Cultura
La Julia Roberts de la literatura
Al recibir el Premio FIL 2010, la autora de Saña descartó que esté cansada de escribir a sus 80 años de edad
Glantz es la tercera mujer y la primera mexicana que recibe el galardón, a sus 80 años de edad, algo que la autora de Síndrome de naufragios no termina de entender: “Me pregunto por qué nos dan premios cuando estamos por cumplir 80 años. (Es acaso) por qué ya no vamos a dar lata o porque nos vamos a morir tranquilas”, dijo durante su discurso.
Para la escritora mexicana, ser distinguida con el galardón que también recibieron Nélida Piñón (1995) y Olga Orozco (1998) es “un ajuste de cuentas” para ella y su obra. No obstante, descartó que a sus 80 años se encuentre cansada de la creación literaria, “aunque uno, cuando escribe, se encuentra bloqueado. No se puede escribir todo el tiempo bien pero, mientras esté con ánimos, seguiré escribiendo. No quiero dejar de escribir”.
Señaló que le dedica el premio a “toda una serie de escritoras maravillosas” de América Latina y México: “Cuando me dieron la noticia de que había sido galardonada con el premio (FIL), dije que (ojalá) fuese un premio que también se le otorgase a muchas otras escritoras, tanto mexicanas como latinoamericanas, extraordinarias, que casi nunca tuvieron un reconocimiento, por vivir en países que eran marginales porque había dictaduras como Uruguay o Argentina, o países donde se trasciende poco como Perú, a pesar de (Mario) Vargas Llosa, porque tienen una escritora extraordinaria que se llama Blanca Varela, una de las más grandes poetas del español, a la que le dieron premios muy tardíamente y, (cuando recibió) el último premio que le dieron, ella ya no podía ni hablar a causa del Alzheimer”.
“Es decir, esperar hasta el último momento de una persona para entregarle un premio es algo terrible. Yo les dedicaría el premio, (porque) es un premio colectivo”.
Visión femenina de la literatura
Sobre los aportes de la visión femenina al “palacio” de las letras universal, la escritora expresó que éstas pueden ser múltiples, ya que cada mujer escribe de los temas que le interesan, los que están más cercanos a su contexto y de los que sabe escribir.
“Las mujeres no escribimos igual. Aunque se trata, de alguna forma, de que las mujeres, como los países subdesarrollados, produzcan literatura conforme a lo que se piensa de ellas y de los países desarrollados; es decir: no pueden escribir más que de cierta manera y, si traspasan el mercado internacional, es porque escriben como quieren las editoriales internacionales, no como las mujeres deberíamos de escribir. Hay muchas maneras de escribir y todas lícitas, no necesariamente escribimos cosas muy femeninas”, afirmó la autora “sorjuaniana” que comenzó a escribir bastante tarde, según su propia descripción, ya que publicó por primera vez a los 47 años de edad.
Opinó que el papel de la literatura en el siglo XXI aún está por desvelarse en cada obra y en cada escritor, aunque en principio debe ser un constructor del pensamiento del hombre. “Recuerdo que en una ocasión dije que para acabar con el narcotráfico debería escribir con cuernos de chivo —fusiles AK-47—. Aunque creo que es el Estado el que tiene que organizar o resolver los problemas que está viviendo México”.
Sin embargo, “la literatura no necesariamente debe tener un compromiso. Hay escritores que no se comprometen, otros sí. Yo escribo de cosas muy difíciles, muy violentas, muy terribles: la mutilación, la guerra, los campos de concentración. Las funciones más difíciles del cuerpo como la defecación, la orina, son temas que me interesan muchísimo y que quizás no se deberían de abordar en la literatura porque no son amables, pero yo los considero fundamentales porque la vida está hecha de eso”.
Por último, antes de dar paso a sus actividades en una saturada agenda motivada por el Premio FIL, señaló que en la literatura nacional hace falta escribir ensayo, “para que fomente el pensamiento crítico”.
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