Cultura
La máquina de producir pensamiento
Por Carlos Vicente Castro
El cansancio se hace evidente en los vendedores de libros, y eso que apenas nos encontramos a media semana. Pero los descuentos empiezan a hacerse visibles en las editoriales que no desean cargar de nuevo con libros a casa.
En Almadía los libros de poesía están a 50%. Al fondo, en una de las mesitas blancas, una periodista entrevista a uno de los escritores más publicados por esta editorial: el portugués Gonçalo M. Tavares, de quien Saramago diría alguna vez que escribe tan bien que dan ganas de asestarle un golpe en la cara.
Me acerco para escuchar su respuesta a la última de las preguntas, seguro que lo notan porque no me cuido de pasar desapercibido: “Empecé a escribir sin ningún plan establecido, simplemente lo fui haciendo. Escribiendo diarios, y así, continué”.
Al irse la periodista, le pregunto a Gonçalo por uno de sus libros de poesía publicados, puesto que no veo sino de narrativa en el stand. Resulta que dentro de unos minutos leerá en el Salón de la Poesía, según el programa de la feria. Explica que no escribe poesía, pero que al fin y al cabo lo habían invitado. Me despedí para alcanzar un buen lugar en el salón.
Si bien Tavares se desenvuelve perfectamente en español, la lectura es en portugués y en español —con participación de su editor—. El público no estaba para nada decepcionado de oír a un narrador, todo lo contrario.
Enfatizaba el autor de Historias falsas: “El tiempo del libro no es el tiempo del escritor, es el tiempo del lector. A diferencia del cine, donde si viras la cabeza lo pierdes, el libro es una máquina individual de producir pensamiento...”.
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