Cultura
La represión de nunca acabar
El escritor Fabrizio Mejía presenta hoy 'Un hombre de confianza' en el Salón 3
GUADALAJARA, JALISCO (03/DIC/2015).- Una de las figuras políticas más influyentes de la historia de México y a quien se le vincula con la represión contra los opositores del gobierno priista fue Fernando Gutiérrez Barrios, un personaje atractivo para el periodista y escritor Fabrizio Mejía, quien retrata su vida y el secuestro del que fue víctima —y del que nadie habló por muchos años— en su novela “Un hombre de confianza”.
Con esta historia novelada, Mejía desenreda el desarrollo de un sistema político y corrupto que sigue siendo un cáncer para México, un régimen autoritario que aún no cambia a pesar de la era tecnológica, un fenómeno sobre las desapariciones forzadas, las conveniencias políticas y empresariales de hombres del poder que no se satisfacen con lo que tienen, siempre quieren más.
Fernando Gutiérrez Barrios fue secuestrado el 9 de diciembre de 1997, fue jefe de la policía secreta durante los años de la Guerra Sucia en México y es ahí de donde parte el autor para contar la vida de un hombre que murió en el año 2000, como uno de los iniciadores de la represión que fue devorado por ella misma tras su cautiverio.
A la pregunta de si este libro representa una revancha para todas estas personas que han muerto en la represión, Fabrizio explica que se trata de decir que no ha cambiado en nada nuestro país. “La historia de la Guerra Sucia es una historia que no hemos enfrentado, que no hemos mirado de frente, somos el único país de América Latina que no tiene una comisión de verdad. Luis Echeverría morirá seguramente dormido en su cama, como lo hizo Gutiérrez Barrios, artífice de la Guerra Sucia —él murió en el hospital—. Entonces esto es una compensación por la falta de justicia”.
Mejía comparte que los novelistas, cronistas y cineastas son quienes le dan ese carácter de compensación a las ficciones, una suerte de justicia poética. Así, “este libro es sobre la Guerra Sucia en México que dejó miles de muertos y que no fue enfrentada de ninguna manera. Y también es contar esta historia doble que tenemos los mexicanos, el ejercicio de la autoridad donde aunque en muchos países la represión es el último recurso, aquí es el primero, por otro lado pensar que la sociedad de los setentas se evadió y miró para otro lado cuando había secuestros y desapariciones a cargo de Gutiérrez Barrios en la Dirección Federal de Seguridad y Miguel Nazar en la Brigada Blanca”.
Para el autor esta novela tiene más sentido mediático a raíz de lo acontecido en Ayotzinapa porque para él, México era un país sin cifras de muertos y desaparecidos, hasta que llegó este caso de 43 estudiantes con nombre y rostro.
LA FRASE
"La represión (en México) es parte estructural de cómo piensan los policías, militares y los funcionarios públicos sobre el conflicto”.
Fabrizio Mejía, escritor y periodista.
Con esta historia novelada, Mejía desenreda el desarrollo de un sistema político y corrupto que sigue siendo un cáncer para México, un régimen autoritario que aún no cambia a pesar de la era tecnológica, un fenómeno sobre las desapariciones forzadas, las conveniencias políticas y empresariales de hombres del poder que no se satisfacen con lo que tienen, siempre quieren más.
Fernando Gutiérrez Barrios fue secuestrado el 9 de diciembre de 1997, fue jefe de la policía secreta durante los años de la Guerra Sucia en México y es ahí de donde parte el autor para contar la vida de un hombre que murió en el año 2000, como uno de los iniciadores de la represión que fue devorado por ella misma tras su cautiverio.
A la pregunta de si este libro representa una revancha para todas estas personas que han muerto en la represión, Fabrizio explica que se trata de decir que no ha cambiado en nada nuestro país. “La historia de la Guerra Sucia es una historia que no hemos enfrentado, que no hemos mirado de frente, somos el único país de América Latina que no tiene una comisión de verdad. Luis Echeverría morirá seguramente dormido en su cama, como lo hizo Gutiérrez Barrios, artífice de la Guerra Sucia —él murió en el hospital—. Entonces esto es una compensación por la falta de justicia”.
Mejía comparte que los novelistas, cronistas y cineastas son quienes le dan ese carácter de compensación a las ficciones, una suerte de justicia poética. Así, “este libro es sobre la Guerra Sucia en México que dejó miles de muertos y que no fue enfrentada de ninguna manera. Y también es contar esta historia doble que tenemos los mexicanos, el ejercicio de la autoridad donde aunque en muchos países la represión es el último recurso, aquí es el primero, por otro lado pensar que la sociedad de los setentas se evadió y miró para otro lado cuando había secuestros y desapariciones a cargo de Gutiérrez Barrios en la Dirección Federal de Seguridad y Miguel Nazar en la Brigada Blanca”.
Para el autor esta novela tiene más sentido mediático a raíz de lo acontecido en Ayotzinapa porque para él, México era un país sin cifras de muertos y desaparecidos, hasta que llegó este caso de 43 estudiantes con nombre y rostro.
LA FRASE
"La represión (en México) es parte estructural de cómo piensan los policías, militares y los funcionarios públicos sobre el conflicto”.
Fabrizio Mejía, escritor y periodista.
Síguenos en