Cultura

Julio Cortázar, de su puño y letra

La editorial Alpha Decay publicará un libro con cartas y postales del escritor

MADRID, ESPAÑA.- La correspondencia entre el escritor Julio Cortázar con su última mujer, la fotógrafa Carol Dunlop, y las cartas que se escribieron ambos con su amiga serbia Silvia Monrós-Stojakovic, que también fue traductora del autor al serbio, serán publicadas la próxima semana por la editorial Alpha Decay.

El volumen, titulado Correspondencia. Julio Cortázar, Carol Dunlop, Silvia Monrós-Stojakovic, reúne nueve cartas y postales del autor de Historias de cronopios y de famas, junto a cinco de su esposa y otras cinco de la traductora. En las misivas, fechadas a principios de los años 80, se recoge la preocupación de Dunlop después de que a Cortázar le diagnosticaran una leucemia, el dolor del autor por la muerte de su esposa y la emoción ante la escritura de Los autonautas de la cosmopista.

Cortázar vive enterrado en una montaña postal, "como un personaje de Samuel Beckett", dice fatigado de los viajes, de las exigencias de un autor consagrado y de una enfermedad que ignora lleva dentro. "Las palabras son crudas, brutales, no dan por un lado lo específico de una situación, pero sí son ciertas; lo específico también está condicionado por ellas. Hace casi un año que sé, y soy la única en saberlo fuera de los médicos, que Julio tiene una leucemia crónica. Él no lo sabe, no lo tiene que saber, porque siendo como es, su mejor esperanza de vivir más y bien es no saberlo", escribe Dunlop.

El gran amor del autor de La vuelta al día en ochenta mundos se carteó durante tres años con la mayor sinceridad con Monrós-Stojakovic, descubriendo la tragedia que guarda en silencio. En agosto de 1981, le cuenta que "hace tiempo que no tiene tiempo de escribir" y que, a pesar de las recomendaciones de su médico personal, "nunca más Julio volverá a vivir el infierno de la reanimación si no hay esperanza".

En esa misma extensa misiva, Dunlop asegura a Silvia Monrós-Stojakovic que nadie sabe cuánto tiempo puede durar la enfermedad. "Yo creo, que serán años y años. Tal vez entre tanto tomaremos en el buen momento el mal avión".
Pero antes de la llegada de ese supuesto accidente aéreo que ayudara a soportar la posibilidad de una muerte por enfermedad, ocurría el fallecimiento de la propia Carol Dunlop. "Silvia, recibo hoy tu postal de Túnez.

Lo que tengo que decirte es horrible: Carol murió el 2 de este mes (noviembre de 1982), después de dos meses en el hospital donde nada pudieron hacer para salvarla", escribe hundido Cortázar a la traductora. "Estoy en un pozo negro y sin fondo. Pero no pienses en mí, piensa en ella, luminosa y tan querida, y guárdala en tu corazón".

Alpha Decay ha querido que las cartas conservaran los problemas idiomáticos que son evidentes. Dunlop, norteamericana, y Monrós-Stojakovic, serbia, se comunicaban en un español peculiar. La primera empezó a aprender castellano "de oídas" apenas dos años antes de que estas cartas fueran escritas.

 La segunda hablaba ya un castellano casi perfecto, pero ponía menos cuidado cuando lo escribía, por lo que se observa en su sintaxis y ortografía. Aun así, los editores decidieron conservar esas "peculiaridades y errores" y realizar correcciones en casos en los que corriese peligro la comprensión del texto.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando