Cultura
La imagen de Tina Modotti es recordada en libro 'Frida Kahlo. Sus fotos'
La famosa y revolucionaria fotógrafa tuvo una vida muy interesante en su estancia en México
Tina Modotti, famosa fotógrafa italiana nacida el 17 de agosto de 1896, está presente en el libro '
Frida Kahlo. Sus fotos' al ser uno de los personajes que despertaron un especial afecto en la pintora.
Junto con la de Modotti, en el capítulo titulado 'Amores' aparecen también otras fotografías como las de León Trotsky, Isamu Noguchi, André Breton, Dolores del Río, Georgia O´Keefe y Diego Rivera.
Dueña de un estilo depurado con el que logró imágenes nítidas y contundentes que se caracterizaron por la ausencia total de amaneramiento y sentimentalismo, resultando una influencia fundamental para los fotógrafos mexicanos de su época, Tina Modotti nació en Udine, Italia.
También fue poseedora de un tesón que la colocó en la historia como una mujer emblemática y revolucionaria.
Ella perteneció al seno de una familia muy pobre que emigró a principios del siglo XX a Estados Unidos, en donde su empuje pronto la convirtió en el sostén de su casa.
De acuerdo con datos biográficos accesibles, Tina fue nudista y también actriz de teatro italoamericano en San Francisco. A los 20 años se casó con Roubaix de l´Abri Richey, con quien empezó a frecuentar la bohemia intelectual de esa ciudad, pero apenas comenzada la década de los 20, Roubaix fue a probar suerte a México y murió de viruela.
La joven viuda se convirtió en modelo y amante del fotógrafo profesional Edward Weston, con quien inició una vida novelesca.
Ambos se mudaron a México donde fueron bien recibidos por el círculo intelectual mexicano que entonces acogía a pintores, escritores, poetas y hasta científicos y humanistas.
Tina Modotti se enamoró del país y fue entre 1924 y 1929 que vivió sus años más rutilantes, pues no había fiesta grande o chica a la que no estuviera invitada.
Al lado de Weston, Modotti viajó extensamente por México para realizar un reportaje, y fue durante ese viaje que se conmovió y sintió que renacían en ella las preocupaciones sociales.
Cuando volvieron a la casa que compartían, el amor estaba casi extinguido y Weston retornó a California, donde él y su hijo Brett llevaron a cabo una obra sumamente elogiada por críticos y aficionados.
Después de la partida de Weston, conmocionada hasta la médula por la realidad dura del pueblo mexicano, Tina volcó al Partido Comunista.
Xavier Guerrero, importante pintor de origen olmeca, la introdujo al mundo de la política y la convirtió en una fervorosa y sincera marxista estalinista, además de su amante.
En el Partido, Tina se rodeó de nuevos y antiguos amigos. Por ejemplo, los muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, y mientras Xavier Guerrero fue a Moscú, convocado por el Partido, Tina siguió sacando fotos de familia y colaboraba en la redacción del periódico 'El Machete'.
Allí conoció en 1928 al joven revolucionario cubano Julio Antonio Mella, exiliado político en México.
Fue una pasión mutua indescriptible, pero a Mella lo asesinaron a los pocos meses, en enero de 1929, hecho en el que implicaron a Tina, a quien se dice que salvó Diego Rivera.
Sin embargo, la muerte de Mella desencadenó en Tina su propia y lentísima muerte. Todo ese año se dedicó a la fotografía y al Socorro Rojo (una rama del Partido Comunista), y para diciembre ya la habían invitado a presentar sus trabajos en la Biblioteca Nacional.
Fue su primera exposición, pero también la última vez que se le reconoció como una verdadera creadora.
Fue cuando proclamó su condición de simple fotógrafa al servicio de la causa socialista. Las obras suscitaron encendidos elogios de la crítica, porque constituían un espléndido testimonio del potencial artístico que encerraba la fotografía.
Poco después ocurrió en México un fallido intento de asesinato al presidente electo. Muchos comunistas cayeron presos sospechosos de terroristas y entre ellos Tina Modotti fue expulsada de ese país en enero de 1930, un año después de ser ultimado Mella.
Tuvo sólo dos días para arreglar sus cosas e irse a Europa. Entre la poca gente que acompañó a Tina en esos días estaba un muchacho tímido, aspirante a fotógrafo, a quien regaló una de sus cámaras, con buen ojo, pues éste llegó a ser uno de los más venerados fotógrafos mexicanos: Manuel Alvarez Bravo.
Los 10 primeros años de Tina en Europa fueron mortíferos. Despojada de su identidad, estuvo un tiempo en Alemania, donde sacó algunas fotos de fuerte tono satírico pero no se sintió cómoda, se hallaba quizás demasiado sola, muy temerosa en países desconocidos que además pasaban por una situación crítica.
Su único apoyo era Vittorio Vidali, un enigmático italiano de fuerte personalidad al que había conocido en el Socorro Rojo de México y que asumió el deber solidario de acompañarla en su exilio forzoso.
Se dice que siguieron juntos hasta el final, más por una impostergable necesidad de apoyo que por auténtico amor.
Retirada de la fotografía, de vuelta en México, la vida de Tina se volvió muy triste. Vittorio Vidali no le brindaba demasiada atención. A sus amigos trataba de no verlos para no meterlos en problemas.
Fumaba mucho, le dolía el corazón, vivía atemorizada y amargada, envejecida y afeada, no se reconocía a sí misma.
De manera que, para interrumpir definitivamente esta vida torturante que se le hace eterna e insoportable, muere sola, calladamente, sin quejas, en el asiento trasero de un taxi, el 5 de enero de 1942.
Sería 40 años después cuando un grupo de teóricos feministas estadounidenses descubrieron sus obras y las valoraron en su real dimensión artística. También se deslumbraron con el coraje de esta auténtica luchadora feminista, que pagó con la vida su libertad interior.
En 1992 se publicó una novela realizada por la escritora mexicana Elena Poniatowska denominada 'Tinísima', como llamaba Julio Mella a la fotógrafa.
Y en 1996, al cumplirse 100 años del nacimiento de Tina Modotti, se organizó en Finlandia una exposición con casi toda su obra importante: 118 fotografías.
Fue su curadora la especialista Sarah Lowe, quien escribió el prólogo de un importante catálogo, producto de seis años de investigaciones.
CIUDAD DE MÉXICO (16/AGO/2010).- La imagen de
Junto con la de Modotti, en el capítulo titulado 'Amores' aparecen también otras fotografías como las de León Trotsky, Isamu Noguchi, André Breton, Dolores del Río, Georgia O´Keefe y Diego Rivera.
Dueña de un estilo depurado con el que logró imágenes nítidas y contundentes que se caracterizaron por la ausencia total de amaneramiento y sentimentalismo, resultando una influencia fundamental para los fotógrafos mexicanos de su época, Tina Modotti nació en Udine, Italia.
También fue poseedora de un tesón que la colocó en la historia como una mujer emblemática y revolucionaria.
Ella perteneció al seno de una familia muy pobre que emigró a principios del siglo XX a Estados Unidos, en donde su empuje pronto la convirtió en el sostén de su casa.
De acuerdo con datos biográficos accesibles, Tina fue nudista y también actriz de teatro italoamericano en San Francisco. A los 20 años se casó con Roubaix de l´Abri Richey, con quien empezó a frecuentar la bohemia intelectual de esa ciudad, pero apenas comenzada la década de los 20, Roubaix fue a probar suerte a México y murió de viruela.
La joven viuda se convirtió en modelo y amante del fotógrafo profesional Edward Weston, con quien inició una vida novelesca.
Ambos se mudaron a México donde fueron bien recibidos por el círculo intelectual mexicano que entonces acogía a pintores, escritores, poetas y hasta científicos y humanistas.
Tina Modotti se enamoró del país y fue entre 1924 y 1929 que vivió sus años más rutilantes, pues no había fiesta grande o chica a la que no estuviera invitada.
Al lado de Weston, Modotti viajó extensamente por México para realizar un reportaje, y fue durante ese viaje que se conmovió y sintió que renacían en ella las preocupaciones sociales.
Cuando volvieron a la casa que compartían, el amor estaba casi extinguido y Weston retornó a California, donde él y su hijo Brett llevaron a cabo una obra sumamente elogiada por críticos y aficionados.
Después de la partida de Weston, conmocionada hasta la médula por la realidad dura del pueblo mexicano, Tina volcó al Partido Comunista.
Xavier Guerrero, importante pintor de origen olmeca, la introdujo al mundo de la política y la convirtió en una fervorosa y sincera marxista estalinista, además de su amante.
En el Partido, Tina se rodeó de nuevos y antiguos amigos. Por ejemplo, los muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, y mientras Xavier Guerrero fue a Moscú, convocado por el Partido, Tina siguió sacando fotos de familia y colaboraba en la redacción del periódico 'El Machete'.
Allí conoció en 1928 al joven revolucionario cubano Julio Antonio Mella, exiliado político en México.
Fue una pasión mutua indescriptible, pero a Mella lo asesinaron a los pocos meses, en enero de 1929, hecho en el que implicaron a Tina, a quien se dice que salvó Diego Rivera.
Sin embargo, la muerte de Mella desencadenó en Tina su propia y lentísima muerte. Todo ese año se dedicó a la fotografía y al Socorro Rojo (una rama del Partido Comunista), y para diciembre ya la habían invitado a presentar sus trabajos en la Biblioteca Nacional.
Fue su primera exposición, pero también la última vez que se le reconoció como una verdadera creadora.
Fue cuando proclamó su condición de simple fotógrafa al servicio de la causa socialista. Las obras suscitaron encendidos elogios de la crítica, porque constituían un espléndido testimonio del potencial artístico que encerraba la fotografía.
Poco después ocurrió en México un fallido intento de asesinato al presidente electo. Muchos comunistas cayeron presos sospechosos de terroristas y entre ellos Tina Modotti fue expulsada de ese país en enero de 1930, un año después de ser ultimado Mella.
Tuvo sólo dos días para arreglar sus cosas e irse a Europa. Entre la poca gente que acompañó a Tina en esos días estaba un muchacho tímido, aspirante a fotógrafo, a quien regaló una de sus cámaras, con buen ojo, pues éste llegó a ser uno de los más venerados fotógrafos mexicanos: Manuel Alvarez Bravo.
Los 10 primeros años de Tina en Europa fueron mortíferos. Despojada de su identidad, estuvo un tiempo en Alemania, donde sacó algunas fotos de fuerte tono satírico pero no se sintió cómoda, se hallaba quizás demasiado sola, muy temerosa en países desconocidos que además pasaban por una situación crítica.
Su único apoyo era Vittorio Vidali, un enigmático italiano de fuerte personalidad al que había conocido en el Socorro Rojo de México y que asumió el deber solidario de acompañarla en su exilio forzoso.
Se dice que siguieron juntos hasta el final, más por una impostergable necesidad de apoyo que por auténtico amor.
Retirada de la fotografía, de vuelta en México, la vida de Tina se volvió muy triste. Vittorio Vidali no le brindaba demasiada atención. A sus amigos trataba de no verlos para no meterlos en problemas.
Fumaba mucho, le dolía el corazón, vivía atemorizada y amargada, envejecida y afeada, no se reconocía a sí misma.
De manera que, para interrumpir definitivamente esta vida torturante que se le hace eterna e insoportable, muere sola, calladamente, sin quejas, en el asiento trasero de un taxi, el 5 de enero de 1942.
Sería 40 años después cuando un grupo de teóricos feministas estadounidenses descubrieron sus obras y las valoraron en su real dimensión artística. También se deslumbraron con el coraje de esta auténtica luchadora feminista, que pagó con la vida su libertad interior.
En 1992 se publicó una novela realizada por la escritora mexicana Elena Poniatowska denominada 'Tinísima', como llamaba Julio Mella a la fotógrafa.
Y en 1996, al cumplirse 100 años del nacimiento de Tina Modotti, se organizó en Finlandia una exposición con casi toda su obra importante: 118 fotografías.
Fue su curadora la especialista Sarah Lowe, quien escribió el prólogo de un importante catálogo, producto de seis años de investigaciones.
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