Cultura

En el Foro Expo, las marimbas y el jazz evitaron un ''desastre''

Jazz, sones, danzones y ritmos folclóricos se escucharon en la Expo Guadalajara

GUADALAJARA, JALISCO (29/NOV/2011).- Fue la noche de marimbas más festiva que haya vivido Guadalajara en mucho tiempo: el doble concierto que cerró la jornada de este martes en la XXV Feria Internacional del Libro reunió al trío alemán de jazz DRA, comandado por el vibrafonista Christopher Dell, y al ensamble chiapaneco Na’Rimbo, dueño de un particular estilo que fusiona música tradicional del Istmo de Tehuantepec con jazz latino. Y si los primeros —batería, contrabajo y vibráfono— arrancaron con una alegre ejecución de ocho piezas entre la experimentación y lo festivo, los segundos se convirtieron en los reyes de la noche con su combinación de zapateados, danzones y sones chiapanecos a ocho manos en la marimba y el vibráfono más batería, guitarra, percusiones y teclados. Todo funcionó muy bien. Tanto que, bendito sea el jazz, hasta el semidesastre de sonido que fue anoche el Foro Expo contribuyó a la improvisación y al gusto de las poco más de mil personas reunidas en el sitio.

Primero, desde Alemania. Christopher Dell, considerado uno de los mejores vibrafonistas del mundo, encabezó a un trío decidido a divertirse con una experimental propuesta. Al contrabajo, Christian Ramond, y Felix Astor en la batería, ensayaron casi una hora de jazz lleno de improvisación, síncopas y sonoridades que exhibieron la capacidad de los músicos con tres instrumentos combinados de formas sorprendentes. Los monitores los mostraron sonrientes mientras se comunicaban para acometer cada tema, y Dell lució su virtuosismo ante el instrumento, pariente de la marimba, con un despliegue de energía como ''frontman'' de banda de rock que se ganó el entusiasmo del auditorio.

Fueron la viva imagen del buen humor y, cuando un camión, desde Mariano Otero, lanzó sus claxonazos, los músicos lo agradecieron con una sonrisa. De hecho, mientras tocaban los alemanes de DRA sonaron cuatro “bocinazos”, breves pero claras explosiones en medio de sus ocho temas, aunque distrajeron a muy pocos.

El público respondió complaciente, aunque un poco asombrado por el singular sonido de DRA, pese al frío de 6 grados que se coló por todo el Foro, y las piezas de DRA fueron arrancando espontáneas reacciones. Para el número final, Dell pidió las palmas de la gente y los tres músicos terminaron organizando una pequeña improvisación con puros aplausos. Y hubo más aplausos todavía cuando se despidieron.

Eso era una fiesta. Pero pasadas las 22:00 horas salieron al escenario los ocho jóvenes de Na’Rimbo y todo se transformó en una pachanga. Sones, danzones y ritmos folclóricos fueron mucho más familiares a los tapatíos del Foro Expo y, entonces sí, la gente respondió con repetidos momentos de silbidos y aplausos.

El final de la primera pieza ya hizo ponerse a la gente de pie y los posteriores, entre más aplausos, no bajaron en intensidad. ¿Cuánto le gustó Na’Rimbo al público? Pongámoslo así: de repente estalló ese sonido agudo e insoportable que se produce cuando un micrófono funciona mal. Un concierto normal habría quedado arruinado. Pero la gente, que iba a taparse los oídos, vio cómo marimbistas y los demás músicos seguían tocando. Eso era fusión. Nada los detuvo.

El concierto fue dirigiéndose a las 23:00 horas y Na’Rimbo tocó “Naila”, otro son chiapaneco, y preparó su ''palomazo'' con DRA, no sin antes agradecer a la gente del equipo de audio del Foro, “porque sabemos que somos un grupo medio difícil”. Éste duró 18 minutos y fue con el famoso danzón “Nereidas”. Christopher Dall fue convocado a una exhibición casi gimnástica de vibráfono y también invitado a la marimba. A estas alturas, la gente medio helada aplaudía y festejaba cada nuevo momento y, aunque muchas sillas más se veían abandonadas, la fiesta continuaba.

Al final, despedida conjunta, venta de discos de Na’Rimbo —que dijeron que sus discos podrían estar a la venta en el stand de Pentagrama— y felicitaciones del público que se quedó. El encanto de las marimbas y los vibráfonos quedaba hecho: hoy ya sabemos que este tipo de jazz es capaz de evitar hasta el desastre.

EL INFORMADOR / IVÁN GONZÁLEZ VEGA
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