Cultura
La ilusión de los rockstar en la FIL
La juventud tapatía invade los pasillos de la feria con su energía e ímpetu
La ilusión de ver a una celebridad de la televisión o de los espectáculos provocó el caos por los pasillos de la FIL. Era imposible caminar, pese a los esfuerzos de los elementos de seguridad y de logística que gritaban: "Caminen, no hay nadie", pero su voz era ignorada y remplazada por otro rumor: "Es Chicharito", "es Justin Bieber", "es William Levy", "es la autora de Crepúsculo"...
Los miles de adolescentes que gritaban provocaron que otros jóvenes trataran de llegar a la escena, deseaban saber quién era la estrella que paseaba por la FIL y se había quedado en el stand de la editorial Santilla. Un flash y otro flash de las cámaras de los celulares era la señal de que sí había un famoso, así llegó hasta la escena Ramón Lira González, estudiante de la Secundaria 69, quien atraído por los gritos decidió cruzar la multitud porque "le dijeron a una amiga que aquí estaba la autora de Crepúsculo, pero no vi nada".
Ramón como sus compañeros sólo pasea por los pasillos de la FIL y grita ante cualquier provocación porque su plan no es entrar a una conferencia ni comprar un libro. Su tarea escolar es investigar qué país es el invitado de honor.
Ante la invasión de los niños y jóvenes, las editoriales decidieron cerrar sus stands, pues el movimiento generaba la vibración de las estructuras. La casa de publicaciones Santilla puso rejas para evitar el paso de los estudiantes.
El estudiante de la Secundaria 69 es uno de los más de 21 mil personas que recorrieron los pasillos de la FIL la mañana del viernes. La cifra registrada hasta el mediodía del viernes fue dada a conocer por los organizadores hasta el mediodía.
El número de visitantes de la mañana del viernes es la mayor registrada en unas horas en esta FIL. Según los organizadores, el pasado jueves durante la mañana y parte de la tarde (hasta poco después de las 14:00 horas) entraron 20 mil personas.
Los responsables de logística gritan "no hay nadie" y le indicaban a los jóvenes que caminaran para evitar la bola. Después de unos minutos, siguen los pasillos llenos, pero la fila avanza y hasta Santillana retira las rejas para que los jóvenes puedan ya entrar y pasear entre sus libros.
EL INFORMADOR /MAYRA TORRES DE LA O
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