Cultura
Escritores norteños se quitan botas y sombrero
La lírica del Norte de México ha traspasado fronteras; su narrativa no se encasilla en temas de problemática social
En dicho foro, que viene a refrescar el significado actual de esta narrativa norteña, participan los escritores Luis Jorge Boone, Eduardo Antonio Parra y Vicente Alfonso, tres autores que confirman la expansión de las letras provenientes de estados que conforman gran parte de la franja norteña de nuestra nación, como Baja California, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, principalmente.
A la invasión de letras desde estos lugares se le conoce actualmente como “literatura del Norte”, una denominación que no sólo marca el origen geográfico de sus escritores, sino también su aparente asociación con estereotipos temáticos como el narcotráfico, la violencia y la marginalidad. Sin embargo, ante una frontera diluida por las letras se busca repensar las características que dan forma a esa “literatura del Norte”.
De acuerdo con el Fondo de Cultura Económica, “los autores que abordan temas tan imbuidos en la realidad sociopolítica del país, necesitan desarticular esos presupuestos y evidenciar la diversidad temática de dicha narrativa”.
Lo que define la narrativa de la región está lejos de ser un territorio exclusivo para la violencia o el narcotráfico. Por otro lado, la identidad de sus letras está en un proceso de mutación y no se estanca. Por ello, etiquetar las letras norteñas como una especie de narconovelas puede ser un error, ya que a pesar de que sí son escritores que narran bien algún problema que se relacione con el crimen organizado, también se han caracterizado por ser buenos narradores en temas fuera del morbo y la violencia.
Hace algunos años, Luis Jorge expresó que la identidad norteña “se ha borrado”. “Soy norteño y así me decían en la capital del país; pero en el Norte me decían que soy chilango, por lo que tampoco me consideran de allá”. Con esto, deja en claro que las líneas que dividen a lo regional se habían borrado y poco a poco la literatura norteña ha pasado de ser muy local a tener trascendencia “más allá de las rancherías”.
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