Cultura
Invaden compositores románticos la Sala Principal de Bellas Artes
Piezas de Brahms y Rajmáninov, bajo la batuta de Yaron Traub
CIUDAD DE MÉXICO (06/OCT/2012).- El concierto 20 de la Temporada 2012 de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) en Bellas Artes expuso, ayer viernes, un programa con obras de dos músicos del siglo XIX-XX: Johannes Brahms (1833-1897) y Sergei Rajmáninov (1873-1943). Conducción orquestal del pianista hebreo --director huésped--, Yaron Traub, actual líder de la Orquesta de Valencia.
"Concierto para piano y orquesta No. 2 en Si bemol Mayor, Op. 83" (Allegro non troppo, Allegro apassionato, Andante, Allegretto grazioso), del alemán Johannes Brahms, y "Danzas sinfónicas, Op. 45 (Non allegro, Tempo di valse, Lento assai- Allegro vivace)", del ruso Sergei Rajmáninov. Dos obras significativas y polémicas del periodo romántico de la música de concierto occidental.
"Concierto para piano y orquesta No. 2" del autor de la "Obertura Trágica" que ha despertado múltiples comentarios, y "Danzas Sinfónicas", de uno de los pianistas más influyentes del siglo pasado, que ha sido sujeta al juicio de algunos detractores. Hoy, nadie niega las improntas y valores de ambas alocuciones.
El pianista de Bilbao, Joaquín Achúcarro, asumió la pieza de Brahms con sistémico y facundo equilibrio en exposición de clústeres de acusada técnica. La belleza melódica del Allegro apassionato y la ternura punzante del Andante fueron atendidos por el tecladista con labres clásicos de intensa sonoridad en cómplice diálogo con la sección de viento.
Allegretto gracioso dispuesto con hilvanes de rondó que el pianista, "Hijo predilecto de la Villa de Bilbao", caligrafió con cadenciosas digitaciones, las cuales propiciaron frondosos pasajes en junturas con las cuerdas y apuntes apacibles de la flauta.
Concierto para piano de inclinada traza sinfónica que "el más clásico de los compositores románticos" --atribuida influencia de Haydn, Mozart y Beethoven--, diseñó desde rigurosa técnica pianística y conmutaciones progresivas sobrepuestas a la estructura tradicional.
Melancolía (Allegro apassionato) de expresiva configuración y colores clásicos que remiten por momentos a Schumann y Mendelssohn. "Clasicismo romántico" que las cuerdas suscribieron bajo perfiles apremiantes de los instrumentos de viento. Brahms es un polifonista de incuestionable pureza: el poder altamente expresivo de sus dibujos melódicos cautiva por su noble y entristecida euritmia.
Terminó el concierto y el Premio Nacional de Música de España se vio forzado a salir cuatro veces al tablado bajo una lluvia de fervorosos aplausos que lo obligaron a ejecutar uno de los seis Intermezzos del propio Brahms. Confirmación de técnica introspectiva y blanda hondonada de notas.
Intermedio. El pianista y académico sueco, asentado en México, Rudolf Maensetref, comentó: "A pesar de las opiniones negativas de Edouard Lalo y de otros compositores de la época, lo que acabamos de escuchar es sencillamente una obra maestra de belleza irrefutable: Achúcarro, la orquesta y la precisa conducción de Traub supieron arrogarla muy bien".
Segundo tiempo dedicado al compositor, pianista y director Sergei Rajmáninov con la adaptación orquestal de "Danzas Sinfónicas", que el autor de "La isla de los muertos" concibió inicialmente en versión para dos pianos. Traslación para orquesta estrenada en 1941 por la Orquesta de Filadelfia, que la OSN expuso en resuelto cumplimiento enfático y festivo.
Non allegro grandilocuente con arenga de guiño burlesco y uso del saxofón alto. Tempo di valse suscrito por sugerentes pizzicatos de las cuerdas empalmados con las ondulaciones de vals, hermoso solo del primer violín e incitantes fragores de los metales. Citas de Cantos litúrgicos rusos y recurrencias del Dies irae (Dios de la ira): himno latino del siglo XIII, que hechizaba al autor de la "Rapsodia sobre un tema de Paganini".
Lento Assai-Allegro vivace con introito acompasado y vuelta a los callejones sonoros del primer movimiento: pujante y brioso allegro vivace de epílogo fibroso y exuberante discordancia textual que la OSN pronunció con afanoso trabajo concertino. Tenues líneas jazzísticas que vislumbran a un Rajmáninov más allá de las manifestaciones románticas.
Programa de procesión acuciante bajo los acentos de un director huésped, Yaron Traub, de contagioso y cordial liderazgo. Viernes otoñal de extraordinarios cruces románticos: una de las mejores jornadas de la Orquesta Sinfónica Nacional.
"Concierto para piano y orquesta No. 2 en Si bemol Mayor, Op. 83" (Allegro non troppo, Allegro apassionato, Andante, Allegretto grazioso), del alemán Johannes Brahms, y "Danzas sinfónicas, Op. 45 (Non allegro, Tempo di valse, Lento assai- Allegro vivace)", del ruso Sergei Rajmáninov. Dos obras significativas y polémicas del periodo romántico de la música de concierto occidental.
"Concierto para piano y orquesta No. 2" del autor de la "Obertura Trágica" que ha despertado múltiples comentarios, y "Danzas Sinfónicas", de uno de los pianistas más influyentes del siglo pasado, que ha sido sujeta al juicio de algunos detractores. Hoy, nadie niega las improntas y valores de ambas alocuciones.
El pianista de Bilbao, Joaquín Achúcarro, asumió la pieza de Brahms con sistémico y facundo equilibrio en exposición de clústeres de acusada técnica. La belleza melódica del Allegro apassionato y la ternura punzante del Andante fueron atendidos por el tecladista con labres clásicos de intensa sonoridad en cómplice diálogo con la sección de viento.
Allegretto gracioso dispuesto con hilvanes de rondó que el pianista, "Hijo predilecto de la Villa de Bilbao", caligrafió con cadenciosas digitaciones, las cuales propiciaron frondosos pasajes en junturas con las cuerdas y apuntes apacibles de la flauta.
Concierto para piano de inclinada traza sinfónica que "el más clásico de los compositores románticos" --atribuida influencia de Haydn, Mozart y Beethoven--, diseñó desde rigurosa técnica pianística y conmutaciones progresivas sobrepuestas a la estructura tradicional.
Melancolía (Allegro apassionato) de expresiva configuración y colores clásicos que remiten por momentos a Schumann y Mendelssohn. "Clasicismo romántico" que las cuerdas suscribieron bajo perfiles apremiantes de los instrumentos de viento. Brahms es un polifonista de incuestionable pureza: el poder altamente expresivo de sus dibujos melódicos cautiva por su noble y entristecida euritmia.
Terminó el concierto y el Premio Nacional de Música de España se vio forzado a salir cuatro veces al tablado bajo una lluvia de fervorosos aplausos que lo obligaron a ejecutar uno de los seis Intermezzos del propio Brahms. Confirmación de técnica introspectiva y blanda hondonada de notas.
Intermedio. El pianista y académico sueco, asentado en México, Rudolf Maensetref, comentó: "A pesar de las opiniones negativas de Edouard Lalo y de otros compositores de la época, lo que acabamos de escuchar es sencillamente una obra maestra de belleza irrefutable: Achúcarro, la orquesta y la precisa conducción de Traub supieron arrogarla muy bien".
Segundo tiempo dedicado al compositor, pianista y director Sergei Rajmáninov con la adaptación orquestal de "Danzas Sinfónicas", que el autor de "La isla de los muertos" concibió inicialmente en versión para dos pianos. Traslación para orquesta estrenada en 1941 por la Orquesta de Filadelfia, que la OSN expuso en resuelto cumplimiento enfático y festivo.
Non allegro grandilocuente con arenga de guiño burlesco y uso del saxofón alto. Tempo di valse suscrito por sugerentes pizzicatos de las cuerdas empalmados con las ondulaciones de vals, hermoso solo del primer violín e incitantes fragores de los metales. Citas de Cantos litúrgicos rusos y recurrencias del Dies irae (Dios de la ira): himno latino del siglo XIII, que hechizaba al autor de la "Rapsodia sobre un tema de Paganini".
Lento Assai-Allegro vivace con introito acompasado y vuelta a los callejones sonoros del primer movimiento: pujante y brioso allegro vivace de epílogo fibroso y exuberante discordancia textual que la OSN pronunció con afanoso trabajo concertino. Tenues líneas jazzísticas que vislumbran a un Rajmáninov más allá de las manifestaciones románticas.
Programa de procesión acuciante bajo los acentos de un director huésped, Yaron Traub, de contagioso y cordial liderazgo. Viernes otoñal de extraordinarios cruces románticos: una de las mejores jornadas de la Orquesta Sinfónica Nacional.
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