Cultura
Itinerario
Del escándalo que nos toca
Bajo esa lógica y en atención a nuestra tradición y cuitas muy localistas, nos encontramos ante el inminente resurgimiento de La Catrina, imagen de la muerte realizada por el caricaturista hidrocálido y maestro inicial del jalisciense José Clemente Orozco, José Guadalupe Posada.
La figura nace de un grabado en metal, con el nombre de La calavera garbancera, adjetivo peyorativo aplicado a aquellos mexicanos que presumían de tener sangre europea y renegaban de su origen indígena. La calavera será bautizada y vestida por Diego Rivera como La Catrina.
La Catrina recientemente fue confundida con la Santa Muerte, a lo cual habría que advertir que de muerte parece tenerlo todo porque en ella fue que Posada se inspiró para dar vida a la festividad que los mexicanos le profesan al último momento de su existencia; pero pensar en que sea santa la dejaría en absoluta ofensa, dado que su carácter es no sólo festivo, sino coqueto y hasta seductor, que busca en los hombres y mujeres llegar a sus más íntimos temores, sólo para burlarse de su podredumbre e insignificancia.
La Catrina pues, nos ha venido a otorgar la parte del escándalo que nos toca y lo ha hecho desde la voz de la autoridad formal. Porque eso también hay que señalarlo: ha venido acompañada de su escándalo, pero también de una constante lucha entre el poder formal y el que podría llamarse informal, de cuyas batallas, ya nadie se escandaliza.
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