Cultura
Interpreta OSN música de Sibelius, Mozart y Dvorák en Bellas Artes
Arild Remmereit, participa como director huésped y Chee-Yun, como violinista invitada
Obras seleccionadas: "Sinfonía No. 4", del finlandés Jean Sibelius (1865-1957), "Concierto para violín y orquesta No. 5", del hijo ilustre de Salzburgo, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y "Danzas eslavas (No. 1, No. 2 y No. 7)", del checo Antonin Dvorák (1841-1904).
Velada concertina que contó con el noruego Arild Remmereit, director huésped, y la violinista surcoreana Chee-Yun, como solista invitada, en un balance por los parajes angustiosos de Sibelius, las rítmicas consonancias clásicas de Mozart y la brillantez instrumental de Dvorák.
Stravinsky consideraba a Sibelius como "el más tedioso de los músicos": hoy, sin embargo, es, para muchos musicólogos, "el sinfonista más grande después de Beethoven": al compositor de "Vals Triste" lo sigue acompañando una aureola de ambiguo enigma que se hace patente en la "Sinfonía No. 4" (Tempo molto moderato, quasi adagio, Allegro molto vivace, Il tempo largo, Allegro), preludio de la recepción filarmónica de la noche de ayer en Bellas Artes.
Si la "Sinfonía No. 2", "Finlandia", "Violin Concerto" y "El cisne de Tounela" son piezas de gran popularidad del compositor finlandés, nadie puede desdeñar las riquezas instrumentales de su "Sinfonía No. 4", la cual la OSN abordó con enunciaciones de contrastados matices orquestales y prudente recreación del idiolecto acongojado del Sibelius en los albores de la Primera Guerra Mundial.
Tempo largo de profunda conformidades apesadumbradas que en el Allegro se desplazan a una exposición de beatitudes esperanzadoras que sin embargo siguen suscritas a una borrascosa ambigüedad. Tutti fastuoso de una OSN en puntual ejecución. Reconocimiento al primer violonchelo y a los metales. Cabal conducción de Remmereit.
Intermedio. Los tragos de whiskey se hicieron presentes ante el soplo frío de la noche. Muchachas con bufandas y abrigos lujosos se paseaban por el vestíbulo. Parejas de jóvenes estrenaban besos con ecos sibeliusianos.
Se conversó con Luis Pérez Santoja sobre el autor de la breve y hermosa cantata "El origen del fuego"": "Me interesa en demasía el cosmos Sibelius: músico que desde la "Tercera Sinfonía" comenzó a exponer una luminosidad y proporción estructural que alcanza niveles inusitados en la 'Cuarta Sinfonía' que acabamos de escuchar", precisó el musicólogo más sensible e informado de la música de concierto entre nosotros.
Tercera llamada: continuó la recepción. El escritor cubano Eliseo Alberto (1951 - 2011) decía: "Después que Dios creó el mundo: una cosa faltaba, se dijo el Señor, y entonces puso a Mozart entre los hombres". La violinista Chee-Yun inundó el recinto de grata concordia, fulgores clásicos y vigilas amorosa en la ejecución del "Concierto para violín y orquesta No. 5", del eternamente querido Amadeus Mozart.
Allegro aperto, Adagio y Rondo: Tempo di Menuetto en disertación virtuosa en la que se empalmaron cadenzas que juegan con el tiempo del preludio en una soflama que desemboca en un Rondó a la francesa de exordios "gitanos/turcos" (Alegro) de alborozada belleza clásica.
Ovación cerrada. Tres salidas de la solista asiática. Encore: "Scherzo" para violin solo, tomado de "Recitativo y Scherzo" (¿?) del violinista austriaco Fritz Kreisler (1875 - 1962). Muestrario de vivo y explícito vibrato desde puntual legato (ligadura), portamento (deslizamiento) y articulación de una intérprete de singular timbre.
Terminó el agasajo con Dvorák y las "Danzas eslavas" (1, 2 y 7) en orquestación de suntuosidad galopante. La "Danza No. 2" con su hermoso motivo melódico de frondas de vals, romanza y bolero pone en vilo a los asistentes. Apoteosis orquestal: conductor de entusiasmo contagioso. El crepúsculo se nutrió de placenteras algarabías: ecos tradicionales de Serbia, Polonia, Ucrania, Bohemia, Croacia... Sabores que entibiaron la noche de conjuros cadenciosos.
Próximo programa (Concierto 7: viernes 22 y domingo 24 de marzo): ¡"La Pasión según San Mateo"! , de Johann Sebastian Bach. Vaya regalo de la OSN, la cual estará bajo batuta de su director artístico Carlos Miguel Prieto. Quien se lo quiera perder, es su problema: este cronista estará en primera fila.
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