Cultura

La bielorrusa Svetlana Alexievich gana el Premio Nobel de Literatura

Por su obra polifónica que le hace un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo

La bielorrusa Svetlana Alexievich gana el Premio Nobel de Literatura
ESTOCOLMO, SUECIA (08/OCT/2015).- La bielorrusa Svetlana Alexiévich ganó el premio Nobel de Literatura de 2015, informó hoy la Academia Sueca.

La academia explicó que el premio se le otorgaba por su obra polifónica que le hace un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo.

La obra de Alexiévich, en la que se destacan sus reportajes literarios sobre Chernóbil o sobre mujeres en la II Guerra Mundial, tiene que ver ante todo con la extinta Unión Soviética.

Sin embargo, hay otros trabajados en los que también aborda también la situación actual de su país, Bielorrusia, y de Rusia.

Es una maestra del reportaje literario, género con el que relata con toda su crudeza el fracaso de la utopía soviética.

"El hombre soviético no ha desaparecido. Es una mezcla de cárcel y guardería. No toma decisiones y simplemente está a la espera del reparto. Para esa clase de hombre la libertad es tener veinte clases de embutido para elegir", dijo al recibir el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes (2013).

A la imagen y semejanza de una arqueóloga, Alexiévich se sumerge con la ayuda de cientos de entrevistas en los acontecimientos más traumáticos que han marcado la vida del "homo soviéticus" como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Afganistán, la catástrofe de Chernóbil y la desintegración de la URSS.

Alexiévich no se queda anclada en el pasado, sino que documenta de manera muy crítica el derrotero que han tomado desde 1991 países como Rusia, a cuyo presidente, Vladímir Putin, acusa de llevar a su país al medievo con su "culto a la fuerza".

De padre bielorrusa y de madre ucraniana, Alexiévich nació el 31 de mayo de 1948 en el oeste de Ucrania, aunque posteriormente su familia emigró a la vecina Bielorrusia.

Trabajó como profesora de historia y de lengua alemana, aunque pronto optó por dedicarse a su verdadera pasión, el reportaje, y, de hecho, en 1972 se licenció en la Facultad de Periodismo de Minsk y ejerció como redactora en varios diarios de su país.
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