Cultura
Javier Darío Restrepo, entre la realidad y la reflexión
El autor colombiano destaca que en el periodismo hay que buscar equilibrio entre la razón y la pasión para publicar responsablemente
Autor de El zumbido y el moscardón, un libro que plantea preguntas sobre el quehacer común en las salas de redacción y que involucran cuestiones éticas, Restrepo subrayó, en entrevista, la necesidad de que los periodistas actúen con responsabilidad profesional a las amenazas que sufre su oficio: “El periodismo fluctúa en extremos, entre los sentidos y la racionalidad, pero el periodista debe ser responsable con lo que publica. Hoy en día tenemos medios de cálculo, aquellos que dicen mucho en números pero no atrapan al lector; pero también tenemos medios muy sensacionalistas que llevan la sangre en la portada. Ninguno de los dos da periodismo de calidad”.
Una historia conocida
“El periodista debe ir a ver los hechos para poder contar lo que vio, pero muy pocas veces se detiene para reflexionar sobre lo que publica. Debe usar menos sus sentidos y más su inteligencia”, dice Restrepo, un periodista que no se cansa de saludar personas que lo reconocen en su andar pausado. Tiene dos aparatos para escuchar en las orejas y, en sus lentes, la vista de un hombre atento cuando se le pregunta cómo se debe cubrir el narcotráfico: “En México están viviendo cosas que nosotros ya pasamos hace 20 años (en Colombia): no aprendimos mucho, pero ya empezamos a vislumbrar cómo debemos hacerlo.
No hay que publicar sólo por publicar, porque al periodista quizá no lo matan por lo que dijo, sino por cómo lo dijo, por poner datos inexactos o porque se mete en la vida de los narcos y ellos son demasiado susceptibles: los insultamos sin querer”.
La lógica es sencilla: el narcotraficante viene de ambientes “probísimos” y poco a poco va subiendo de estatus hasta que logra un poder que sólo se reconoce en las armas. Cuando el periodista cubre hechos violentos y publica datos inexactos o narcomensajes, o cuando adjetiva, puede ofenderlo. De nuevo dice Restrepo: “Hay que buscar un equilibrio entre la razón y la pasión para poder publicar responsablemente”.
Restrepo también dijo que, aunque no está de acuerdo con ella, respeta la decisión del Diario de Juárez, el periódico de esa ciudad chihuahuense que publicó una editorial para pedir una tregua a los narcotraficantes: “No hay nada más respetable que el miedo de la gente”.
El compromiso con el oficio
Las amenazas del periodismo no están sólo en el narcotráfico, también en las redacciones hay un riesgo que pocos cuentan y muchos padecen: “Un periodista mal pagado es un periodista que hará una labor mediocre”. Y afirma, con la seguridad que dan las líneas de su cara, que no se puede hacer periodismo “mientras estás pensando en otras cosas, en completar la despensa, en hacer otros pagos”.
El colombiano dice conocer el modelo periodístico mexicano: “Sé que los periodistas mexicanos son muy divididos, muy individualizados… una salida podría ser la unión del gremio”, pues deben sentir que su labor es importante: “Deben ser alentados, estimulados y acompañados”, ya sea por sus medios o por sus compañeros. “Un periodista que hace periodismo de calidad dignifica a la sociedad”.
Darío Restrepo es el consultor ético por excelencia, pero él no se siente así: “Hablar de ética se piensa que es como ir al médico cuando le dice: ‘Esto no puedes comer, esto tampoco debes hacer, ni esto otro…’ y, cuando uno pregunta qué es lo que sí se puede comer, el médico se queda mudo. Hablar de ética es lo contrario: es hablar de posibilidades”.
La última vez que Darío Restrepo estuvo en la Feria Internacional del Libro vivió uno de los cumpleaños más emotivos que recuerda: “Después de mi conferencia, bajé del estrado y todo el auditorio me empezó a cantar Las mañanitas; lo disfruté mucho”. Pero este año él se va a casa antes de cumplir otro año más… y el periodismo mexicano se queda con sus historias, con el narco, con las amenazas dentro y fuera de las redacciones, y aún con muchas posibilidades.
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