Cultura
Encuentro con la esencia de lo humano
Una buena elección es clave para engancharse a las artes escénicas; tres teatristas dan pistas para tomar en cuenta
En una sociedad donde muchas actividades del mundo físico se volvieron virtuales, el valor de las artes escénicas como punto de conexión humana cobra mayor importancia. Algunos procesos de la vida diaria cambiaron para siempre al estar al alcance de un clic, pero eso no suple el valor de la convivencia física.
La actriz Vera Wilson, quien ha impartido talleres de iniciación al teatro, explica que en las artes escénicas “se establece una especie de simbiosis, un vínculo entre el espectador y el ejecutante; se crea como un universo propio que refleja y transforma la realidad al mismo tiempo”.
Abunda que los intérpretes entran en una convención con el espectador, y por ese instante, ambos creen en lo que está pasando, se dejan llevar y se “tocan” el uno al otro. “La presencia del público también influye en el actor, porque no puedes permanecer indiferente (...) a diferencia del cine, vas a ver al ejecutante sudando, si se le traba la lengua, y va a haber accidentes que no son fallas, sino que reafirman que esto eso es algo humano, que le dan frescura”.
En una ponencia sobre apreciación, la jefa del Departamento de Artes Escénicas del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), de la UdeG, Claudia Villalobos, explicó que “las artes escénicas abarcan todo el espectro que tiene un espectáculo vivo, el cual se termina en el momento en el que el actor, bailarín, danzante o performancero desaparece del escenario. Hablar de artes escénicas es también hablar de circo, de pantomima, de clown, de ballet”.
Y ese escenario no necesariamente es un teatro. Daniel Padilla, director general de la Compañía de Teatro de la Universidad Panamericana, aclara que el escenario puede ser también la calle, el transporte público o cualquier otro espacio físico donde convivan el público y el ejecutante.
Poco a poco, en Guadalajara se han multiplicado los espacios para llevar a cabo espectáculos de este tipo: desde los que acogen eventos de gran solemnidad —como el Degollado— hasta pequeños foros con iniciativas atrevidas —como el Estudio Tres23—. En la oferta cultural hay montajes de todos tamaños, colores y sabores, sin olvidar que la calle también es “tomada” por los intérpretes de manera recurrente. Sin embargo, ejecutantes y académicos coinciden en que aún hacen falta esfuerzos para que los formatos más sofisticados para que las artes escénicas lleguen a ojos y oídos de más público.
LA ELIMINACIÓN DE FRONTERAS
¿Qué prefiere: el cine o el teatro? La pregunta es más bien obsoleta, porque desde hace mucho tiempo que el teatro no es como el cine.
Así como la fotografía desafió el realismo de la pintura a principios del siglo pasado, motivando el surgimiento de las expresiones vanguardistas como el impresionismo, el nacimiento y la rápida comercialización del cine también generó rompimientos en las artes escénicas, particularmente en el teatro.
“El arte escénico actual está pidiendo interdisciplina, hibridaciones. Ahora hay espectáculos interdisciplinarios y transdisciplinarios. El teatro del cuerpo no es danza, no es teatro, sino teatro del cuerpo: donde tienes la dramaturgia del teatro y la estilización de la danza”, apunta Claudia Villalobos.
Esa característica demanda también que los ejecutantes tengan cada vez mayor preparación: que los bailarines sepan actuar, que los actores sepan cantar y que los músicos tengan nociones básicas que trasciendan la interpretación de sus instrumentos.
“Los músicos también tienen que saber actuar, porque tienen que entrar a escena y salir a escena. Queremos ver al pianista cómo le pega, cómo ataca y cómo acaricia las teclas. Queremos ver cómo su columna vertebral se mueve”.
EMPEZAR CON EL PIE DERECHO
La programación de artes escénicas suele acomodarse hacia el fin de la semana, aunque en los últimos tiempos se pueden ver montajes que incluso se presentan en lunes o martes; al final, cualquier día es bueno para disfrutar de un espectáculo en escena.
“Lo más importante es quitar el prejuicio de que en Guadalajara hay teatro malo. La verdad es que aquí se está generando muy buen teatro. Y si partimos de eso, de no esperar nada, podemos dar un buen primer paso”, recomienda Daniel Padilla, director de la Compañía de Teatro de la Universidad Panamericana.
Su consejo se extiende a cualquier tipo de arte escénica, pero advierte que lo principal es que el público haga bien su elección para ese primer acercamiento, “así como tú te informas muy bien para ir al cine, leyendo las críticas, eso es muy importante”.
La actriz Vera Wilson agrega que dentro de las artes escénicas, hay espectáculos dirigidos a la creación de nuevos públicos, más accesibles, y otros que confrontan directamente a la audiencia: “A veces la gente no quiere eso, sino que nomás se quiere sentar y ver algo. Hay otras personas que sí. Depende del actor y cómo lo aborden”.
Wilson también sugiere que los espectadores comiencen por buscar espectáculos de calidad, ya sea por la recomendación de boca en boca o por reseñas de la prensa, o de sitios especializados como voyalteatro.com
“De repente es increíble el poder que puede tener una obra que sí haga toda la diferencia, que haga que alguien decida volverse un aficionado. La verdad es que es una responsabilidad de nosotros no curar de espantos a la banda, que no digan ‘nunca me vuelvo a parar en un teatro’”.
La jefa del Departamento de Artes Escénicas del CUAAD, Claudia Villalobos, concuerda: “Es trabajo del creador y del ejecutante que el espectáculo escénico tenga códigos creíbles para los espectadores. Yo no le puedo echar la culpa al público porque no le gusta la obra o porque no la entiende, sino que tengo que pensar qué es lo que está fallando en el dispositivo escénico”.
LOS INTÉRPRETES GANAN VOZ
Hasta hace unos años, los ejecutantes no eran considerados creativos. Es decir: el mayor mérito casi siempre iba para el coreógrafo, director o dramaturgo. Eso está empezando a cambiar. Recientemente se les ha otorgado más crédito, porque muchas de las cosas que aportan se quedan en la puesta en escena.
En el camino a la interdisciplinariedad, una de las rutas más transitadas es la de la experimentación, lo que en pocas palabras se define como lo que se aleja de lo conocido, de lo comercial.
“Lo comercial es lo que ya está probado que funciona. Es decir, ya lo vieron en otro lado y te da una garantía de que va a ser aprobado por el segmento del público al que va dirigido, y no necesariamente tiene que ser familiar o infantil”, precisa Daniel Padilla. “En la otra cara de la moneda está lo experimental, que más que nada está dirigido a personas especializadas en el tema, que ya tengan más educación”.
Pero no sólo en el teatro hay experimentación. La danza contemporánea bebe de ella, y precisamente nació en oposición a la rigidez técnica y la linealidad del ballet.
“La música sola nos cuenta una historia, a eso hay que agregarle movimiento, el tempo, las atmósferas, y entonces tienes una lectura abstracta. El teatro tiene las dos: lineales o abstractas”, explica Claudia Villalobos.
Entre esas lecturas, hay matices que se nutren por el contacto humano. La actriz Vera Wilson dice: “A veces estás a menos de un metro del ejecutante, y sí impone”.
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