Cultura
Falleció Ceija Stojka, superviviente de campos nazis
Nacida en una familia gitana, Stojka fue deportada por los nazis y pasó su infancia en tres campos de concentración
VIENA, AUSTRIA (30/ENE/2013).- La escritora y pintora austríaca de etnia gitana Ceija Stojka, superviviente de los campos de concentración y cuya obra aborda la persecución de los gitanos por los nazis, falleció el 28 de enero a la edad de 79 años en un hospital de Viena, anunció su editora a la agencia de prensa austríaca APA.
Nacida en una familia gitana, Stojka fue deportada por los nazis y pasó su infancia en tres campos de concentración, en Auschwitz-Birkenau (sur de Polonia), en Ravensbrück (nordeste de Alemania) y en Bergen-Belsen (norte de Alemania).
Superviviente de estos campos, Stojka contó su experiencia y su vida en una obra publicada en 1988 que se hizo célebre: "Wir leben im Verborgenen - Errinerungen einer Rom-Zigeunerin" ("Vivimos en aislamiento. Memorias de una gitana"). Y en 1992 publicó "Reisende auf dieser Welt" ("Viajeros en este mundo").
En 2004, durante una conferencia en el Museo Judío de Viena, confesó haberse dedicado a la escritura por su necesidad de "abrirse, de gritar".
Stojka no se contentó con escribir sobre la suerte reservada a la minoría gitana bajo el régimen nazi, sino que pintó varios cuadros, sobre todo uno describiendo la vida en el interior de un campo de concentración.
Recibió varios galardones, como el Premio Bruno-Kreisky al mejor libro político en 1993.
Nacida en una familia gitana, Stojka fue deportada por los nazis y pasó su infancia en tres campos de concentración, en Auschwitz-Birkenau (sur de Polonia), en Ravensbrück (nordeste de Alemania) y en Bergen-Belsen (norte de Alemania).
Superviviente de estos campos, Stojka contó su experiencia y su vida en una obra publicada en 1988 que se hizo célebre: "Wir leben im Verborgenen - Errinerungen einer Rom-Zigeunerin" ("Vivimos en aislamiento. Memorias de una gitana"). Y en 1992 publicó "Reisende auf dieser Welt" ("Viajeros en este mundo").
En 2004, durante una conferencia en el Museo Judío de Viena, confesó haberse dedicado a la escritura por su necesidad de "abrirse, de gritar".
Stojka no se contentó con escribir sobre la suerte reservada a la minoría gitana bajo el régimen nazi, sino que pintó varios cuadros, sobre todo uno describiendo la vida en el interior de un campo de concentración.
Recibió varios galardones, como el Premio Bruno-Kreisky al mejor libro político en 1993.
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