Cultura
La soledad se queda en los pueblos
''Reencuentros: 2501 migrantes'' cuenta una historia que se repite hasta el cansancio en diversos pueblos de México
En el documental, presentado en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), se cuenta la historia de San Pedro Teococuilco, una comunidad de agricultores, en el distrito de Ixtlán, Oaxaca. Ahí nació Alejandro Santiago en 1964, quien sólo pudo vivir ahí hasta los ocho años, porque su familia se trasladó a la ciudad de Oaxaca en 1972. Luego, el joven Alejandro ingresó a la escuela de iniciación artística, se convirtió en pintor en el taller “Rufino Tamayo” y comenzó una vida errante por México.
Pasó temporadas en Estados Unidos y Francia. Su obra goza desde hace años de reconocimiento y se exhibe en museos mexicanos, estadounidenses y europeos.
Cuando Alejandro volvió a su pueblo encontró casas vacías, campos desiertos y un eco de soledad en las calles. Fue entonces cuando se negó a creer que el destierro era la única alternativa. Por eso creó dos mil 501 esculturas que reflejaban las personas que se habían ido a buscar una posibilidad en otras tierras, “pero también intenta reflejar el sufrimiento de los que se quedan, los que todas las noches recuerdan”, dice la cineasta.
Cruz advierte que su trapabo muestra cómo el fenómeno migratorio “está dejando que se pierda lo que somos, nuestra identidad”.
En el documental Alejandro Santiago regresa a su pueblo, lo que le inspira a crear su serie escultórica que se haría famosa en el Forum de las Culturas en 2007. Yolanda Cruz también regresó a su pueblo a filmar una historia que ya no es novedad. Las personas que representan esas esculturas todavía no regresan.
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