Cultura

Encuentro con un cronista de dinosaurios

Juan Carlos Quezadas, ganador del premio Barco de Vapor 2012 de literatura infantil, estará en Guadalajara la próxima semana

GUADALAJARA, JALISCO (13/OCT/2012).- Juan Carlos Quezadas es escritor de literatura infantil. Paradójicamente, no sabe cómo explicarle a un infante cómo es que nace un libro y dónde surge la inspiración para ello. Pero eso no importa, las palabras e ideas siempre se alinean adecuadamente en su boca para hacerse entender.

Este autor mexicano –—ganador del premio Barco de Vapor 2012 otorgado por la editorial SM y Conaculta, por su novela Desde los ojos de un fantasma— se deja interrogar por la mente curiosa de un niño. Lo disfruta y siempre aprende algo nuevo. Los próximos días 17, 18 y 19 de octubre, Quezadas estará de visita en Guadalajara para ser blanco de entrevistas por alumnos de algunas primarias de la metrópoli tapatía, en un recorrido escolar organizado por INFOlectura, institución de esta casa editorial, cuya misión es promover la lectura.

Durante su estancia en la ciudad, Quezadas compartirá su obra Diario de un desenterrador de dinosaurios (de editorial El Naranjo), una historia en la que refleja a un niño, que posiblemente podría ser él.

Juan Carlos Quezadas dice que su infancia fue feliz. Tranquila. Normal. Donde la fantasía fue un elemento constante y fomentado siempre por sus padres. Es por ello que sus novelas siempre incitan a la imaginación, pero sin dejar de lado situaciones que bien pueden coincidir con el mundo real, exponiendo tramas que parten desde el primer amor, hasta roces de conflictos familiares, que logran exponer al lector “Una historia cotidiana”.

Si algo caracteriza a Juan Carlos Quezadas es su irrompible vínculo con los niños. A él lo invitan a charlar, y acepta gustoso. Las preguntas nunca son las mismas, pero sí similares. Los niños preguntan de todo, ellos quieren saber cómo es el oficio de un escritor y cuál es el lugar exacto para escribir.

“Explicar un libro a veces me cuesta mucho trabajo, porque son dos lenguajes distintos. Una cosa es escribir el libro que ya está completo en las páginas, y otra cosa es trasladarlo a una explicación oral. Yo prefiero que nos vayamos a otros temas”, comenta Quezadas, y añade “a veces hay preguntas muy complicadas que me cuesta responder sobre la inspiración, las ideas. A los niños les interesa saber de dónde parte el libro, cómo nace, dónde está la semillita que lo hace surgir”.

Sin embargo, Juan Carlos Quezadas asegura que al final de la charla lo que menos importa es el libro, pues la plática siempre se acentúa en aspectos de su vida normal, y eso es lo que más le gusta “porque (los niños) se dan cuenta que los escritores somos de carne y hueso, personas comunes y corrientes”.

El escritor se siente agradecido de tener esta proximidad con los lectores infantiles, pues a contrario de su educación, la lectura era algo que no tenía tanta difusión ni importancia y con un tono celoso en su voz afirma: “cuando era niño, nunca llevaron un escritor a mi escuela. Platicar con los niños es básico. No podría enfrentarme al texto ni a la página en blanco sin imaginarme que detrás estará un niño leyendo mi libro. Así me doy cuenta de cómo son mis lectores”.
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