Cultura
Gabriela Mistral y su relación con presidentes de Chile: Libro
Se trata de un recorrido histórico a través de los ojos de ella, breves estudios sintetizan la relación entre los mandatarios y la autora
Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura en 1945, mantuvo con siete presidentes de Chile son revelados en un libro presentado en la Feria del Libro de Santiago por Jaime Quezada.
Se trata "de un recorrido histórico a través de los ojos de ella", dijo Quezada, presidente de la Fundación Gabriela Mistral y uno de los mayores conocedores de la vida y obra de la poeta (1889-1957) y poseedor de un bagaje "de 40 años de investigación mistraliana".
En cada capítulo del libro, breves estudios sintetizan la relación entre los mandatarios y la autora y después artículos o cartas de ella la explican.
"Siete presidentes de Chile en la vida de Gabriela Mistral" (Catalonia) abarca la influencia en la poetisa de los presidentes José Manuel Balmaceda, Arturo Alessandri Palma, Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos, Gabriel González Videla, Carlos Ibáñez del Campo y Eduardo Frei Montalva.
Este último influyó también a la poetisa incluso antes de que fuera mandatario. De hecho, Frei gobernó el país entre 1964 y 1970, varios años después de la muerte de la autora de "Los Sonetos de la Muerte".
Gabriela Mistral, nacida como Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, por otra parte, tenía sólo dos años cuando, en 1891, José Manuel Balmaceda fue derrotado en una cruenta guerra civil y se suicidó, tras haber gobernado desde 1886.
De niña, Gabriela lo conoció por fotografías que la gente mantenía en sus casas y preguntaba quién era, dijo Quezada, que añadió que así ella se interiorizó acerca de un mandatario que fue derrocado por la oligarquía y se transformó "en una Balmacedista de corazón".
Por Frei, señaló el autor, sentía una profunda admiración, identificada con las ideas sociales del político democristiano.
En 1958, cuando Frei fue tercero en las elecciones que ganó el conservador Jorge Alessandri (segundo fue Salvador Allende), la Democracia Cristiana utilizó en su campaña una frase atribuida a Gabriela Mistral: "Un día Frei será presidente de mi Chile; ese día mis huesos se revolverán en mi tumba para aplaudirlo".
También la autora de "Tala" y "Poema de Chile", que según Quezada "tenía una veta muy pública, social y ciudadana", admiró a Pedro Aguirre Cerda (1938-1942), que era de oficio profesor, al igual que ella, que acuñó el lema "Gobernar es educar" y a quien conoció antes de que fuera presidente.
"No tuve yo en toda mi vida chilena mano tan protectora y amistad tan larga y fiel como la de don Pedro", dijo Mistral después de la muerte del mandatario, ocurrida durante su mandato.
En cambio, según Quezada, a Arturo Alessandri Palma (1920-1925 y 1932-1938) no lo tenía bien considerado en su primer período, pues lo consideraba un demagogo.
Después, según el autor, ella se dio cuenta de que era el único que podía contener a "la fronda política" de ese tiempo y su opinión cambió.
De hecho, fue Alessandri Palma el autor del proyecto que convirtió a la poeta en cónsul vitalicia de Chile en el lugar donde viviera. "Usted está en el pan de cada día de su paisana, que no es una ingrata", le dijo la autora del "Poema de Chile" al agradecerle por carta.
Pero de todas, la relación más interesante que tuvo Gabriela Mistral fue con Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931 y 1952-1958), que a juicio de Quezada, "es uno de los personajes centrales en la vida de ella",
En el primer período, considerado por muchos historiadores una dictadura (Ibáñez era militar), el gobernante le suspendió a la poeta su pensión de gracia y fue considerado por ella su enemigo, sentimiento que la acompañó prácticamente toda su vida.
Sin embargo, para suplir sus problemas económicos, ella se volcó a escribir artículos para la prensa, en Chile y el extranjero y así desarrolló gran parte de su prosa, una faceta poco conocida y poco investigada de su obra, pero muy valiosa, según los expertos.
Una paradoja es que Ibáñez, en su segundo gobierno, consiguió que ella viajara a Chile en 1954, por primera vez después de haber obtenido el Nobel (en 1951 se le otorgó en ausencia el Premio Nacional de Literatura) y la recibió en el palacio de La Moneda.
Más adelante, el 19 de enero de 1957, cuando sus restos llegaron a Chile tras su fallecimiento en Nueva York el 10 de ese mes, fue Ibáñez quien la despidió en su funeral.
La fuente principal del libro, dijo Quezada, es la propia Gabriela Mistral.
Se trata de artículos publicados en diarios o revistas de Chile, Argentina, Colombia y Costa Rica entre otros países, además de cartas a los mismos presidentes y correspondencia a otras personas o entrevistas en las que habla de los mandatarios.
SANTIAGO DE CHILE.- Los vínculos que la poeta chilena
Se trata "de un recorrido histórico a través de los ojos de ella", dijo Quezada, presidente de la Fundación Gabriela Mistral y uno de los mayores conocedores de la vida y obra de la poeta (1889-1957) y poseedor de un bagaje "de 40 años de investigación mistraliana".
En cada capítulo del libro, breves estudios sintetizan la relación entre los mandatarios y la autora y después artículos o cartas de ella la explican.
"Siete presidentes de Chile en la vida de Gabriela Mistral" (Catalonia) abarca la influencia en la poetisa de los presidentes José Manuel Balmaceda, Arturo Alessandri Palma, Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos, Gabriel González Videla, Carlos Ibáñez del Campo y Eduardo Frei Montalva.
Este último influyó también a la poetisa incluso antes de que fuera mandatario. De hecho, Frei gobernó el país entre 1964 y 1970, varios años después de la muerte de la autora de "Los Sonetos de la Muerte".
Gabriela Mistral, nacida como Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, por otra parte, tenía sólo dos años cuando, en 1891, José Manuel Balmaceda fue derrotado en una cruenta guerra civil y se suicidó, tras haber gobernado desde 1886.
De niña, Gabriela lo conoció por fotografías que la gente mantenía en sus casas y preguntaba quién era, dijo Quezada, que añadió que así ella se interiorizó acerca de un mandatario que fue derrocado por la oligarquía y se transformó "en una Balmacedista de corazón".
Por Frei, señaló el autor, sentía una profunda admiración, identificada con las ideas sociales del político democristiano.
En 1958, cuando Frei fue tercero en las elecciones que ganó el conservador Jorge Alessandri (segundo fue Salvador Allende), la Democracia Cristiana utilizó en su campaña una frase atribuida a Gabriela Mistral: "Un día Frei será presidente de mi Chile; ese día mis huesos se revolverán en mi tumba para aplaudirlo".
También la autora de "Tala" y "Poema de Chile", que según Quezada "tenía una veta muy pública, social y ciudadana", admiró a Pedro Aguirre Cerda (1938-1942), que era de oficio profesor, al igual que ella, que acuñó el lema "Gobernar es educar" y a quien conoció antes de que fuera presidente.
"No tuve yo en toda mi vida chilena mano tan protectora y amistad tan larga y fiel como la de don Pedro", dijo Mistral después de la muerte del mandatario, ocurrida durante su mandato.
En cambio, según Quezada, a Arturo Alessandri Palma (1920-1925 y 1932-1938) no lo tenía bien considerado en su primer período, pues lo consideraba un demagogo.
Después, según el autor, ella se dio cuenta de que era el único que podía contener a "la fronda política" de ese tiempo y su opinión cambió.
De hecho, fue Alessandri Palma el autor del proyecto que convirtió a la poeta en cónsul vitalicia de Chile en el lugar donde viviera. "Usted está en el pan de cada día de su paisana, que no es una ingrata", le dijo la autora del "Poema de Chile" al agradecerle por carta.
Pero de todas, la relación más interesante que tuvo Gabriela Mistral fue con Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931 y 1952-1958), que a juicio de Quezada, "es uno de los personajes centrales en la vida de ella",
En el primer período, considerado por muchos historiadores una dictadura (Ibáñez era militar), el gobernante le suspendió a la poeta su pensión de gracia y fue considerado por ella su enemigo, sentimiento que la acompañó prácticamente toda su vida.
Sin embargo, para suplir sus problemas económicos, ella se volcó a escribir artículos para la prensa, en Chile y el extranjero y así desarrolló gran parte de su prosa, una faceta poco conocida y poco investigada de su obra, pero muy valiosa, según los expertos.
Una paradoja es que Ibáñez, en su segundo gobierno, consiguió que ella viajara a Chile en 1954, por primera vez después de haber obtenido el Nobel (en 1951 se le otorgó en ausencia el Premio Nacional de Literatura) y la recibió en el palacio de La Moneda.
Más adelante, el 19 de enero de 1957, cuando sus restos llegaron a Chile tras su fallecimiento en Nueva York el 10 de ese mes, fue Ibáñez quien la despidió en su funeral.
La fuente principal del libro, dijo Quezada, es la propia Gabriela Mistral.
Se trata de artículos publicados en diarios o revistas de Chile, Argentina, Colombia y Costa Rica entre otros países, además de cartas a los mismos presidentes y correspondencia a otras personas o entrevistas en las que habla de los mandatarios.
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