Cultura

Escribir desde la síntesis y sin prejuicios

Ricardo Chávez llega a la FIL con su libro 'Mi primer beso'

GUADALAJARA, JALISCO (1/DIC/16).- ¿Quién sabe a quién le diste tu primer beso? Para Ricardo Chávez esto no es un secreto que tenga que proteger bajo llave. Todos pueden acceder ese momento íntimo del escritor capitalino que ha decidido contar, detalle a detalle, los por menores de ese primer beso que marcó los latidos de su infancia.

"Mi primer beso" es una breve pero concreta novela en la que se desprende una parte de la intimidad del autor, de ese romance que a sus 10 años de edad lo llevó a ver con otros ojos a "Delia", una niña que vendría cambiarle la jugada y demostrar que los niños también lloran por amor, por descubrir lo que es.

"Me di cuenta que esta historia era como un enlace humano por eso decidí escribirlo. Creo que las primeras veces, no todas, pero la mayoría sí quedan para siempre. No es la historia de mi primer beso, es de mi primer amor y desamor junto, no lo sabía", explica Ricardo Chávez al señalar que esta anécdota constantemente era compartida en escuelas a las que acudía a charlar sobre otras obras y que, sin quererlo, causaban curiosidad tanto en niños, como jóvenes y adultos.

"Contar Mi primer beso desde el principio es para que el lector entendiera el ritmo en el que sucedieron las cosas, en mí caso, con ese primer beso, desde el principio cuento cómo no me gustaban las mujeres, que lo único que quería era jugar futbol. Quise respetar mi memoria y no hacer los trucos literarios de romper la historia en momentos para poder jugar con éstos, quería contarla tal cómo fue".

Escribir una historia en 62 páginas no es un sufrimiento para Ricardo Chávez al considerar que esta romántica y peculiar trama va directo al grano haciendo uso de la síntesis, un recurso que le sirve para enfocar ideas y ofrecerle al lector lo que realmente quiere decir.

"La sabiduría generalmente viene en cápsulas, todos los dichos son cápsulas de sabiduría que no han mandado los abuelos por generaciones y que principio eran grandes historias y después se redujeron, para nosotros esa sabiduría sintetizada es como un regalo que nos permite anticipar lo qué nos puede suceder. Muchas veces lo breve no es escases sino síntesis. La historia de mi primer beso fue una síntesis existencial, mi rito de iniciación, ahí deje de ser niño para convertirme en joven".

Aunque Ricardo Chávez es considerado como uno de los autores de versatilidad innegable y su abanico de temas al ser uno de los pioneros de "la generación del crack" junto a Pedro Ángel Palou, Eloy Urroz, Ignacio Padilla y Jorge Volpi, el escritor asegura que evitar que su literatura sea encasilla en mercados lectores es una de sus principales prioridades, en especial, cuando se subestima el impacto que la literatura, considerada infantil, puede tener en un público más adulto.

"Para mí es importante evitar las categorías. Cuando escribo no estoy pensando para qué edad es. Escribo literatura adulta, juvenil o infantil, pero no trato distinto a la literatura. Cuando termino una obra se la entrego a las editoriales y que ellas decidan, para mí la literatura es una y yo la doy".

Asegura que seguir encajonando a la literatura infantil como un peldaño bajo para lectores experimentados es algo que se debe erradicar en el mundo literario, en especial, en aquellos que juzgan que un contenido de este tipo pueda nutrir tu conocimiento literario si es que se han leído clásicos universales o temáticas más especializadas de las letras adultas.

"Mi literatura infantil sí es para todos, tengo la capacidad de crear una literatura que siempre llega a todos y que tramposamente llamo infantil o los editores llaman infantil. Mi literatura infantil alcanza a los tres públicos: infantil, juvenil y adulto. Algo que me preocupo siempre es romper con el prejuicio de que el mundo infantil y su subjetividad es algo primario o básico, yo digo que no, que es un mundo más complejo del mundo adulto porque un niño no está encausado. Trato de mostrar la complejidad de esos mundos".

"Los niños pueden leer sin fijarse quién lo escribe, les dice si les gusto o no porque no les importa lo que diga alguien más, eso es lo que deberíamos aprender también. El hecho de que un libro sea señalado como categoría infantil, juvenil o adulta no significa nada, solo estás atribuyendo cuáles son los lectores que probablemente lo captarían mejor o disfrutarían más. Creo que no debería existir la categorización".

EL INFORMADOR / NORMA GUTIÉRREZ

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