Cultura

Expone Rosa Beltrán sus manías

¿Manipulamos al cuerpo para adaptarnos al mundo? La escritora toca el tema en ‘’El cuerpo expuesto

GUADALAJARA, JALISCO (02/DIC/2013).- Cuando la escritora mexicana Rosa Beltrán habla de uno de sus personajes, el hombre que colecciona cuerpos, se interrumpe a sí para decir en voz baja que en esa terraza no se puede concentrar. Entonces levanta la mirada para encontrar otro lugar donde platicar de su libro "El cuerpo expuesto". Se para, carga un pequeño sillón y lo acerca a lobby del hotel.

Al momento que acomoda el sillón donde se sentará para hablar de su libro y su visita a la FIL, explica que tiene la manía de distraerse cuando habla simultáneamente que escucha palabras en español. Los dos personajes principales de su reciente libro "El cuerpo expuesto" tienen manías: está el hombre bloggero, que colecciona cuerpo humanos, y está Charles Darwin aferrado a juntar fósiles. La escritora y los personajes comparten una meticulosa inclinación por las manías.

"Nunca antes en la historia habían existido cuerpos como los que hay ahora, Darwin se habría sorprendido de las mutaciones, desde personas de 300 kilos, hasta la anorexia como una pandemia". La obra aborda la transformación de la percepción y el uso del cuerpo en el proceso de adaptación al mundo. Sentirlo como sagrado y no atreverse a manipularlo o mostrarlo en la era de las tecnologías y de mercado: ¿Qué sigue?

-¿Qué hay de Rosa Beltrán en Charles Darwin y viceversa?

Todos los escritores tenemos un poco de coleccionistas, coleccionamos historias, coleccionamos palabras. Pero para acomodar estas palabras en un orden que a nosotros nos parezca que le den sentido a lo que vivimos, utilizamos estas manías que son como los cajones que nos van a permitir que estas historias puedan ser narradas. Casi no hay escritor que no tenga manías para escribir, estos apoyos sin los cuales, pareciera que la historia no fluye.

Así como Darwin coleccionaba fósiles sin saber qué iba a hacer con ellos, tardó muchos años en hallar la conclusión que le diera sentido a estas colecciones y es hasta la llegada del manuscrito de Wallace que trabajó con miras a arropar en una narrativa coherente su colección. Lo mismo ocurre con los escritores.

-A la colección que hace el personaje del bloggero sobre cuerpos y su adaptación, la sociedad reacciona con rechazo, ¿será que no nos hemos adaptado a nuestra adaptación?

Tiene que ver con la idea de que el cuerpo de los homínidos contiene un elemento sagrado. Está hecho a imagen y semejanza de una inteligencia divina, que es lo que se vuelve más polémico cuando se publica ‘El Origen de las Especies’. El gran descubrimiento de Darwin, tiene que ver con el origen común de todas las especies y que las especies no son inmutables. Sin embargo, esta división: alma, cuerpo, espíritu, carne es en muchas mentes, indiscernible todavía. Parecería que ese elemento, el alma, está puesta en el cuerpo.

-Entonces, si la creencia radicara en que Dios está hecho a imagen y semejanza de un cuadrúpedo, ¿la resistencia sería a trastocar no el cuerpo humano, sino el del animal?

Sí, el problema es que somos nosotros, con nuestra mente humana, somos los que hemos inventado estas categorías; los que hemos decidido que somos la criatura excepcional.

-¿Qué es lo más dañino a lo que la humanidad se ha adaptado?

Estamos obligados a preguntarnos de qué manera hemos cambiado gracias a la industria de los alimentos, a la manipulación de la imagen, de la industria farmacológica, tecnologías que nos rebasan, que nos hacen llegar al límite. No había las posibilidades de la manipulación genética y la cirugía de transformarnos, de reinventar una identidad. Se trata de un conjunto, no hay una adaptación más extrema y tampoco podemos tomar una postura fatalista.

La adaptación humana en dos casos cotidianos

Una pareja se adapta. Sí, están el amor y la solidaridad que alguna vez los unió, pero la verdadera justificación de que sigan juntos es porque algo dentro de ellos reconocer que se vive mejor en grupo, que el individuo aislado tiene menos posibilidades de supervivencia, recrean las escenas del libro.

Otro caso que aborda la obra es el de una mujer con anorexia, que por un lado la enfermedad la tiene atada de manos, pero por otro, tiene el poder para decidir entre la vida y la muerte, la existencia y la desaparición.

EL INFORMADOR/ ALEJANDRA PEDROZA
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