Cultura

Fundación SM y el Conaculta premian a la literatura juvenil e infantil

Paulina del Collado y Antonio Sánchez Cetina recibirán los galardones El Barco de Vapor y Gran Angular, respectivamente

GUADALAJARA, JALISCO (07/OCT/2014).- Aunque la Fundación SM y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) dieron a conocer el pasado 15 de julio a los ganadores de los premios El Barco de Vapor y Gran Angular, Paulina del Collado Lobatón (1990) —ganadora del primero con “El extraño caso del hermano Santi y el monstruo Ago”— y Antonio Sánchez Cetina (1987) —galardonado con el segundo por la novela “La primavera del Mar”— recibirán apenas hoy su respectivo galardón en una ceremonia que se celebrará en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Las obras, cuyos títulos aún son temporales, se suman a la colección que la Fundación SM y el Conaculta han impulsado desde 1996 en un afán por enriquecer el acervo de literatura infantil, difundiendo el trabajo de autores mexicanos, al tiempo que se promueve entre chicos y jóvenes el hábito por maravillarse a través de la lectura

En América Latina, los premios Barco de Vapor y Gran Angular son considerados los más importantes en su categoría; ambos catálogos están incluidos en el acervo para conformar las Bibliotecas Escolares y de Aula de todas las escuelas públicas del país.

Antonio pinta la turbulencia de la adolescencia

El padre de Joaquín murió debido al abuso de una conocida sustancia. Es por ello que el joven preparatoriano está dispuesto a todo para que sus amigos no caigan en la misma adicción, incluso a mentir. La historia anterior es la premisa de “La primavera del mar”, primera novela de Antonio Sánchez Cetina.

Todavía hoy Antonio mantiene el asombro por haber ganado el premio Gran Angular, y es que confiesa que fue de último momento que registró la obra; esto para el autor es un buen augurio.

Según el jurado del galardón, la novela “cuenta con una voz narrativa fuerte y sostenida, encuentra eco en el lector adolescente y es arriesgada (...) Muestra una preocupación estilística y logra manejar un tema serio con un humor fresco durante toda la novela”.

Antonio cuenta que la idea de este relato viene de “historias que surgen de la cabeza”, aunque puso en ella un poco de sus propios recuerdos cuando pasó por esa edad “en la que hay un montón de turbulencia”.

El autor confiesa que temía perderse en el camino o confundir al lector, pero al final aprendió a “desvelar las personalidades de los personajes en un texto mucho más largo, o la forma de trabajar una historia más madura, eso ayudó a mejorar la manera en la que puedo narrar una historia”.

Ésta es la priemra novela de Sánchez Cetina, antes había transitado por el cuento, por lo que —dice— esto le resultó más complejo: “Si lo comparamos con una carrera, en este género —el cuento— uno sabe dónde tiene que empezar y terminar”.

Paulina apuesta por la diversión del lector

Según el acta de jurado del Premio El Barco de Vapor, la obra de Paulina del Collado “aborda un tema complejo de una manera desenfadada y con un tono muy cercano al lector”, y además “está contada a través de los ojos de Camila, un personaje entrañable”.

A dos meses y medio del fallo del jurado, Paulina mantiene su felicidad, “porque uno no piensa que un trabajo que fue divertido hacer rinda frutos de esta manera”.

Sobre la obra ganadora cuenta que desde el principio “la intención fue escribir una novela familiar, desde una perspectiva que la hace ser contada por una niña. No tenía claro que sería una novela infantil, pero sí narrada por una niña, que me dio el tono”.

En este sentido, como parte del tema esencial del libro, señala la escritora, “la dualidad ya me venía torturando desde hace rato; quizá no escribir sobre algo tan específico como la bipolaridad, pero sí aceptando que uno no es el mismo en todos los contextos y situaciones, de ahí vino que pensara en Stevenson y su enorme novela que se llama ‘El extraño caso del Dr. Jeckyl y Mr. Hyde’, porque la incursión de los Beatles y otros detalles son más bien parte de las herramientas que se le dan a un personaje para que sepa estar en el mundo”.

Camila, la protagonista, confiesa la autora, “nació de un ejercicio de revisitar mi infancia, a partir de las cosas que pienso que me habría gustado hacer de niña; también me importó darle una personalidad extrovertida —‘aventurosa’, dice ella— y que desafiara muchos límites, aunque interesada por entender el mundo y a los otros”.

Quizá por esto, aunque su libro se ha juzgado como un texto que trata “la bipolaridad infantil”, para Paulina esto es un “acercamiento pobre; porque siento que Camila lo que hace es buscar comprender a su familia y, me parece, es más una historia de aceptación y amor filial”.

Paulina del Collado reconoce que, para un autor que enfrenta la literatura infantil, las cosas no son sencillas porque “de hecho la niñez es un ámbito inaccesible, porque ya la abandonamos, pero podemos explorarla a través de otros o revisitando la propia infancia; lo que uno debe intentar es ofrecer una historia sólida y que los lectores se diviertan”.
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