Cultura
Entre el ballet clásico y la danza contemporánea
El Teatro Guadalajara del IMSS presenta los espectáculos Trilogía Llorona-Ópera barroca-Agua y Espacios lúdicos de la infancia
GUADALAJARA, JALISCO.- A pesar de su regreso al ballet como miembro de la Compañía de Danza Clásica y Neoclásica de Jalisco, la bailarina Sandra Soto no se olvida del lenguaje contemporáneo y retoma algunos de sus montajes anteriores para englobarlos en dos programas: Trilogía, que presenta este jueves y mañana, y Espacios lúdicos de la infancia, que podrá verse los próximos 23 y 24 de julio, ambos en el Teatro Guadalajara del IMSS, a las 20:30 horas.
"Me siento muy contenta de haber regresado al ballet; es un reto grande porque requiere de gran precisión, pero no voy a dejar de lado la danza contemporánea, por eso decidí retomar estos montajes", señala esta bailarina que también ha incursionado en la danza butoh en Japón.
En la pieza retrospectiva Espacios lúdicos de la infancia, Sandra Soto retoma elementos de su niñez: personajes, cierta música, algunos lugares y hasta un elemento tan sencillo como un par de zapatos cobran significado.
Trilogía está compuesta por las coreografías Llorona, inspirada en la celebración mexicana del Día de Muertos; Ópera barroca, surgida de la obra de Henry Purcell El rey Arturo; y Agua, que es un homenaje a Gastón Bachelard.
En ambos programas, como en la totalidad de las coreografías de Sandra Soto, la bailarina recurre a la danza butoh, pero a una búsqueda muy particular de ella, que le ha dado ya un sello propio. Es coreógrafa e intérprete de todas sus obras y hace un uso mínimo de elementos escenográficos: básicamente son ella, su cuerpo, el espacio escénico y las luces, salvo en Llorona, que utiliza velas, y en Agua, donde se vale del recurso del video.
Sandra Soto se formó en la danza clásica con Alex Zybin en el Ballet Guadalajara y después incursionó en el baile contemporáneo con el grupo Gineceo de la Universidad de Guadalajara con Adriana Quinto. Más tarde viajó a Japón, donde estudió butoh durante cuatro años con los maestros Kazuo Ohno, Yoshito Ohno y Tsatsumi Hijikata.
El Teatro Guadalajara del IMSS se ubica en avenida 16 de Septiembre 868, frente al Parque Agua Azul y los boletos para asistir a los espectáculos de Sandra Soto se venden en taquilla.
"Me siento muy contenta de haber regresado al ballet; es un reto grande porque requiere de gran precisión, pero no voy a dejar de lado la danza contemporánea, por eso decidí retomar estos montajes", señala esta bailarina que también ha incursionado en la danza butoh en Japón.
En la pieza retrospectiva Espacios lúdicos de la infancia, Sandra Soto retoma elementos de su niñez: personajes, cierta música, algunos lugares y hasta un elemento tan sencillo como un par de zapatos cobran significado.
Trilogía está compuesta por las coreografías Llorona, inspirada en la celebración mexicana del Día de Muertos; Ópera barroca, surgida de la obra de Henry Purcell El rey Arturo; y Agua, que es un homenaje a Gastón Bachelard.
En ambos programas, como en la totalidad de las coreografías de Sandra Soto, la bailarina recurre a la danza butoh, pero a una búsqueda muy particular de ella, que le ha dado ya un sello propio. Es coreógrafa e intérprete de todas sus obras y hace un uso mínimo de elementos escenográficos: básicamente son ella, su cuerpo, el espacio escénico y las luces, salvo en Llorona, que utiliza velas, y en Agua, donde se vale del recurso del video.
Sandra Soto se formó en la danza clásica con Alex Zybin en el Ballet Guadalajara y después incursionó en el baile contemporáneo con el grupo Gineceo de la Universidad de Guadalajara con Adriana Quinto. Más tarde viajó a Japón, donde estudió butoh durante cuatro años con los maestros Kazuo Ohno, Yoshito Ohno y Tsatsumi Hijikata.
El Teatro Guadalajara del IMSS se ubica en avenida 16 de Septiembre 868, frente al Parque Agua Azul y los boletos para asistir a los espectáculos de Sandra Soto se venden en taquilla.
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