Cultura

José Emilio Pacheco: 'La verdadera patria del hombre está en la infancia'

En vísperas de recibir el Premio Cervantes el escritor considera que no ha contribuido en nada a la historia de la literatura de México

MADRID.- A pesar de que considera, humildemente, que "no ha contribuido en nada a la historia de la literatura de México", a José Emilio Pacheco sí que le hubiera gustado "poder detener la violencia y la maldad". Así lo dijo hoy en un encuentro con la prensa, en vísperas de la entrega del Premio Cervantes.

Tímido, humilde y mostrándose en todo momento sobrepasado por los acontecimientos: "Nunca me he visto en esto. Parezco una estrella de cine. No he vivido nada igual", comentó nada más sentarse junto a la ministra española de Cultura, Ángeles González-Sinde.

Y la ministra ha mantenido un diálogo con el poeta, ensayista, narrador y traductor, que el próximo viernes recogerá de manos del rey Juan Carlos I el galardón más importante de las letras en castellano por más de cincuenta años dedicados a las letras.

En ese diálogo, que ha sido un recorrido por el origen de la escritura y por el porqué Pacheco escogió ser poeta, el autor de "Alta traición", convertido en un poema símbolo de los jóvenes mexicanos, puso de manifiesto que la verdadera patria del hombre está en la infancia, como decía Rainer María Rilke.

Porque José Emilio Pacheco (México D.F, 1939), que empezó a escribir narraciones a los siete años y poesía a los 14, como recordó hoy, cree que la capacidad poética "es inherente a todos, va con el lenguaje y desde niño se tiene".

Y sobre "esas palabras que de niño necesitaban explicación" y sobre otras "que se han perdido" girarán algunas de las ideas que el escritor desgranará en su discurso de agradecimiento, del que hoy no quiso hablar porque dice que siempre se repite y que además prefiere escribir a hablar.

En cuanto al oficio de escritor, Pacheco utilizó una palabra que hoy, dijo, se ha perdido: "vocación". "Sentir gusto por escribir, pero también les diré que soy poeta porque no sirvo para otra cosa. Yo no sé ni dibujar planos, ni repetir una melodía como otros nada más oirla", dijo con humor y sin perder el entusiasmo.

"Pero yo nunca podía decir que soy poeta o escritor. Cómo iba a decir, a los 14 años, a mis compañeros de la escuela que soy poeta. Una vez, cuando tuve que rellenar un documento, me dijeron que ser poeta no es ninguna profesión. Así es que a los 20 años decidí poner 'trabajador por cuenta propia'", añadió.

El escritor tampoco quiso contar cuál va a ser el legado personal que va a depositar mañana en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, un ritual que hace cada año el premiado y que permanecerá custodiado durante cien años.

Y, para ejemplificarlo, con humor y de forma distendida, puso como ejemplo "la cajita feliz" que se da en los menús para niños de los establecimientos de hamburgueserías. "Después de eso, qué felicidad voy a meter yo en la cajita", relató.

Como "poeta excepcional de la vida cotidiana", como dijo de él el jurado del Cervantes, Pacheco siempre está atento a la realidad que le circunda, y su pesimismo es creciente por el aumento de la violencia cotidiana.

"En mi país es devastador sobre todo lo que ha pasado la última semana. Ciudad Juárez, que antes se llamaba la ciudad de la eterna primavera, ahora es la ciudad de la eterna balacera", dijo.

Pero Pacheco, además de estar en España, también acaba de colocar en sus librerías un libro con los catorce poemarios escritos de 1958 a 2009, bajo el título "Tarde o Temprano", y su breve novela, todo un objeto de culto en su país, "Las batallas en el desierto", un libro de iniciación de un joven en el México de los años 40, muy elogiado hoy por la ministra.

"Yo, al contrario que otros escritores, fui primero narrador y después poeta, por el respeto que me producía la poesía, pero ahora creo que se van a publicar en España mis otras novelas", apuntó.

Sobre qué es la poesía, Pacheco explicó que no podía, a pesar de estar de acuerdo con ellas, dar definiciones como la de Juan Gelman de que la poesía es un árbol sin hojas que da sombra. "Yo escribo, y ocurre algo, y no pienso si es de una escuela u otra. Es un milagro que ocurre y sale", concluyó.

La ministra González-Sinde añadió que, para comprender para qué sirve la poesía de Pacheco, una buena manera es leer su poema "Jardín de niños".
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