Cultura
Escribir es como ir a toda velocidad hacia el peligro, dice Baricco
El escritor italiano mantiene una charla con mil jóvenes. Algunos que lo oyeron dijeron que leerán el primer libro de su vida
Un poco antes, Baricco ya había conquistado la empatía no de uno, sino de cientos de jóvenes, casi adolescentes, que lo escucharon en el encuentro ‘Mil jóvenes con’, que organiza la FIL Guadalajara con narradores y artistas que visitan la feria cada año.
Las primeras frases de Baricco hablaron de él mismo, con una voz que se escuchaba honesta. Cuando era muy joven, contó, su padre siempre trabajaba y su madre estaba siempre triste —en eso debe tener mucho en común con los muchachos que lo miraba desde lejos—. Entonces se comenzó a contar historias. Un día se contó una tan buena que la escribió.
Esa anécdota no sólo logró la conquista: es probable que también haya democratizado un espacio en el que igual había muchachos del carísimo American School y de la preparatoria pública de Tonalá, de la Universidad de Guadalajara.
Durante la primera parte del foro, el italiano fue entrevistado por el periodista cultural Nicolás Alvarado, quien dijo de Baricco que “entiende lo importante que es, como especie, saber contar historias”.
Alessandro es autor de títulos que se están en venta en la FIL, como ‘Tres veces al amanecer’, ‘City’, y el exitoso long seller ‘Seda’ (1996), que se ha traducido a 17 idiomas.
Varias semblanzas suyas en Internet se quejan de que detesta las entrevistas. Será las entrevistas, pero no las charlas. El lunes anterior tuvo una con varios reporteros en la que se veía bastante contento. Hoy lucía contentísimo ante los jóvenes.
Tras una pregunta de una muchacha llamada Fabiola, incluso confesó que se inspiró para crear ‘Seda’ porque hace tiempo un amigo suyo le contó que en su casa descubrieron el diario de un antecesor que murió en alrededor de 1800. El tío hacía un trabajo raro. Viajaba a Japón, compraba la huevas de los gusano de seda y regresaba. Pasaba por todo el mundo, en un viaje de seis meses. Y descansaba el resto del año.
Cuando lo oyeron, muchos entre los mil jóvenes se animaron a leer el primer libro de su vida, como confesó un grupo de estudiantes de la Preparatoria 13 de la Universidad de Guadalajara, que traía anotados algunos títulos del autor en papelitos sueltos y hasta en las manos.
Tal vez hasta a alguno le entraron ganas de ser escritor, un oficio al que el italiano describió como el más divertido del mundo: “Escribir es muy emocionante. Cuando lo haces desaparece todo lo demás. Es como ir muy veloz hacia el peligro, pero tener oportunidad de regresarte si te equivocas […] La emoción más fuerte que tengo es cuando escribo”.
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