Cultura

La Orquesta Filarmónica presume nueva directora

Alondra de la Parra asume el puesto de la agrupación musical jalisciense

GUADALAJARA, JALISCO (31/MAR/2012).- Alondra está  impecable de pies a cabeza: traje sastre negro ajustado a la cintura y el cabello recogido en una coleta. El público, contento de ver aparecer a la nueva directora artística de la Orquesta Filarmónica de Jalisco, la recibe caluroso. Ella se limita a devolver el gesto con un esbozo de sonrisa.

Sus movimientos firmes y precisos denotan seguridad y control frente a los integrantes de la  orquesta, lo que no se contrapone con la armonía que transmite el meneo de sus delgadas manos. No hay duda de que Alondra de la Parra embellece un escenario a punto de encenderse con una pieza corta pero contundente.

El pulso continuo de la caja china atraviesa de inicio a fin la primera pieza de la noche: Short Ride in a Fast Machine, cuyo dinámico ritmo acelera los ánimos en el Degollado. La directora finaliza, saluda, y sale de escena caminando por entre los músicos, con la misma prisa que sugiere la recién interpretada pieza de John Adams.

Después de ella salen también las percusiones y los metales –con excepción de las trompas— pues no son requeridos para el Concierto No. 23 de Wolfgang Amadeus Mozart. En su lugar, aparece la solista venezolana Ana Karina Álamo y ocupa su puesto en el banquillo del piano de cola.

El comienzo es alegre pero la melancolía llega en el segundo movimiento. Alondra aminora también su velocidad, cuidadosa de no interrumpir la delicada atmósfera creada por sus músicos. La alegría y el color vuelven en la tercera parte, junto a la emoción de la joven directora.

Después del intermedio llega el momento más esperado: Titán, la primera sinfonía de Gustav Mahler; es como un viaje por un país desconocido. En ésta sinfonía destaca el tercer movimiento, que abre y cierra con la canción infantil francesa Martinillo, presentada en forma de canon y en tonalidad menor.

La nueva directora artística recibe la ovación generalizada, pero también aprovecha la ocasión para organizar el reconocimiento al señalar a los músicos en qué momento ponerse de pie. Se le ve contenta con el resultado del concierto: su sonrisa crece una vez que su misión ha terminado.
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