Cultura

La familia Fuentes Lemus

Carlos Fuentes sufrió lo que ningún padre debe padecer: sobrevivir a sus hijos Carlos y Natasha

GUADALAJARA, JALISCO (16/MAY/2012).- La de Carlos Fuentes (1928-2012) y Silvia Lemus (1945) fue una de esas relaciones exprés que se temía que por lo rápidas durarían apenas unos segundos. Y es que fue en 1971 cuando se conocieron, para casarse un año después en París y al otro ya tenían en brazos a su primogénito: Carlos. En 1974 completaron la familia con la llegada de Natasha.

“Si todas las mujeres que he querido se resumen en una sola, la única mujer que he querido para siempre las resume a todas las demás. Ellas son estrellas. Silvia es la galaxia misma”, escribió Fuentes en el libro En esto creo.

Entonces, la lección de este matrimonio para el mundo, bien podría ser que las suposiciones (o los vaticinios) no pueden darse por hecho. Durante 40 años el matrimonio continuó unido, pese a todos los pesares, reunidos todos (seguramente) en la pérdida de sus dos hijos: Carlos, el 5 de mayo de 1999; y Natasha, el 24 de agosto de 2005.

Carlos Fuentes Lemus murió víctima de la hemofilia que lo aquejaba desde niño, tenía 25 años y una pasión por el arte que tal vez llegó de la mano de su enfermedad, quizá como una forma de aferrarse a la vida o dejar ésta plasmada en un lienzo o un papel al paso del tiempo.

“Carlos realizó su trayecto artístico con urgencia, con alegría, con dolor, pero sin una sola queja. Sus ojos profundos, brillantes a veces, ausentes otras, nos decían que el dolor individual de nuestro cuerpo es no sólo intransferible, sino inimaginable para los demás. Si no lograba transmitirlo en un poema o una pintura, el dolor permanecería para siempre mudo, solitario, dentro del cuerpo sufriente”, publicó Carlos Fuentes el 15 de mayo de 1999 en el diario El País.

Seis años después, el 22 de agosto de 2005, el matrimonio Fuentes Lemus fue sorprendido en Londres con una mala noticia: Natasha fue encontrada muerta en plena vía pública, bajo un puente peatonal, en el barrio de Tepito; tenía 29 años.

El parte médico determinó que su fallecimiento había sido por congestión visceral generalizada y paro cardiaco, aunque algunos medios aseguraron que se trataba de una muerte por drogas.

Sobre Natasha, a quien alguna vez describió como una “isla solitaria”, Fuentes escribió: “Fue una niña rebotona, alegre, llena de imaginación y humor. La gran ilusión de un padre es que su hija sea siempre una fuente de ternura y entre siempre a la sala haciendo cabriolas. Pero las fotografías se desvanecen, las gasas se rasgan, las sedas se amarillean. La primera comunión no es un evento eterno” (En esto creo, Seix Barral, 2002).

Y a pesar de los pesares, las pérdidas y el dolor, Silvia Lemus y Carlos Fuentes continuaron unidos, andando de un lado a otro: ella con un férreo compromiso personal de promover la obra de su hijo; él con la memoria cargada de recuerdos y escribiendo historias... hasta ahora que se separan de forma definitiva.

Además de Carlos y Natasha, Fuentes fue padre de Cecilia –producto de su primer matrimonio con Rita Macedo (1925-1993)–, nacida en 1962.

“El nacimiento de Cecilia fue un hecho musical. Pude haber oído o recordado palabras, imágenes, flores o frutos, animales o aves, ríos, odéanos. Sólo escuché música. No lo explico. Tampoco lo imagino, lo atestiguo. En el momento en que Cecilia apareció y gritó por primera vez, yo supe que escuchaba un dictado de la naturaleza, el más reciente, pero también el más antiguo”.

FRASE

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Un hijo merece la gratitud del padre por un solo día de existencia en la tierra "
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