Cultura

Es Zapata uno de los hombres de primera fila del panteón mexicano

En el movimiento muralista figura como uno de los héroes telúricos de Diego Rivera

CIUDAD DE MÉXICO.- En opinión del historiador Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia (Castillo de Chapultepec), Emiliano Zapata es uno de los héroes de primera fila del panteón mexicano.  

Añadió que esos héroes se han convertido en iconos de la expresión artística nacional que lo ha representado como un vengador, "un dios de la némesis que viene a vengar las injusticias contra el campo y los campesinos".  

Entrevistado por Conaculta, con motivo del 91 aniversario de la muerte del Caudillo del Sur que se conmemoró este sábado 10 de abril, Rueda afirmó que en el terreno de las mentalidades tanto políticas como artísticas y del imaginario mexicano, el zapatismo encarna el principio de la esperanza y de la posibilidad de justicia.  

Coautor del libro "Zapata en Morelos" (Lunwerg, Planeta y gobierno del estado de Morelos), al lado de la historiadora del arte María Helena Noval y del fotógrafo Adalberto Ríos Szalay, recientemente presentado en España, el historiador refirió que el ámbito de mayor influencia del zapatismo, aparte del político, es el plástico.  

"El muralismo mexicano tuvo a Zapata como uno de los iconos más frecuentes, precisamente por ese principio de esperanza, por significar una apertura a la historia futura y al mismo tiempo, una rendija que dejaba ver la herida secular mexicana del campo, fundamentalmente relacionada con los indígenas y los campesinos", precisó.  

Indicó que en el movimiento muralista figura como uno de los héroes telúricos de Diego Rivera, quien lo representó con esa síntesis ideológica que es el lema de Tierra y Libertad "que, aseguró nunca fue usado por los zapatistas, pues en realidad rezaba Reforma, Libertad, Justicia y Ley".  

David Alfaro Siqueiros hizo un espléndido retrato al óleo; José Clemente Orozco "lo muestra, alejado como en un umbral, en una imagen muy inquietante; y así hasta nuestros días se repite su imagen como esta convención de un hombre con una mirada muy singular, con una cara muy de caudillo, a la sombra y con una mirada fija y dura".  

En el terreno de la literatura, incluidos los ensayos políticos e históricos y las notas periodísticas de la década revolucionaria, Rueda comentó que se habla del zapatismo de distintas formas:  

"Tenemos espléndidos ensayos en 1960, como el de Gastón García Cantú y otro de Carlos Fuentes publicado por Joaquín Mortiz, hasta el Zapata homosexual, de Palau; luego veremos al Zapata fantasmal, de Alejandro Iñigo, a principios de 1980. En fin, ha habido una multitud de perspectivas para tratarlo, pero todas ellas hablan más del autor que del personaje. Mientras que en el terreno historiográfico el universo es muy amplio.  

A decir de Rueda Smithers, lo que hoy encontramos es a un Zapata convertido, de unos años a la fecha, en una figura emblemática fundamentalmente urbana, "ya no es de los campesinos sino de las ciudades".  

Por otro lado, probablemente su figura en términos del agrarismo y de las autonomías locales se va a diluir hasta convertirse en el elemento iconográfico propio del ajuste de cuentas con la historia.  

"Eso lo encontramos igual en Fernando Leal que en Diego Rivera o en los artistas actuales; son 100 años en la ronda de generaciones, de una iconografía que se reitera y que sólo se ha visto en los casos de Miguel Hidalgo, José María Morelos, Benito Juárez y quizás, con Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas (en algunas regiones)", apuntó.  

Otra presencia importante del zapatismo en el arte se ha hecho presente en el cine, con cintas como El compadre Mendoza, de Fernando de Fuentes, con texto de Mauricio Magdaleno; el Zapata, de Elia Kazán, con guión de John Steinbeck -Nobel de Literatura-, protagonizada por Marlon Brando y con la excelente caracterización de Anthony Queen como Eufemio Zapata.  

Además de otras demasiado apegadas a la realidad y que por ello no fueron negocio como la que protagonizó Antonio Aguilar y más recientemente la de Alfonso  Arau que no fue convincente para nadie.  

El también historiador Ariel Arnal, quien recientemente concluyó su tesis de doctorado en torno a la fotografía en la prensa de la Ciudad de México de 1910 a 1915, afirmó que desde su muerte en 1920 hasta la fecha, la imagen de Zapata representa al Che mexicano, al que no negocia nada y es capaz de dar la vida por no romper sus principios. 
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