

Como gestora cultural considero que uno de los retos más importante es hacerle ver a los artistas que nos necesitan, que juntos podemos hacer proyectos más sólidos y de largo aliento.

Así como interesas a las Instituciones públicas y privadas en los proyectos culturales de este país, que puedan verlos como oportunidades de crecimiento social y económico”.

FRASE

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Les decía que me quería involucrar desde la gestión del montaje, la gestación de las ideas, y eso a veces causa recelo.  Pero es importante porque es entender qué estás vendiendo "

Laura Iveth López,

gestora cultural



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