Cultura
Feminismo con humor en Kamouraska
La obra de la compañía gallega Inversa Teatro que se estrenó este viernes, tendrá dos funciones más en el Teatro Experimental de Jalisco
Antes de que las actrices de Inversa Teatro aparezcan sobre el escenario del Teatro Experimental, y mientras el público se acomoda en sus butacas, se escuchan ladridos de perros.
Un grupo de adolescentes distribuidos en las filas posteriores hablan con un volumen alto y se ríen entre ellos en tono burlesco: "¿Serán perros de verdad, güey?", le grita uno a su interlocutor del otro lado del pasillo. "Obvio, güey", le responde irónicamente. Aun cuando las luces ya están apagadas, los preparatorianos ahí presentes -por encargo de su profesor de literatura- siguen actuando como niños en un viaje escolar.
Sus risas estallan con más fuerza cuando las tres chicas en el escenario comienzan a moverse y a rugir como perros; ladran, caminan en cuatro patas y muestran los dientes, mientras un sonido de interferencia cada vez más intenso satura el ambiente. Después, un silencio. Los adolescentes se tapan la boca para según ellos, comportarse a la altura de unos espectadores de teatro.
"Yo ladro, tú ladras, ella ladra", dice Marta, la actriz de cabello largo y vestido de lunares. "Enséñame a amar antes que a ladrar", dice a continuación María, para después ponerse a hacer silbidos que asemejan el sonido del viento. "Yo no quiero ser una imagen. Yo soy de verdad. No quiero ser alguien que pasa y ladra", afirma Beatriz enérgicamente para unirse a esta especie de diálogo no lineal en el que se desarrolla toda la obra: como si los espectadores pudieran escuchar las mentes confusas y obsesivas, pero también divertidas y críticas, de estas mujeres gallegas.
Entre frases veloces que van soltando cada una sin dejar mucho espacio al silencio, se entiende poco a poco el conflicto de cada personaje. María niega la existencia del amor; para ella, todo es una gran farsa provocada por las hormonas que incitan a la reproducción. Pero, "parir no significa querer dar vida" y mucho menos amar, repite a lo largo de toda la historia.
Bea está obsesionada con su libertad. Desprecia todo tipo de figura de autoridad y se niega a ser la mujer o la madre de nadie. "No soy de ningún lugar, no soy autóctona, nadie me atrapará nunca", expresa a punto del llanto mientras se mueve por el escenario con uniforme de deportista.
Marta es -literalmente-- la más perra, y deja prueba de ello cuando se abalanza sobre un plato que está en el suelo, y ruge a la vez que devora su contenido. Su problema tiene que ver con su cuerpo y con la inexplicable culpa por tenerlo.
Con una excelente expresión corporal y una gran dosis de humor, las chicas discuten y expresan sus opiniones en diferentes temas: la violencia con todas sus variantes, la absurda obsesión de consumo, los cuerpos perfectos -e irreales-- con los que las marcas promocionan sus productos; la política española, la micro física del poder, el sexo, el amor y el significado de la vida.
Los adolescentes se quedan perplejos ante el desnudo de Marta, y la escena erótica en la que la actriz fantasea con la figura del cineasta David Lynch. Pero el resto del público ríe a carcajadas durante toda la función, e igual que las tres gallegas, salen del teatro con sonrisas en la cara.
Dos funciones más
Kamouraska se presenta de nuevamente este sábado 20 de abril a las 20:30 horas, y el domingo 21, a las 18:00 horas. La cita es en el Teatro Experimental, a un costado del Parque Agua Azul. Entrada: $120 general y $100 con descuento a estudiantes, profesores, Tercera edad, Al Teatro en Bici, Escuela del Espectador y trabajadores universitarios
EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL
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