Cultura

La charrería, tesoro de la Unesco

Charros de distintas generaciones y de diferentes estados celebraron la declaratoria

GUADALAJARA, JALISCO (15/SEP/2017).- Miembros de asociaciones y federaciones de charros de Jalisco y otros estados del país se dieron cita ayer en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México para recibir el certificado de inscripción ante la Unesco de la charrería como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Vestidos con trajes tradicionales de este arte, charros de distintas generaciones y originarios de diferentes estados celebraron la declaratoria que había sido aprobada durante la 11 sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, realizada en 2016 en Addis Abeba, Etiopía.

El subsecretario de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura de la Secretaría de Cultura, Jorge Gutiérrez, en representación de la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, destacó que la charrería es una expresión tradicional presente en múltiples expresiones como el cine y la música, y resaltó su presencia en el país y el mundo, pues tan solo en Estados Unidos existen 184 comunidades de charros.

Alma Lara, en representación de la Unesco, dijo que la charrería es un conocimiento vivo, con características nacionales y que es permanente.

La ceremonia se realizó coincidiendo con el Día Nacional del Charro.

Un poco de historia

De acuerdo con la historia, la charrería surgió debido al menosprecio que sufrían los indígenas y al tener al caballo como principal animal útil en la conquista se ganaron un respeto.

La primera autorización para ser considerados jinetes la otorgó el Marqués de Guadalcázar Don Diego Fernández de Córdoba, autorizó por mandato del Virrey Luis de Tovar Godínez formar un grupo de 22 indígenas montar a caballo para cuidar y pastorear más de 100 mil cabezas de ganado en una hacienda en Pachuca, Hidalgo, en la primera mitad de siglo XVII.

Luego más tarde, los caciques Otomíes, Nicolás Montañez; Fernando de Tapia y el instructor Fray Pedro Barrientos construyeron los cimientos para el surgimiento de la charrería para propagarse a los estados de México, Puebla y Jalisco.

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