Cultura
Inauguran muestra sobre huesos humanos de diversas épocas
La exhibición ''La huella en los huesos. Un acercamiento a la antropología física'' consta de 150 piezas óseas de humanos de la Era del Hielo hasta el Siglo XX
Los huesos son como libros o papel fotográfico, porque en ellos queda impresa la historia de un ser humano; quienes se dedican a 'leer' esas huellas son los antropólogos físicos y descifrándolas han descubierto información sobre enfermedades de otras épocas.
Vértebras, cráneos, costillas, mandíbulas, radios y cúbitos, forman parte de esta exhibición conformada por 150 piezas óseas con marcas de enfermedades, que formaron parte del esqueleto de los primeros pobladores de América (hace 14 mil años) y hasta el siglo XX.
Algunas pertenecen a poblaciones extintas como las de la Era de Hielo, entre las que destacan las osamentas de dos de los ejemplares humanos más antiguos del continente: La Mujer del Peñón y el Hombre de Chimalhuacán.
A partir de las marcas y deformaciones de los huesos, la muestra no sólo revela padecimientos, sino también su evolución, así como las técnicas que siguieron diferentes culturas para tratarlas, informó el antropólogo físico José Concepción Jiménez, curador de la muestra.
'La antropología física interviene no sólo en estudios de poblaciones pasadas, sino actuales, para analizar aspectos de violencia, nutrición, enfermedades y aclarar causas de fallecimiento', explicó el especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La exposición, enmarcada en las actividades conmemorativas del Bicentenario de la Independencia, para contar la historia del hombre en México a través de la huella que queda en los huesos, fue inaugurada por Alfonso de Maria y Campos, director general del INAH, quien destacó que la ciencia que hace la institución pone en evidencia un universo patrimonial importante, como es el caso de la Colección Osteológica resguardada por la Dirección de Antropología Física (DAF).
Dicho acervo, dijo, está compuesto por alrededor de 22 mil piezas óseas que datan de la época de los primeros pobladores del Continente al siglo XX, de los cuales en esta muestra se presentan algunas de las más significativas.
Acompañado de Enrique Graue Wiechers, director de la Facultad de Medicina de la UNAM, De Maria y Campos destacó que este acervo óseo es el único en el país que resguarda los restos de los pobladores prehispánicos, lo que convierte al trabajo desarrollado por la DAF en una labor inigualable para cualquier otra institución antropológica a nivel mundial.
'La huella en los huesos es un acercamiento y un homenaje al trabajo realizado por generaciones de antropólogos físicos que de forma callada han aportado datos decisivos en las grandes investigaciones arqueológicas e históricas', expresó el titular del INAH.
La exposición es organizada por la Dirección de Antropología Física y la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del INAH, en coordinación con la Universidad Nacional Autónoma de México, como actividad de divulgación que pretende mostrar al público parte de los trabajos de investigación del INAH en el área de Antropología Física y las aportaciones que esta ciencia ha dado a la sociedad.
Es así que el montaje se visualizó como un recorrido por el quehacer de esta ciencia que tiene más de 170 años de desarrollo en México, y se ambienta un laboratorio con los instrumentos más utilizados, así como la reconstrucción de un entierro en el que se aprecia la manera cómo son hallados los restos en un contexto arqueológico.
La exposición se divide en cuatro núcleos: el primero se refiere a las enfermedades en la época de los primeros pobladores de México, hace más de 14 mil años; continúa con los padecimientos durante la época prehispánica hasta llegar a los que surgieron durante el Virreinato de la Nueva España, por último presenta las enfermedades que afectan en este siglo XXI y que continúan dejando huella en nuestros huesos.
Entre las piezas de mayor valor científico se encuentra el cráneo de la Mujer del Peñón de los Baños, en tanto que corresponde a uno de los ejemplares humanos más antiguos de América, que data de hace 12 mil 750 años y fue localizado en 1959 en la Ciudad de México; la osamenta presenta rastros de una alteración congénita que provocó que uno de sus dientes incisivos nunca se formara.
De acuerdo con el guión científico de la muestra, los primeros pobladores, tanto hombres como mujeres desarrollaron una gran musculatura, resultado de la fuerza física que exigía su forma de vida; y desde edades tempranas los dientes de estos sujetos tuvieron mucho desgaste e infecciones, debido a una alimentación dura y abrasiva, y a la necesidad de utilizarlos como herramienta de trabajo.
Durante la época prehispánica, los grandes asentamientos poblacionales —como Cuicuilco, Teotihuacan o Monte Albán—, la acumulación de desechos humanos y la proximidad con los animales domésticos, entre otros factores, ocasionó la propagación de enfermedades infecciosas por virus, bacterias, hongos y parásitos.
El antropólogo Concepción Jiménez destacó que una enfermedad detectada en poblaciones mesoamericanas es la sífilis (padecimiento crónico de transmisión sexual causada por bacteria), ya que a lo largo del territorio mexicano se han encontrado esqueletos humanos con huellas de haberla sufrido, lo que confirma su presencia antes del arribo de los españoles.
La exhibición aborda además las huellas de las enfermedades que se propagaron durante la Colonia, debido a los cambios en las condiciones sanitarias de la población indígena y por virus importados de Europa, ejemplo de ello son diversas piezas óseas recuperadas de algunos templos, como la Catedral Metropolitana y en excavaciones durante obras públicas.
De época reciente, se incluye el cráneo de una mujer otomí, procedente de Celaya, Guanajuato, único en el mundo por tratarse de un adulto con oxicefalia, enfermedad rara de tipo congénito que provoca la muerte durante la niñez; la pieza ha generado muchas investigaciones por sus características únicas.
Fue rescatado del cementerio civil por el antropólogo Nicolás León, quien conoció a la persona en vida y durante años dio seguimiento a su enfermedad.
La huella en los huesos concluye con huesos procedentes de los panteones de Dolores y San Nicolás Tolentino, a través de los cuales se analizan pandemias como la lepra, enfermedad activa en poblaciones contemporáneas, el sida —que se propagó en los años ochenta del siglo XX—, el cáncer, la desnutrición y la obesidad.
La exposición estará vigente hasta enero de 2011 en el Palacio de la Escuela de Medicina, ubicado en Brasil 33, esquina con República de Venezuela, Centro Histórico, frente a la Plaza de Santo Domingo.
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