Cultura
Escribir, un eterno descubrimiento: Élmer Mendoza
El autor presenta 'Trancapalanca', una compilación de 23 cuentos publicados en 1989
Élmer Mendoza publicó en 1989 y que reedita Tusquets. Pero esa atracción por lo diferente, reconoce el autor, se ha extendido por su obra.
Para el sinaloense, es un "juego perverso" el que se reedite la obra de juventud, pero había lectores -no tantos--que preguntaban por Trancapalanca.
Cuando Mendoza escribió el libro, cuenta, tenía mucha confianza en él, una confianza en que podía escribir cualquier cosa y de cualquier manera.
"Hay muchos registros narrativos que yo practicaba jugando, intentando hacer cosas distintas (...) En la narrativa posterior hay una correspondencia con algunos de los registros que intenté".
En la corrección de los textos, para su reedición, revela que se sorprendió: "Cómo es que yo me atreví a esto. Es de esas locuras que uno hace cuando está demasiado joven e inexperto y que resultan. Creo que eso es lo que pasó con el libro".
Para que continuara con esta exploración por conseguir particularidades en su narrativa influyeron tres opiniones "respetables", que opinaron que Trancapalanca era "algo diferente y valioso".
Por ejemplo, su cuento "43 grados a la sombra" le permitió "crear un concepto sobre la onomatopeya que sigo utilizando. La onomatopeya dentro del lenguaje tiene un valor. Pude practicarla e imaginarla". Y es que en dos páginas la "z" es la reina en una consecución de letras con sólo una coma por signo de puntuación.
Muchos de sus lectores le han pedido firmar justo la página en la que se encuentra el texto.
--¿Siempre has buscado ser distinto?
--Sí, me gusta hacer cosas diferentes siempre. Lo practico a consciencia en lo que tiene que ver con la literatura, porque en lo que tiene que ver con mi vida quiero estar apacible.
Escribir es el eterno descubrimiento, así debe ser. No conviene repetirse, no es estimulante ni divertido. Como escribo novelas de acción, la intención de no repetirse es mucho más fuerte. Es lo que justifica mi razón de ser como escritor.
Para el Premio Tusquets Editores de Novela, las dos obras más libres que ha escrito, en cuanto a experimentación se refiere, son Efecto tequila y El amante de Janis Joplin. Con la primera era bien sabido para el que quería lograr que los otros notasen que es "un escritor diferente".
¿Pero a quiénes considera autores distintos? Responde que a Fernando del Paso, Carlos Fuentes, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Juan Rulfo.
Mendoza ha nutrido y resuelto textos con las ideas de otros, incluso con felices coincidencias. Como cuando buscaba una forma de hacer que sus personajes hablaran, pero sin interrumpir el discurso descriptivo y apareció José Saramago, "justo en el momento preciso".
Y Noticias del imperio de Fernando del Paso le trajo aprendizajes, dice que se ve reflejado en su obra. Es un autor al que siempre vuelve. Se ha preguntado: 'Qué hizo Fernando (en su narrativa), pero que no continuó; yo, como su alumno, cómo puedo continuar esa propuesta'.
"La mayoría de libros que leo hay una intención de aprender, de que me ayuden a descubrir por qué escribo como escribo y cómo puedo avanzar".
-Recomendaciones de libros
Los gatos pardos de Ginés Sánchez. Es un libro en el que creo y que tiene los elementos de la literatura contemporánea, pero también tiene un aire de un libro que puede leer todo mundo.
Flores oscuras, de Sergio Ramírez. Cuando un autor tiene un entusiasmo por un libro en particular es un libro que tiene algo distinto a sus otros libros.
-Positivo y negativo de la FIL
Yo no le veo cosas negativas.
Es una feria muy importante para los autores que escribimos en español y luego en muchas lenguas. Ir a la FIL es una distinción, es ese punto brillante que hay en México en relación a la cultura del libro, a la sociedad letrada.
-¿Cómo vive la FIL?
En primer lugar platicar con los medios, siempre esperando que haya preguntas nuevas. Ver a los amigos, pero sobre todo ver a los lectores.
Yo acostumbro ir cada libro que tengo al stand de Tusquets a platicar con los lectores. El sábado estuve 50 minutos conversando con ellos.
-¿Qué es ser escritor?
Es la manera de hacer la vida que me toca. Soy un hombre que he hecho varias cosas en la vida para tratar de figurar, como ser atleta. Pero no hay como escribir, porque es como poder ser yo y poder compartir algunas de las cosas que soy y contar algunas de las cosas que ocurren en el país en el que vivo.
El escritor
Élmer Mendoza escribe todos los días, pero no establece una cuota de páginas ni de tiempo. Por lo general escribe por las mañanas y lee en las tardes en su estudio con biblioteca. "Todos los días son distintos".
El creador de La prueba del ácido considera importante el encuentro con sus lectores, los que lo retroalimentan e incluso sugieren temas para sus próximas publicaciones. Mendoza cree que cada autor tiene en la cabeza lo que tiene que contar, por lo que revela que no ha retomado alguno de los temas planteados por sus seguidores.
¿Cuál es uno de los temas que le preocupa? "Me preocupan los déficit educativos de mi país. Los mexicanos no tenemos conciencia clara de que necesitamos mejorar la educación. Hay que apostar al sueño, hay que soñar con ser mejores, eso ayuda. Cuando uno no encuentra la salida, el sueño es el que te salva".
Poderosa, la literatura israelí
Para Élmer Mendoza, la literatura de Israel es poderosa y propositiva. Opina que recibir a la nación como el país invitado de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara es significativo, para ver de cerca lo que viven los israelitas y tener una idea más cierta de lo que pasa en el país.
La poesía israelita, dice, es profunda y mezcla lo místico con las tradiciones antiguas.
La literatura israelita le parece, en síntesis, una presencia necesaria. "La visión de la cultura judía es una que prevalece".
La Frase
"Como escritor quiero continuar con el anhelo de hacer que mi obra se note por la forma en que está escrita",
Élmer Mendoza, escritor mexicano.
Perfil
Premio Tusquets Editores de Novela en 2007, por Balas de plata, Élmer Mendoza (Culiacán, México, 1949) es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y catedrático de literatura en la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Un asesino solitario, su primera novela, la publicó en 1999.
EL INFORMADOR / MIRIAM PADILLA
GUADALAJARA, JALISCO (01/DIC/2013).-Atrevimiento, práctica y una búsqueda por lo distinto convergen en Trancapalanca, la compilación de 23 cuentos que el mexicano
Para el sinaloense, es un "juego perverso" el que se reedite la obra de juventud, pero había lectores -no tantos--que preguntaban por Trancapalanca.
Cuando Mendoza escribió el libro, cuenta, tenía mucha confianza en él, una confianza en que podía escribir cualquier cosa y de cualquier manera.
"Hay muchos registros narrativos que yo practicaba jugando, intentando hacer cosas distintas (...) En la narrativa posterior hay una correspondencia con algunos de los registros que intenté".
En la corrección de los textos, para su reedición, revela que se sorprendió: "Cómo es que yo me atreví a esto. Es de esas locuras que uno hace cuando está demasiado joven e inexperto y que resultan. Creo que eso es lo que pasó con el libro".
Para que continuara con esta exploración por conseguir particularidades en su narrativa influyeron tres opiniones "respetables", que opinaron que Trancapalanca era "algo diferente y valioso".
Por ejemplo, su cuento "43 grados a la sombra" le permitió "crear un concepto sobre la onomatopeya que sigo utilizando. La onomatopeya dentro del lenguaje tiene un valor. Pude practicarla e imaginarla". Y es que en dos páginas la "z" es la reina en una consecución de letras con sólo una coma por signo de puntuación.
Muchos de sus lectores le han pedido firmar justo la página en la que se encuentra el texto.
--¿Siempre has buscado ser distinto?
--Sí, me gusta hacer cosas diferentes siempre. Lo practico a consciencia en lo que tiene que ver con la literatura, porque en lo que tiene que ver con mi vida quiero estar apacible.
Escribir es el eterno descubrimiento, así debe ser. No conviene repetirse, no es estimulante ni divertido. Como escribo novelas de acción, la intención de no repetirse es mucho más fuerte. Es lo que justifica mi razón de ser como escritor.
Para el Premio Tusquets Editores de Novela, las dos obras más libres que ha escrito, en cuanto a experimentación se refiere, son Efecto tequila y El amante de Janis Joplin. Con la primera era bien sabido para el que quería lograr que los otros notasen que es "un escritor diferente".
¿Pero a quiénes considera autores distintos? Responde que a Fernando del Paso, Carlos Fuentes, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Juan Rulfo.
Mendoza ha nutrido y resuelto textos con las ideas de otros, incluso con felices coincidencias. Como cuando buscaba una forma de hacer que sus personajes hablaran, pero sin interrumpir el discurso descriptivo y apareció José Saramago, "justo en el momento preciso".
Y Noticias del imperio de Fernando del Paso le trajo aprendizajes, dice que se ve reflejado en su obra. Es un autor al que siempre vuelve. Se ha preguntado: 'Qué hizo Fernando (en su narrativa), pero que no continuó; yo, como su alumno, cómo puedo continuar esa propuesta'.
"La mayoría de libros que leo hay una intención de aprender, de que me ayuden a descubrir por qué escribo como escribo y cómo puedo avanzar".
-Recomendaciones de libros
Los gatos pardos de Ginés Sánchez. Es un libro en el que creo y que tiene los elementos de la literatura contemporánea, pero también tiene un aire de un libro que puede leer todo mundo.
Flores oscuras, de Sergio Ramírez. Cuando un autor tiene un entusiasmo por un libro en particular es un libro que tiene algo distinto a sus otros libros.
-Positivo y negativo de la FIL
Yo no le veo cosas negativas.
Es una feria muy importante para los autores que escribimos en español y luego en muchas lenguas. Ir a la FIL es una distinción, es ese punto brillante que hay en México en relación a la cultura del libro, a la sociedad letrada.
-¿Cómo vive la FIL?
En primer lugar platicar con los medios, siempre esperando que haya preguntas nuevas. Ver a los amigos, pero sobre todo ver a los lectores.
Yo acostumbro ir cada libro que tengo al stand de Tusquets a platicar con los lectores. El sábado estuve 50 minutos conversando con ellos.
-¿Qué es ser escritor?
Es la manera de hacer la vida que me toca. Soy un hombre que he hecho varias cosas en la vida para tratar de figurar, como ser atleta. Pero no hay como escribir, porque es como poder ser yo y poder compartir algunas de las cosas que soy y contar algunas de las cosas que ocurren en el país en el que vivo.
El escritor
Élmer Mendoza escribe todos los días, pero no establece una cuota de páginas ni de tiempo. Por lo general escribe por las mañanas y lee en las tardes en su estudio con biblioteca. "Todos los días son distintos".
El creador de La prueba del ácido considera importante el encuentro con sus lectores, los que lo retroalimentan e incluso sugieren temas para sus próximas publicaciones. Mendoza cree que cada autor tiene en la cabeza lo que tiene que contar, por lo que revela que no ha retomado alguno de los temas planteados por sus seguidores.
¿Cuál es uno de los temas que le preocupa? "Me preocupan los déficit educativos de mi país. Los mexicanos no tenemos conciencia clara de que necesitamos mejorar la educación. Hay que apostar al sueño, hay que soñar con ser mejores, eso ayuda. Cuando uno no encuentra la salida, el sueño es el que te salva".
Poderosa, la literatura israelí
Para Élmer Mendoza, la literatura de Israel es poderosa y propositiva. Opina que recibir a la nación como el país invitado de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara es significativo, para ver de cerca lo que viven los israelitas y tener una idea más cierta de lo que pasa en el país.
La poesía israelita, dice, es profunda y mezcla lo místico con las tradiciones antiguas.
La literatura israelita le parece, en síntesis, una presencia necesaria. "La visión de la cultura judía es una que prevalece".
La Frase
"Como escritor quiero continuar con el anhelo de hacer que mi obra se note por la forma en que está escrita",
Élmer Mendoza, escritor mexicano.
Perfil
Premio Tusquets Editores de Novela en 2007, por Balas de plata, Élmer Mendoza (Culiacán, México, 1949) es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y catedrático de literatura en la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Un asesino solitario, su primera novela, la publicó en 1999.
EL INFORMADOR / MIRIAM PADILLA
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