Cultura

Günter Grass, la voz incómoda de Alemania

Durante muchos años ocultó su formación paramilitar en 1944 como auxiliar de artillería antiaérea de la S. S.

BERLÍN, ALEMANIA (16/OCT/2012).- El escritor alemán Günter Grass cumple 85 años y no ha dejado de ser a lo largo de su vida una voz política incómoda en Alemania ni tampoco un escritor que ha alcanzado alturas como el Premio Nóbel de Literatura en 1999.

Günter Grass no quiso para esta fecha una celebración sino que deseó que su obra, tanto literaria como escultórica y pictórica quedara expuesta de acuerdo a sus deseos en el museo que lleva su nombre en su ciudad natal, Lübeck, en el Norte de Alemania.

El museo fue renovado y reabierto el domingo por la tarde durante una ceremonia oficial a la que asistieron su familia, sus amigos, colegas, compañeros de camino, así como personalidades prominentes.

El Ministro Presidente (Gobernador) del estado germanoccidental de Schleswig Holstein, Torsten Albig, honró en su discurso a Grass, a quien llamó espíritu controversial y valioso impulsor de la sociedad, quien representa la Literatura alemana contemporánea en el mundo como ningún otro.

El político declaró que "nuestra sociedad necesita personas como Günter Grass, que producen debates y son combativos".

Alrededor de 400 invitados acudieron a la reinauguración del museo Casa de Günter Grass, y entre ellos estaba el ex-Canciller Federal alemán, el socialdemócrata Gerhard Schrödeer.

Cuando fue jefe del gobierno alemán, Schröder impulsó el proyecto de erigir el museo Casa de Günter Grass en Lübeck.

El domingo, cuando visitó la exposición reestructurada que ahora incluye muchos medios digitales manifestó su deseo de que numerosos salones de escolares visiten ese recinto y encuentren acceso a la Literatura y a la obra del escritor.

Günter Grass nació en el seno de una clase de escasos recursos. Sus padres tuvieron en Danzig una pequeña tienda, cuyos clientes eran pobres y a veces pedían fiado, vivió su niñez en un departamento estrecho en un medio católico.

El biógrafo de Grass, Michael Jürgs, escribió al respecto: "una niñez entre el Espíritu Santo y Hitler". Cuando cumplió 17 años sirvió en las escuadras militares que fueron el brazo armado del partido de Hitler, las SS.

A pesar de que a lo largo de su carrera como artista después de la Segunda Guerra denunció los males del nazismo, calló durante décadas su pertenencia a esa formación paramilitar en 1944 como auxiliar de artillería antiaérea.

Ese hecho lo mencionó de pasada en 2006 en uno de sus últimos libros y con ello desató un fuerte debate dentro y fuera de Alemania porque mientras acusó a otros guardó silencio sobre sí mismo.

Su reputación de integridad moral quedó empañada, él, quien siempre se pronunció porque el nazismo recibiera un trato sin miramientos. Se alzaron voces que lo llamaron hipócrita.

La relación entre el escritor y la opinión pública se distanció en cierta medida. En abril del 2012 publicó unos textos bajo el título de "Lo que debe ser dicho" y volvió a causar una fuerte controversia que trascendió las fronteras de Alemania.

El escrito fue una poesía que en la que críticó abiertamente y sin tapujos al gobierno de Israel, al que llamó fuerza de ocupación y peligro para la paz mundial por sus planes de utilizar armas atómicas contra Irán.

Gran parte de los alemanes reaccionó aterrorizada por semejante sacrilegio en boca de un alemán. En Israel se lo declaró Persona Non Grata y circularon versiones donde se lo calificó de antisemita.

Sin embargo, Günter Grass continúa siendo un modelo para muchos dentro y fuera de Alemania.

El escritor alemán Uwe Tellkamp, quien nació en 1968, lo calificó recientemente de ser "la mas fuerte potencia narradora de la Literatura alemana", una opinión que muchos comparten.

A los 85 años, Günter Grass sigue fumando pipa, le gusta cocinar, su vino preferido sigue siendo el tinto y cuando está en familia, es el patriarca con sus numerosos nietos.
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