Cultura
En el abandono, decenas de fincas con valor histórico
Aunque existen varios inventarios oficiales sobre inmuebles de valor patrimonial en Guadalajara, los que hay están incompletos o desactualizados
“Se salieron todos porque se estaba cayendo”, cuenta Felipe Bricio, dueño de un taller de motoservicio que lleva su nombre a unos pocos metros de la construcción. “Los dueños viven aquí a la vuelta y ya no le quieren meter dinero. Nada más están al pendiente de que no se les meta nadie”.
Felipe Bricio asegura que el edificio da mala imagen a la zona: “Aquí viene la gente a hacer sus necesidades y a tirar basura porque la autoridad ni por error se para por aquí”.
La finca es un monumento histórico protegido por la ley federal y que debería ser conservado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se encuentra en total abandono y luce una placa del Ayuntamiento que advierte de un proceso de embargo en su contra.
Este edificio del siglo XIX es parte de las 21 fincas protegidas por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos que se encuentran en riesgo en el primer cuadro de la Ciudad, es decir, que tienen un estado de conservación deficiente, según información del Ayuntamiento tapatío.
Uno de los casos más significativos es el de la Casa Baeza Alzaga, inmueble del siglo XIX propiedad del Ayuntamiento.
Si bien la ley señala que es obligación de los dueños conservar y restaurar las fincas, también otorga al INAH la facultad de llevar a cabo estos trabajos en caso de que el titular no lo haga. Sin embargo, la vivienda se encuentra en estado ruinoso y este año sufrió un derrumbe parcial que terminó con su fachada norte.
Este medio pidió al Instituto entrevista con la delegada en Jalisco, Martha Lorenza López Mestas Camberos sin obtener respuesta.
Sin padrón actualizado
Existen al menos tres inventarios, realizados por el mismo número de instancias, que enlistan los inmuebles de valor patrimonial en Guadalajara, pero están incompletos, desactualizados o en proceso de construcción.
El registro a cargo del INAH agrupa todas las fincas construidas hasta el siglo XIX y el inventario de la Secretaría de Cultura, las propiedades construidas después del año 1900. El único catálogo que enlista ambos tipos de fincas es el realizado por el Patronato del Centro Histórico, pero está desactualizado pues se realizó en un lapso de nueve años.
“El patrimonio cultural es un ente vivo. Las circunstancias en cómo se encuentra, si existe o no existe es algo que se tiene actualizado”, afirmó Julio Herrera, director de Patrimonio Artístico e Histórico de la Secretaría de Cultura del Estado. “Muchas de las fincas se han restituido, muchas se perdieron, muchas se adaptaron. Todos los elementos del inventario, en el caso de los inmuebles, están identificados en una zona de conservación”.
La Ley de Patrimonio Cultural del Estado de Jalisco y sus Municipios obliga a la Secretaría de Cultura a elaborar el inventario. “Ha sido una labor titánica construir este inventario”, aseguró. En la actualidad, se encuentran actualizando el padrón. Lo publicarán durante la primera quincena de noviembre.
“El catálogo es el único instrumento que tenemos para conocer el estado de los inmuebles. Requiere un levantamiento técnicamente bien hecho y especializado”, explicó Carlos Ramírez Castro, director del Patronato del Centro Histórico.
Ramírez Castro precisó que el catálogo del Patronato comenzó a realizarse desde 2002, cuando se hizo el levantamiento de 50% de las fincas, sobre todo las del primer cuadro. En 2003, se realizó de 32% y en los siguientes siete años se hizo lo propio con 28% restante. En el 2011, se llevó a cabo el levantamiento en la zona de San Juan de Dios pues, por las características de inseguridad del área, tuvieron que hacerlo acompañados de la policía.
El arquitecto aceptó que su padrón está desactualizado. Señaló que el Reglamento del Patronato indica que se debe hacer pero no cuándo.
En el Artículo 5, fracción VII, del Reglamento del Patronato del Centro Histórico, se establece como una de sus atribuciones es realizar el inventario de monumentos públicos. Sin embargo, no especifica cuándo se tiene que actualizar, ni tampoco en cuánto tiempo se tiene que realizar.
Barcelona, un ejemplo de rescate urbano
Tras los Juegos Olímpicos de 1992, se detonó de manera importante el turismo en la ciudad de Barcelona. Ante este fenómeno, el Gobierno decidió rehabilitar el Centro histórico y sus monumentos.
“El sector público hizo sinergias con las cúpulas empresariales, comercio e iglesia para rescatar, rehabilitar y recuperar muchos monumentos con base en estudios científicos que hicieron las universidades”, explicó el maestro Manuel Quintero Villa
El académico señaló que todas las fincas y monumentos que se encontraban en el cuadrante del Centro Histórico fueron habilitados como casas habitaciones y mucha población ha hecho de esos espacios su vivienda. ‘’Así se da vida a los centros’’.
‘’El Gobierno consideró que una buena imagen urbana atrae a visitantes, también rehabilitaron las banquetas y las paradas de los autobuses; arreglaron su sistema de trenes y con ello cambiaron la movilidad de la ciudad”, refirió.
Quintero Villa indicó que instituciones culturales crearon documentos sobre los inmuebles de mayor valor patrimonial para contar sus historias y leyendas. “Lograron posicionar a Barcelona como una ciudad cultural y turística”.
El desdén se remonta a la Independencia
El arquitecto Carlos Ramírez Castro, director del Patronato del Centro Histórico, señala que el desdén por las casas patrimoniales se remonta a la Independencia de México pues los insurgentes buscaban borrar toda huella de lo colonial.
“’Durante la Guerra de Reforma, con las luchas de los liberales contra los conservadores siguió la pérdida. El convento de Santo Domingo fue destruido durante una batalla en el Centro de la ciudad. Y ha seguido con el Porfiriato y luego con el Gobierno revolucionario; ha sido poner capa sobre capa a un Centro Histórico que no aguanta más. La silueta de la ciudad colonial se perdió”, señaló.
Ramírez Castro consideró que el siglo XIX fue ‘’desastroso’’ para el patrimonio, que inició cuando Porfirio Díaz realizó la obra para entubar el Río San Juan de Dios. ‘’Se perdió un elemento natural y se puso en peligro, al grado casi de extinción, a los manantiales del Agua Azul”.
“Luego, en los cincuenta, se abrió Avenida Alcalde y solamente ahí se perdieron cerca de 200 inmuebles coloniales importantes. Con la apertura de Vallarta, Hidalgo y Federalismo el Centro y sus barrios quedaron partidos”, explicó.
Tan sólo con la apertura de Avenida Vallarta, se acabó con la mayor parte del ex Convento del Carmen y la construcción de Avenida Alcalde acabó con el Palacio del Arzobispado.
“Esto continuó en los ochenta, cuando se construyó Plaza Tapatía y hubo una destrucción patrimonial tremenda”, recordó.
El director del Patronato refirió que ante la actitud pública de desdén por la antiguo, el sector privado ha actuado de la misma forma.
“Bajo estas circunstancias cuesta mucho trabajo establecer una política pública de conservación”.
Expertos piden cambio de políticas
Cambios en las políticas públicas, repoblar el Centro Histórico, ordenar las rutas del transporte público y hacer cumplir las leyes, son algunas medidas que piden expertos en el tema para proteger a las casas patrimoniales.
‘’En todo el mundo se busca dirigir los centros históricos hacia actividades turísticas y culturales. En Guadalajara hay la necesidad de repoblar el Centro porque está solo. Hay que traer familias jóvenes de buen nivel educativo que alienten preservar la riqueza cultural de la zona’’, señaló Carlos Ramírez Castro, director del Patronato del Centro Histórico, y explicó que para hacer habitable el primer cuadro, se debe ordenar el transporte público.
Ramírez Castro también consideró que ha fallado el marco legal que protege a las fincas. ‘’No hay nadie que haga cumplir al propietario sus obligaciones’’.
El urbanista Juan Palomar Verea señaló que hacen falta esquemas financieros, arquitectónicos y urbanos que puedan conciliarse para darles un uso a las fincas patrimoniales que garantice su vigencia.
‘’Hay que encontrarles un destino viable para sus dueños, arquitectónicamente aceptable y que aporte a la ciudad’’.
Síguenos en