Cultura
Itinerario
Lucero en Periférico
Con él se transformó la estructura y el sentido de una religión, pero también, activó los estratos más elementales de una forma de vivir y hacer cultura: perfiló en gran medida los valores del hombre moderno.
¿Qué pasa si se cuestiona lo tomado como estable e inamovible? ¿Qué riesgos se corren cuando se pregunta? ¿Qué puede pasar cuando se piensa diferente?
Octavio Paz ha dicho que la autocrítica es una de las aportaciones de los pueblos más civilizados y luchó por ella en toda su vida y obra.
La autocrítica ha sido también el origen de la democracia, la tolerancia y la participación ciudadana. Con ella se han gestado los más grandes movimientos de transformación. Ha sido el mejor mecanismo de lavado y purificación de los vicios sociales y probablemente de los personales.
Disentir y proponer es una actitud natural para quien se dice moderno, como moderno se debió sentir Lutero, al ejercer un simple derecho de libertad. Oponerse a la mentira y a la extorsión oficiales y separando el dinero del credo.
Lo que hizo este religioso en 1520 es lo que tanta falta hace a los ciudadanos de hoy respecto a sus autoridades de cualesquiera de los rangos que se trate: exigir la aplicación de las leyes sin dependencia o condición de los dineros. En el peor de los casos, la corrupción desde la esfera de la autoridad se ha vuelto un sistema de operar con implementos de políticas públicas enfocadas a la recaudación de fondos monetarios con fines conocidos pero no confesados. Una realidad de este nivel nos sucede a lo largo, ancho y angular del anillo Periférico, en donde mucha falta nos hace un Lutero que tenga el valor de disentir en defensa de lo justo y contra la simulación de quienes entienden la función pública como una licencia para engañar, ostentada desde una placa de agente vial
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