Cultura
En defensa del cuento como un ‘‘arte mayor’’
El autor establece un estrecho diálogo entre la literatura y el arte contemporáneo
En este libro publicado por la editorial Páginas de Espuma, su autor establece un estrecho diálogo entre la literatura y el arte contemporáneo. Mirar al agua bucea en el collage, en los colores de Mondrian y en elucubraciones sobre la belleza.
Los 16 cuentos contenidos en el volumen son a veces duros, de temáticas ásperas, amargas como la vida cuando se empecina en retorcerse y hacerse difícil. Por las páginas de Mirar al agua transcurren las historias de una joven y prometedora artista cuya existencia se trunca en la miseria y la reivindicación; los trabajos literarios de un jovencísimo preso enfermo de cáncer; las impresiones de una periodista en la presionada Palestina; un matrimonio que pierde a un hijo a las puertas de la juventud en un accidente; las rencillas entre críticos y escritores…
Sobre la razón de la dureza y lo desgarrador de algunas historias de Mirar al agua, Sáez Ibarra manifiesta que “creo que ningún autor elige sus temas, sino que éstos nacen con él y lo acompañan. Uno puede tratar de explicarlo, siempre a posteriori, y en ese intento se me ocurren algunas consideraciones: mis primeras lecturas adolescentes incluyeron a Poe, el padre del cuento, cuya intensidad y dramatismo quizá he heredado, junto a otros autores leídos entonces, como Lorca, Buero Ballejo y Cela. Por otro lado, mi visión dramática -no diré trágica- de la realidad en que vivimos y también el hecho de escribir a menudo a partir de un problema, una inquietud, una pregunta… O acaso todo sea cuestión de mi propio carácter”.
A través de Mirar al agua, Sáez Ibarra reclama el espacio literario que el cuento merece en un momento en el que la novela es la reina de los corazones de la mayoría de los lectores. Reivindica el cuento como un “arte mayor” y defiende que el relato debe ser “profundo, atractivo y emocionante”.
A. Martín
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