Cultura
La Rotonda tiene nuevo huésped
Alejandro Cravioto resaltó que aún falta promover el legado de la insurgente, por su participación en la lucha de Independencia
Sin embargo, Rita Pérez de Moreno (1779-1861) fue una mujer que apoyó el movimiento de 1810 y fungió como administradora del Fuerte del Sombrero, donde se libró una batalla en 1817. Por su destacada labor, sus restos mortales se trasladaron ayer a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, donde se colocó una escultura de bronce de la mujer con una niña en brazos, en cuya base se colocó la leyenda de “heroína de la Independencia”.
La pieza realizada por el artista Rubén Orozco fue colocada entre los monumentos de Valentín Gómez Farías y Rafael Preciado, justo a unos metros de la escultura de Pedro Moreno, su esposo, también ubicada sobre Avenida Alcalde.
Para el titular de la Secretaría de Cultura, Alejandro Cravioto Lebrija, sigue pendiente dar a conocer la obra y el legado de Rita Pérez de Moreno. “Nos urge con la mayor amplitud posible difundir su vida y trayectoria, todo cuanto ella trabajó, sufrió y padeció, principalmente en ambientes juveniles y en escuelas. Me parece que el hecho de que hoy se tenga una efigie es una prueba de sus buenos deseos”.
Los primeros momentos
En el aniversario luctuoso número 149 de Rita Pérez de Moreno se realizó el traslado de sus restos. Los primeros rayos de Sol cobijaron la carroza donde viajaron los huesos de Rita Pérez de Moreno, que salieron de San Juan los Lagos hacia Guadalajara. La primera parada del recorrido fue la sede del Instituto Jalisciense de las Mujeres (IJM). De ahí partió la caravana, integrada por descendientes de Rita Pérez de Moreno y Pedro Moreno, alumnos de la Escuela Primaria Urbana 628, que lleva el nombre de la “heroína de la Independencia”, autoridades estatales y personas que viajaron desde San Juan de los Lagos para ver finalizada una iniciativa que se había presentado en diferentes ocasiones, pero que hasta este año presentó el diputado Noel Pérez de Anda en el Congreso del Estado.
Con la Banda de Guerra a cargo del Cuerpo de Bomberos y Protección Civil del Ayuntamiento de Guadalajara, comenzó la última travesía de los restos de Rita Pérez de Moreno, que ahora están próximos a los de su esposo Pedro Moreno.
El recorrido comenzó a las 9:30 horas y continuó en una marcha rápida. Cuatro hombres cargaron la urna con los restos y algunos curiosos se detenían a preguntar quién era el hombre o mujer que iba en la urna, como un estudiante de bachillerato quien ignoraba la existencia de la insurgente.
Los restos de Rita Pérez de Moreno pasaron por un camino de flores blancas, mismo que fue recorrido por descendientes de cuarta o quinta generación, como Rubén Pérez Gutiérrez, Martha Muñoz Moreno y Esther Pérez de Villalobos, quien expresó su emoción entre lágrimas.
La insurgente
Cientos de decisiones en la vida están influidas por el amor, algunas son intrascendentes, pero otras influyen en la historia de un país. Rita Pérez de Moreno es un ejemplo de lo anterior, ya que al seguir a su esposo conoció el rostro de la lucha de Independencia y administró el Fuerte del Sombrero, en Guanajuato.
María Rita de la Trinidad Pérez Jiménez nació en una población del actual municipio de San Juan de los Lagos, Jalisco. Antes de cumplir 20 años, se casó con Pedro Moreno y González el 1 de mayo de 1799 en la Hacienda de la Cañada.
En 1814, Pedro Moreno se alistó a la lucha emancipadora y le escribió a su esposa para comentarle que era libre de seguirlo o de quedarse a cuidar a sus cuatro hijos. Ella eligió acompañarlo en todo momento.
Y cuando Rita estuvo en prisión recibió una carta de su esposo, que cita lo siguiente: “Un fondo de sufrimiento y de conformidad vale un mayorazgo, y es la única felicidad que se puede disfrutar en la turbulenta época que nos ha tocado; ármate de tan fuerte escudo, y todo será para ti llevadero”.
En la ceremonia, la presidenta de la Comisión de Cultura del Congreso del Estado, Roció Corona Nakamura, expresó que “Rita Pérez de Moreno no es la efigie de bronce que hoy la representa, fue una mujer de carne y hueso, con sus temores y contradicciones de una mujer, madre, esposa y revolucionaria, porque se sobrepuso a la adversidad de las circunstancias y a las debilidades que le tentaban a abandonar la lucha. Pocos, como ella, nos enseñan que la congruencia se vende cara”.
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