Cultura
Juan Villoro y la crónica como factor de cambio
El escritor capitalino afirma que el narcotráfico es un peligroso terreno para los periodistas, pero tiene que darse a conocer
VER PLATICA COMPLETA DEL ENCUENTRO CON PERIODISTAS
GUADALAJARA, JALISCO (12/MAY/2010).- México y sus problemas son prolíferos terrenos para el periodismo. El género de la crónica llevó recientemente al escritor capitalino Juan Villoro a recibir el Premio Internacional de Periodismo Rey de España, en la categoría Galardón Iberoamericano por La alfombra roja, el imperio del narcotráfico.
El autor visita hoy y mañana la ciudad para realizar diversas actividades, entre ellas su encuentro con niños y jóvenes de escuelas de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), gracias al programa INFOlectura, así como su participación en el diálogo sobre la literatura que propone Aula Abierta del Instituto de Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
Villoro es, además, uno de los docentes de la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano. Sus crónicas se han publicado en diversos rotativos del mundo y algunas han quedado en varios libros.
Uno de los intereses de Villoro es la mezcla entre el periodismo y la literatura, generada por la crónica. Explica que este género periodístico puede “capitalizar los recursos fácticos del reportaje como la identidad subjetiva de la literatura”. Asegura que en los periódicos es necesario que lo individual, es decir “el destino singular de alguien”, se combine con la noticia y afirma que “los datos duros no nos conmueven tanto como la historia que puede haber detrás de ellos”.
Para el escritor existe una pregunta que debe estar todos los días en las redacciones y es ¿cómo reproducir la realidad con la intensidad de la literatura sin falsear la verdad? Asegura que la respuesta está en la crónica.
Cada vez se lee menos la crónica en los impresos, ¿a qué se debe?
Estamos en una situación terrible, yo digo que los periodistas están cada vez más gordos y los periódicos cada vez más flacos. Los periodistas salen menos de las redacciones porque acuden mucho a la internet, recorren menos las calles y los lugares de los hechos; se ha creado la costumbre de revisar las noticias en las agencias y obtener la información en línea. Sin embargo, el periodismo no puede renunciar a cubrir las grandes historias de la realidad, estamos en una fase de transición. Hoy en día, los periódicos han cortado los espacios para el periodismo de investigación y la crónica, pero con el tiempo volverán éstos a recuperarlos.
¿México es un buen lugar para hacer crónica?
Es un territorio maravilloso para la crónica, por eso en México hay grandes cronistas, desde Martín Luis Guzmán hasta los contemporáneos como Vicente Leñero, Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis, y algunos más jóvenes como Diego Enrique Osorno, Frabizio Mejía Madrid y otros más.
Abordar el tema del narcotráfico le llevó a ganar el Premio Rey de España. ¿Considera que es un territorio peligroso para este género periodístico?
Es muy peligroso. Según Reporteros sin fronteras somos el país más peligroso para ejercer el periodismo, junto con Iraq. Es un problema muy importante el que tenemos enfrente porque comporta nuevos desafíos para los periodistas. Un periodista no debe poner en riesgo su integridad, pero no puede renunciar a decir la verdad. Creo que la primera manera de superar los problemas es conocer de qué se tratan; desgraciadamente la guerra contra el narcotráfico ha arrogado más de 22 mil muertos en tres años y nos ha dejado un país muy descompuesto. Es parte de nosotros no sólo contar los sucesos puntuales, sino ver el sentido detrás. El periodismo tiene una responsabilidad muy grande para tratar de encontrar un nuevo camino. El periodismo no puede limitarse a cubrir el horror, también tiene que crear un discurso de esperanza.
¿Por qué esta resistencia al presentar y explicar estos problemas?
Tenemos muchos regazos en México. Es muy fácil cubrir la noticia de una decapitación, se nos impone como lo más importante. Resulta mucho más difícil saber quiénes fueron las personas que perdieron la vida. Un rezago muy grande es que no tenemos un relato de las vidas que se han perdido con esta lucha, quiénes son las más de 22 mil personas que han desaparecido en los últimos tres años, qué se perdió con ellos, qué vidas tenían y qué huecos dejaron. Estas historias se han contado poco. Nos está ganando la nota roja porque no hemos entendido que podemos crear un discurso ponente. Hay que cuestionarnos sobre en qué medida nos hemos convertido en una caja de resonancia de la violencia. El crimen organizado golpea dos veces primero en el mundo de los hechos y luego en el mundo de los medios.
EL INFORMADOR/ Mayra Torres de la O
“El periodismo no puede limitarse a cubrir el horror, también tiene que crear un discurso de esperanza”
Juan Villoro, escritor
PERFIL
Juan Villoro nació en la Ciudad de México, en 1956. Su obra destaca tanto en la literatura como en el periodismo. De sus títulos destacan Materia dispuesta, La casa pierde, La noche navegable y Los once de la tribu, entre otros. Además, ha escrito varios libros para niños y jóvenes. Por su trabajo ha sido galardonado en distintas ocasiones. En 1999, obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia; en 2004, el Premio Herralde de Novela; en 2008, el Premio Antonin Artaud y, recientemente, el Premio Internacional de Periodismo Rey de España.
GUADALAJARA, JALISCO (12/MAY/2010).- México y sus problemas son prolíferos terrenos para el periodismo. El género de la crónica llevó recientemente al escritor capitalino Juan Villoro a recibir el Premio Internacional de Periodismo Rey de España, en la categoría Galardón Iberoamericano por La alfombra roja, el imperio del narcotráfico.
El autor visita hoy y mañana la ciudad para realizar diversas actividades, entre ellas su encuentro con niños y jóvenes de escuelas de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), gracias al programa INFOlectura, así como su participación en el diálogo sobre la literatura que propone Aula Abierta del Instituto de Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
Villoro es, además, uno de los docentes de la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano. Sus crónicas se han publicado en diversos rotativos del mundo y algunas han quedado en varios libros.
Uno de los intereses de Villoro es la mezcla entre el periodismo y la literatura, generada por la crónica. Explica que este género periodístico puede “capitalizar los recursos fácticos del reportaje como la identidad subjetiva de la literatura”. Asegura que en los periódicos es necesario que lo individual, es decir “el destino singular de alguien”, se combine con la noticia y afirma que “los datos duros no nos conmueven tanto como la historia que puede haber detrás de ellos”.
Para el escritor existe una pregunta que debe estar todos los días en las redacciones y es ¿cómo reproducir la realidad con la intensidad de la literatura sin falsear la verdad? Asegura que la respuesta está en la crónica.
Cada vez se lee menos la crónica en los impresos, ¿a qué se debe?
Estamos en una situación terrible, yo digo que los periodistas están cada vez más gordos y los periódicos cada vez más flacos. Los periodistas salen menos de las redacciones porque acuden mucho a la internet, recorren menos las calles y los lugares de los hechos; se ha creado la costumbre de revisar las noticias en las agencias y obtener la información en línea. Sin embargo, el periodismo no puede renunciar a cubrir las grandes historias de la realidad, estamos en una fase de transición. Hoy en día, los periódicos han cortado los espacios para el periodismo de investigación y la crónica, pero con el tiempo volverán éstos a recuperarlos.
¿México es un buen lugar para hacer crónica?
Es un territorio maravilloso para la crónica, por eso en México hay grandes cronistas, desde Martín Luis Guzmán hasta los contemporáneos como Vicente Leñero, Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis, y algunos más jóvenes como Diego Enrique Osorno, Frabizio Mejía Madrid y otros más.
Abordar el tema del narcotráfico le llevó a ganar el Premio Rey de España. ¿Considera que es un territorio peligroso para este género periodístico?
Es muy peligroso. Según Reporteros sin fronteras somos el país más peligroso para ejercer el periodismo, junto con Iraq. Es un problema muy importante el que tenemos enfrente porque comporta nuevos desafíos para los periodistas. Un periodista no debe poner en riesgo su integridad, pero no puede renunciar a decir la verdad. Creo que la primera manera de superar los problemas es conocer de qué se tratan; desgraciadamente la guerra contra el narcotráfico ha arrogado más de 22 mil muertos en tres años y nos ha dejado un país muy descompuesto. Es parte de nosotros no sólo contar los sucesos puntuales, sino ver el sentido detrás. El periodismo tiene una responsabilidad muy grande para tratar de encontrar un nuevo camino. El periodismo no puede limitarse a cubrir el horror, también tiene que crear un discurso de esperanza.
¿Por qué esta resistencia al presentar y explicar estos problemas?
Tenemos muchos regazos en México. Es muy fácil cubrir la noticia de una decapitación, se nos impone como lo más importante. Resulta mucho más difícil saber quiénes fueron las personas que perdieron la vida. Un rezago muy grande es que no tenemos un relato de las vidas que se han perdido con esta lucha, quiénes son las más de 22 mil personas que han desaparecido en los últimos tres años, qué se perdió con ellos, qué vidas tenían y qué huecos dejaron. Estas historias se han contado poco. Nos está ganando la nota roja porque no hemos entendido que podemos crear un discurso ponente. Hay que cuestionarnos sobre en qué medida nos hemos convertido en una caja de resonancia de la violencia. El crimen organizado golpea dos veces primero en el mundo de los hechos y luego en el mundo de los medios.
EL INFORMADOR/ Mayra Torres de la O
“El periodismo no puede limitarse a cubrir el horror, también tiene que crear un discurso de esperanza”
Juan Villoro, escritor
PERFIL
Juan Villoro nació en la Ciudad de México, en 1956. Su obra destaca tanto en la literatura como en el periodismo. De sus títulos destacan Materia dispuesta, La casa pierde, La noche navegable y Los once de la tribu, entre otros. Además, ha escrito varios libros para niños y jóvenes. Por su trabajo ha sido galardonado en distintas ocasiones. En 1999, obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia; en 2004, el Premio Herralde de Novela; en 2008, el Premio Antonin Artaud y, recientemente, el Premio Internacional de Periodismo Rey de España.
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