Cultura
Kusiki, una apología al juego de otras épocas
La puesta en escena se estrenó este domingo 03 de febrero en el Teatro Guadalajara del IMSS
GUADALAJARA, JALISCO (03/FEB/2013).- Mario Bros. tomó el lugar del balero. Los Tazos hicieron que nuevas generaciones olvidaran las suertes que se realizan con el trompo. Y así, conforme el tiempo avanza, nuevas actividades lúdicas obligan a los infantes a olvidar los juguetes que marcaron las costumbres en el juego mexicano.
No obstante, aún existen maneras de traer la nostalgia de aquellas formas de diversión, como la puesta en escena Kusiki, las piezas del juego, que se estrenó este domingo 03 de febrero en el Teatro Guadalajara del IMSS.
Música y danza contemporánea impulsaron la memoria de los espectadores para traer a la actualidad la tradición del color y las texturas del juguete mexicano.
Entre las familias que asistieron no faltó el adulto que trajo consigo el balero para jugar antes de que la función comenzara. Pero las luces se fundieron lentamente, aquel adulto tuvo que guardar su juguete y los niños se acomodaron en su asiento, levantando el cuello hacia arriba para ver el entarimado, donde el colectivo Nómada, Cuerpo Sonoro en Movimiento daría comienzo a la función.
El botar de una pelota abre la puesta en escena, improvisando ritmos que provocaron el baile en el escenario. Una niña al centro se busca divertir con una luminosa bola de plástico, mientras que tres sombras detrás ambientan su juego con música salida de los más extraños instrumentos.
Cascabeles, globos, tablas de madera, las pelotas de plástico macizo atadas a un cordón que algunos conocieron como Taka Taka y panderos se sumaron para recrear un viaje imaginario al aire libre de una pequeña en bicicleta.
Xylófono y un mono de juguete se sumaron a la improvisación de sonidos, en las que no pudo faltar la matraca. Héctor Aguilar como percusionista, Nathalie Braux en alientos y Diego Gallo realizando arte sonoro inyectaron de creatividad musical a la obra.
Mientras tanto, tres bailarinas con gestos pueriles recordaron cómo tan sólo una cuerda elástica puede ser un sinfín de cosas si se recurre a la imaginación. También demostraron que una amiga puede ser la muñeca de otra y jugar a trenzarse el cabello. Todos esos juegos que parecen perderse poco a poco: piedra papel o tijera, baile de hula hula, saltar la cuerda, cada uno formó parte del montaje que representó una tarde de juego en cualquier área recreativa.
Como toda buena tarde, tiene que llegar a su final. Las amigas se despidieron compartiendo una paleta; "mami, yo quiero una", dijo un niño en voz alta cuando vio que en el escenario saborean el caramelo. Y así cayó la noche; "Mira la luna, mamá Licha", pidió otra niña cuando vio a la media luna tomar el escenario mientras una por una se retiran.
Juego de manos, las figuras que uno puede hacer con su cuerpo, inventarse mundos desérticos o futuristas valiéndose de la mente y un par de amigos. Kusiki, que en mixteca significa jugar, fue una apología a los juegos del pasado, para que en el siglo XXI se olviden un poco de la realidad virtual y tomen de nuevo su gis para trazar sobre la acera un avioncito y estirar las extremidades a la hora de divertirse.
Kusiki, las piezas del juego se mantendrá en temporada todos los domingos de febrero a las 13:00 y 16:00 horas, en el Teatro Guadalajara del IMSS. El ingreso tiene un costo de 60 pesos y 40 para niños, estudiantes, maestros e INSEN con credencial vigente.
EL INFORMADOR / RUBÉN GIL
No obstante, aún existen maneras de traer la nostalgia de aquellas formas de diversión, como la puesta en escena Kusiki, las piezas del juego, que se estrenó este domingo 03 de febrero en el Teatro Guadalajara del IMSS.
Música y danza contemporánea impulsaron la memoria de los espectadores para traer a la actualidad la tradición del color y las texturas del juguete mexicano.
Entre las familias que asistieron no faltó el adulto que trajo consigo el balero para jugar antes de que la función comenzara. Pero las luces se fundieron lentamente, aquel adulto tuvo que guardar su juguete y los niños se acomodaron en su asiento, levantando el cuello hacia arriba para ver el entarimado, donde el colectivo Nómada, Cuerpo Sonoro en Movimiento daría comienzo a la función.
El botar de una pelota abre la puesta en escena, improvisando ritmos que provocaron el baile en el escenario. Una niña al centro se busca divertir con una luminosa bola de plástico, mientras que tres sombras detrás ambientan su juego con música salida de los más extraños instrumentos.
Cascabeles, globos, tablas de madera, las pelotas de plástico macizo atadas a un cordón que algunos conocieron como Taka Taka y panderos se sumaron para recrear un viaje imaginario al aire libre de una pequeña en bicicleta.
Xylófono y un mono de juguete se sumaron a la improvisación de sonidos, en las que no pudo faltar la matraca. Héctor Aguilar como percusionista, Nathalie Braux en alientos y Diego Gallo realizando arte sonoro inyectaron de creatividad musical a la obra.
Mientras tanto, tres bailarinas con gestos pueriles recordaron cómo tan sólo una cuerda elástica puede ser un sinfín de cosas si se recurre a la imaginación. También demostraron que una amiga puede ser la muñeca de otra y jugar a trenzarse el cabello. Todos esos juegos que parecen perderse poco a poco: piedra papel o tijera, baile de hula hula, saltar la cuerda, cada uno formó parte del montaje que representó una tarde de juego en cualquier área recreativa.
Como toda buena tarde, tiene que llegar a su final. Las amigas se despidieron compartiendo una paleta; "mami, yo quiero una", dijo un niño en voz alta cuando vio que en el escenario saborean el caramelo. Y así cayó la noche; "Mira la luna, mamá Licha", pidió otra niña cuando vio a la media luna tomar el escenario mientras una por una se retiran.
Juego de manos, las figuras que uno puede hacer con su cuerpo, inventarse mundos desérticos o futuristas valiéndose de la mente y un par de amigos. Kusiki, que en mixteca significa jugar, fue una apología a los juegos del pasado, para que en el siglo XXI se olviden un poco de la realidad virtual y tomen de nuevo su gis para trazar sobre la acera un avioncito y estirar las extremidades a la hora de divertirse.
Kusiki, las piezas del juego se mantendrá en temporada todos los domingos de febrero a las 13:00 y 16:00 horas, en el Teatro Guadalajara del IMSS. El ingreso tiene un costo de 60 pesos y 40 para niños, estudiantes, maestros e INSEN con credencial vigente.
EL INFORMADOR / RUBÉN GIL
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