Cultura
Itinerario
A Guadalajara le hace falta
Cabrían las pistas interminables y las paredes altas y curvas para los “skatos”, quienes trazarían recorridos en patinetas con la seguridad necesaria y el espectáculo abierto.
Podríamos encontrarnos con el placer del transeúnte sin agenda en fin de semana, con un teatro callejero, guiñol, clown, universitario o cualquier clasificación asignada.
Seríamos presas de una muestra de nuestra danza regional al aire libre y de otras tantas coreografías contemporáneas.
Llevaríamos a nuestras familias a disfrutar de un buen concierto, ya fuera de la misma Orquesta Filarmónica de Jalisco, la Banda municipal o de otro digno esfuerzo musical autóctono, roquero o jazzístico.
Los poetas y los novelistas compartirían en vivo y a voz abierta, el ritmo de sus versos y la intensidad de sus historias.
Habría un extenso espacio para los mimos, para las estatuas vivientes, para la innovación y para la improvisación del arte.
Muchos nos quedaríamos sorprendidos frente a la proyección de cortometrajes de cineastas locales y películas que gozan de fama clásica.
Se instalarían los editores para ofrecer sus novedades librescas, los pintores acudirían a mostrar su trabajo, en vivo y al tiempo del cincel trabajarían en exposición continua el escultor y el artesano.
A Guadalajara le hace falta un espacio abierto y muy grande, incluyente y diverso en su infraestructura que no va más allá de una plataforma plana, curva a veces, techada en ocasiones, y que permita la convivencia de la familia, la mezcla de intereses en la diversión y el entretenimiento.
A Guadalajara le hace falta emprender un reclamo ciudadano: rescatar de la atrocidad ocasionada por Alfonso Petersen, la zona del Parque Morelos.
Hay en el corazón de la ciudad, un espacio hecho a la medida para actuar en él con inteligencia y sensibilidad ciudadana.
La Plaza Panamericana espera su nacimiento en donde fuera pensado (y abortado) construir la Villa Panamericana. Los más de 400 millones de pesos mal ejercidos por la administración anterior sólo tienen una ruta: resarcir en medida de lo posible a la ciudadanía con un servicio general, con el ofrecimiento de espacios abiertos, dignos, de inclusión para el disfrute de la propia ciudad. Y esa oportunidad está en los terrenos ahora propiedad del Ayuntamiento tapatío, los cuales serían una enorme plaza sólo dividida y enriquecida por la grandeza verde del Parque Morelos.
Es la oportunidad que la cultura espera. Es la oportunidad que la ciudad merece.
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