Cultura

Jorge Martínez resurge en palabras de su sobrina

El Instituto Cultural Cabañas inaugura la muestra “Cien años. Experimentaciones oníricas”, que celebra el centenario del pintor y fundador de la Escuela de Artes Plásticas

GUADALAJARA, JALISCO (13/JUL/2016).- Afuera, detrás de una puerta como cualquier otra y un pasillo lleno de piezas de arte y una banca tallada con los cuatro evangelistas en su respaldo, se escucha un insistente rumor a ciudad: autos y peatones avanzan con prisa, sin darse cuenta del oasis de arte que se resguarda en esta casa, la misma donde vivió durante toda su vida Jorge Martínez.

Adentro, en un espacio silente, se encuentran no sólo las obras del creador de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, sino también resabios de su vida y las cenizas de su cuerpo. Quien se encarga de mantener vivo su legado es su sobrina nieta, Josefina Camarena Martínez, que también ha cedido más de 50 piezas para la exposición “Cien años. Experimentaciones oníricas”, que se inaugura este jueves en el Instituto Cultural Cabañas.

“Fue pintor y amigo de rectores, de gobernadores, pero tenía una simpatía especial por los alumnos de la escuela de artes; él siempre dijo que se consideraba más maestro de arte que pintor, el término artista le molestaba, decía que para artistas estaba Clemente Orozco, Diego Rivera o Siqueiros, que él era un productor de arte que esperaba algún día llegar a pintar”, menciona en entrevista a EL INFORMADOR Josefina Camarena, heredera de la obra y legado del pintor.

La casa es grande, vieja y apenas tiene espacio debido a la cantidad de piezas que conservan; sin embargo, se encuentra en buen estado. En la parte frontal se encuentra la cama y frente a ella, una de las piezas emblemáticas de la producción plástica: “Retrato de mi madre”. También, en el comedor, una de las salas favoritas del pintor “porque podía ver su patio y su recámara”, se encuentra la pintura “Niña, te doy la Luna”, regalo personal a su sobrina nieta. En el patio existe un árbol de guayabas que fue plantado el día en el que nació Jorge Martínez; en ese mismo árbol se esparcieron algunas de las cenizas de su cuerpo.  El resto se conserva en una urna dentro de su estudio, como guardianas de su legado.

La mayoría de las piezas que se exponen salieron de esta casa, algunas que se verán por primera vez, como los ensamblajes y la colección: “Sugerí que la curaduría la hiciera Javier Ramírez, porque fue alumno de mi tío, lo conoció personalmente y conoció su trayectoria, además es una persona muy competente. Él viene y empieza a hacer el guion museográfico, hay obras que no se incluyeron, como el retrato de la madre de Jorge Martínez, que está considerado uno de los mejores cuadros del siglo XX con el tema de la madre del autor, y él (Javier Ramírez) decidió que no iba con el guion museográfico que él va a presentar. Fueron 53 obras que estamos facilitando, además tengo entendido que el MUSA va a prestar dos cuadros, la Escuela de Artes otro cuadro y me parece que vienen dos cuadros más de un coleccionista”.

Josefina se muestra cariñosa, habla con ternura de su tío, de sus piezas y de lo difícil que fue desprenderse de unas piezas, o de no exhibir algunas que ella quiere. Habla de los caracoles que coleccionó Jorge Martínez, de las piezas que surgieron de un trozo de madera, de las plantas que llenan el patio y que respondían a la salud del maestro. Las palabras de Josefina resuenan en un tiempo ausente, se suspenden en el aire y encuentran los rincones de esta casa, que se esconde a la vista de todos y que guarda uno de los tesoros de la plástica de Jalisco.

Un guayabo de la misma edad

Llegó a la casa el día que nació Jorge Martínez, fue un regalo y creció a la par que el pintor. Su sobrina cuenta que el árbol cayó el mismo día en que el pintor sufrió su primera caída. Lo levantaron, apuntalaron y volvió a florecer, acaso como metáfora del trabajo pictórico. Aquí, en las raíces, fueron depositadas parte de las cenizas del cuerpo del artista y maestro, esto por exigencia de él mismo.

La cama del pintor

Aquí pasó sus últimos días el pintor. Descansaba en ella y sirvió como refugio de su propia casa. Uno de sus espacios favoritos, que además vigilaba desde el comedor, otro de sus lugares privilegiados. Frente a esta cama se encuentra una de sus pinturas claves, el retrato de perfil que hizo de su madre. La recámara además guarda diversas piezas personales del pintor, pequeños divertimentos artísticos y memorabilia que se conserva en su estado original.

Retrato a la madre

Obra clave, este retrato de la mamá de Jorge Martínez, es considerado uno de los mejores cuadros de un artista pintando a su madre. El retrato, cuya carga dramática es notoria, es uno de los consentidos de su sobrina, y que no será expuesto debido a que el guion curatorial no la considera como parte de los temas que se abordan. La pieza tiene una segunda versión que se encuentra resguardada en otra sala.

Su última fotografía

“No quiso que vieran su cuerpo cuando murió, prefirió que se le recordara con una imagen, una fotografía de él”, comenta Josefina al momento de mostrar una imagen de su tío. El retrato, señala, es el que estuvo en el sepelio, es la imagen de él que estuvo en su caja. La  imagen se encuentra en la recámara de Jorge Martínez, y es uno de los tesoros que guarda con celo su sobrina y heredera.  

Las cenizas de Jorge Martínez

Si el árbol de guayabas, en sus raíces, guarda parte de las cenizas del pintor, el resto se encuentra dentro de una urna, ubicada en el estudio de trabajo y al frente de la colección de caracoles que durante su vida atesoró Jorge Martínez. Custodias del estudio del pintor, se encuentran en una urna seleccionada por él mismo Martínez. Josefina comentó que él decidió todo lo relacionado con sus últimos días, que fue un hombre disciplinado incluso para seleccionar este tipo de ornamentos.

Colección de caracoles

Hombre paciente, de obsesiones y de gustos particulares, Jorge Martínez coleccionó durante muchos años diversos caracoles, de diferentes tipos y tamaños. Numerados y colocados por tamaño; se encuentran detrás de una vitrina en el estudio de trabajo. Protegidos del Sol y de los elementos que puedan dañarlos, son parte central de los recuerdos de la casa que guarda las posesiones del pintor.

“Libélulas”, obra de 1983

La exposición “Cien años. Experimentaciones oníricas”, que el jueves 14 se inaugura en el Instituto Cultural Cabañas, tendrá más de 50 piezas, entre obras de volumen y cuadros en diversos formatos. Josefina Camarena prestó el grueso de las piezas que forman la muestra, una de ellas es el cuadro “Libélulas”, firmado por Jorge Martínez en el año de 1983. La exposición estará en tres salas y se podrá ver hasta la tercera semana del mes de octubre.

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