Cultura

Juan Villoro, narrador metódico

El narrador participará en una mesa de discusión sobre la crónica periodística

GUADALAJARA, JALISCO (26/NOV/2012).- De su novela Arrecife (Tusquets, 2012), Juan Villoro cuenta que a su personaje principal, Antonio, un hombre cansado de la vida a los 53 años de edad, la vida le va inoculando pequeñas dosis de desgracia ajena para salvarlo de sí mismo. Perdió la memoria por ingerir drogas cuando era músico. Es cojo y le falta una falange, dos accidentes lo han lastimado. Es una persona que ya hizo su mejor esfuerzo; pero visita un amigo en el hotel La Pirámide, un lugar inventado por Villoro en la Riviera Maya.

"La paradoja para él es que esta desgracia ayuda a revivirlo un poco. Él comienza  la novela como una persona incompleta que ha tenido una relación amorosa extraordinaria que echó a perder".

Las peripecias negativas y el dolor generado en los otros lo van sensibilizando y despertando. De ser atmosférica, su realidad con el mundo da una voltereta.

"Es algo que muchas veces nos sucede, que en una encrucijada, para sorpresa nuestra, resulta que podemos hacer algo que sabíamos que éramos capaces. El resto de la novela es esta recuperación o redención que él va teniendo de sí mismo también a partir de la relación con su amigo Mario Müller".

En su narración Juan Villoro reflexiona que a veces las amistades están determinadas por un código preciso, como la relación en la que hay un amigo que toma las iniciativas y otro que las obedece, tal y como ha sido la amistad de sus dos personajes.

A pesar de vivir a caballo entre México y Europa, el escritor de El testigo resalta que México es un país divertido y distractor. Los mexicanos son tan comunitarios que el que se aísla para hacer algo parece un aguafiestas. Por eso aprovecha el periodo en el que da clases en el extranjero y así poder tomar distancia y escribir.

El narrador participará en una mesa de discusión sobre la crónica periodística. Recuerda que comenzó a escribir en los periódicos y nadie hablaba de crónica y publicaba crónica sin saberlo, pues en ese tiempo se hablaba de reportaje y de revista. Resalta que en la actualidad se ha prestigiado el género, pero advierte que sólo como concepto, ya que son exiguos los espacios para publicarla.

"El prestigio de la crónica es más grande que la posibilidad de publicarla. Se desarrollan espacios alternativos. Lo que uno puede hacer es de plano concebir un proyecto como un libro".

Su forma de trabajar es metódica y disciplinada. Afirma que sin disciplina es casi imposible pensar en escribir narrativa. Es metódico en la disposición a trabajar, pero se deja llevar por los misterios de la creación.

Dice que una de las sorpresas en la FIL la encontró mientras deambulaba por los pasillos de Expo Guadalajara, firmando libros y tomándose fotos con sus lectores, ya que vio a ocho mujeres que vinieron de Guatemala a la feria. Estudiantes que habían optado por convertir la literatura en una forma de convivencia.

Entre sus próximos proyectos, adelanta que prepara un libro sobre la Ciudad de México, que es una mezcla de memoria personal de la ciudad, su historia en la que ha crecido de manera apabullante en los últimos años de cuatro millones de habitantes a más de 18. "Esto nunca había pasado en la historia de la humanidad".

Entre los desafíos en esta narración asegura que estarán organizar relatos históricos y memoriosos con poca ficción. "Escribirlo en relatos es tratar de darle un sentido al caos, tratarlo para poder entenderlo y parezca que está completo".

Juan Villoro también presentará el miércoles 28 a las 19:00 horas en el Salón 5 de Expo Guadalajara el libro Hay vida en la Tierra, en el que con 100 relatos que abordan los misterios de lo cotidiano intenta urdir la forma en cómo vive el hombre en la actualidad: las relaciones establecidas por la tecnología, cómo cambia el amor, la paternidad, etcétera.

El INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI
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